Soy
La persona que dijo que las putas nos sentamos en una cama y hacemos de psicólogas, probablemente fue a la universidad y se sacó el título chupando pollas, por lo que al final, vio normal hacerle lo mismo a sus pacientes. Cada quién su vida, la verdad, yo en lo personal entiendo que el sexo es una herramienta poderosa, algo que los hombres quieren en mí y han tomado sin mi permiso durante toda la vida. El sexo para mí en una época de mi vida representó protección para mis amigas y comodidades para mí, luego, se convirtió en la herramienta con la que me compraba droga, a falta de dinero siempre hay sexo del bueno y en la actualidad el sexo representa la clave para mi independencia. Esta vida llena de lujos, esta vida de privilegios sin un título universitario o un marido rico no podría permitírmelo.
Me presento, mi nombre es Mina Smirnova y me dedico a una de ala profesiones más mal pagadas y viejas del mundo, la prostitución. Para empezar voy a desmentir algunas cosas de mi trabajo:
1. No es fácil.
2. No siempre tenemos ganas de sexo.
3. Hay cinco a siete días del mes en el que nos ponemos mucho más ingeniosas cuando queremos dinero.
4. Es solitario y siempre hay muchas más opiniones de las necesarias.
5. Es denigrante, pero yo, en lo personal, creo que todos en la vida tenemos un precio y a mí hasta el momento me pagan el correcto.
Dejando esto claro, no quiero que piensen que soy una simple puta o que estoy triste por serlo. Yo soy una escort; lo que se considera dama de compañía y amante de alto perfil. Me pagan un 60 % de mis ganancias, mis clientes están analizados, situamos de una vida de lujos que ellos costean y yo les atiendo como nunca nadie les ha atendido.
En este momento, tengo tres clientes importantes. Estoy atendiendo a Raúl, un empresario relevante de piezas automotrices, que pasa una o dos semanas al mes en Mainvillage. En lugar de discutir con su mujer y atender a sus hijos, viene y disfruta conmigo de unos días de desconexión y placer, paga fenomenal. Casi siempre en especies y es muy apasionado, lo que más me gusta es que es guapo, si yo fuese en la calle definitivamente me giraría a mirarlo y si le hubiese conocido en un contexto de oficina, también me lo hubiese cogido.
Felipe, mi segundo cliente, es un poco menos atractivo que a lo que estoy acostumbrada. Él no se ejercita excesivamente ni tiene ese sentido de grandeza, en cierta forma sigue siendo un niñato que al que le pagan por jugar en el computador y creo que su incapacidad para socializar le ha traído a mis brazos. En cierta forma; somos amigos, pero nuestra relación está muy llena del sexo que con facilidad podría conseguir si se lo propusiera.
Por último, y no menos importante, estoy rompiendo una de las reglas más importantes de la prostitución al atender Álvaro, mi proxeneta, él tiene sus reglas y yo las mías, y si al principio me ha parecido, divertido, intenso y sexy todo entre nosotros, ahora me parece… espectacular y opino que podría ser algo más.
Enamorarse ce un cliente es lo peor que uno puede hacer. Todas las escorts lo saben y los clientes lo entienden, cuando alguien está desarrollando sentimientos es mejor cortar por lo sano que complicar la vida de todos los que nos rodea. Cuando se trata de tu jefe es el doble de difícil porque no pienso renunciar al dinero o las comodidades que mi trabajo ameritan, sin embargo; si me he caracterizado de alguna forma en la vida es de lograr todo lo que me propongo y sé que los humanos tenemos la capacidad de cambiar, por eso, haré que Álvaro cambie de opinión.