Es familia...

1415 Words
Demetrio había estado encima de mí durante los últimos tres días, proveyendo medicamentos, sabiduría y compartiendo momentos de descanso. La verdad no preguntó dónde cree su familia que está, simplemente disfruto de su compañía. Eso sí, no es fácil, Demetrio es un hombre que no ha sabido entender que no me gusta el sushi y ha comprado sushi y una ensalada de cangrejo, y yo de verdad lo veo todo y él me ve esperando que me emocione junto a él. —No quiero ofenderte, pero no me gusta el sushi. —Pregunté porque sé que a la gente le gusta y es sano y se ve bonito, yo tampoco como sushi. —¿En serio? —Sí, soy alérgico —le miro y él ríe—, no me gusta la textura, ¿feliz? —¿Feliz? —Muy feliz —los dos reímos. —¿De quién es esto? El intercomunicador con el lobby sonó y fui a investigarlo, los vecinos tomaron el pedido equivocado y tenían nuestra lasaña, comida deliciosa, normal, llena de queso, levanta ánimos. Yo voy a devolver el montón de sushi en bandejas a la recepción, y el vecino parece agradecido porque su novia es intolerante a la lactosa. —Mi papá es alérgico. —Al pescado. —No, al sushi en general —el joven ríe y el recepcionista también— gracias por devolvernos nuestra cena. —Ey —dice Felipe mientras ingresa, mi novio se acerca a mí y me da un beso en la mejilla—. Buenas noches —saluda al joven de recepción e ignora al vecino. Los tres caminamos hacia el elevador, y le cuento a Felipe de la confusión con la comida, y él sonríe antes de rodearme con su brazo. El vecino se baja, y ambos nos despedimos. Felipe toca el botón para cerrar y después coloca el pin de mi apartamento, el elevador de inmediato se dirige hacia nuestro piso, y los dos entramos en casa. Enzo está haciendo sus necesidades en el zacate que mi papá le ha traído, este le aplaude y le recuerda limpiarse las patitas en un trapo que ha puesto, y después le llena de treats. —Sí, Enzo, muy bien —él celebra mientras mueve el rabo alrededor de mi padre, y este ríe—. Ya casi lo hace 100 % solo. —Eres muy buen entrenador. —Crecí en el campo —responde Demetrio—. ¿Esa es nuestra cena? —¿Por cuántos días más estará aquí? —pregunta mi novio a mi padre. —Los que hagan falta, Felipe. —Ahh, mira, por todo lo alto, salsa blanca, roja y rosada, cómo elegir —comento mientras desempaco las bandejas con lasaña para cambiarles el tema. —Huele espectacular, cenen ustedes, yo tomaré una ducha y recibiré una reunión en tu oficina. ¿Te molesta? —No, mi amor, necesitas trabajar —Felipe pasa una de sus manos por mis nalgas y me hace prometer que guardaré energías. Demetrio va a poner su canal de historia y ve algo sobre las guerras como todas las noches, me parece rarísimo, pero igual me sirvo un poco de comida y me siento a su lado. Él me pone al día con su programa, y leo un mensaje de Brenda. Brenda ¿Estás bien? Mina Sí. Brenda ¿Por qué no me has hablado? Mina Tuve un problema en el trabajo, no he tenido cabeza para nada, pero estoy bien. ¿Tú? Brenda Mucho trabajo, papá ha conseguido algo y con la beca ya hemos logrado cancelar el cuatrimestre. Mina Wow, las ventas estuvieron increíbles. Brenda Bastantes, Felipe ha pedido para su empresa varias veces y nos ha recomendado bastante. Sonrío y le reenvío el mensaje a mi novio. Felipe Los chicos quedan encantados, y Brenda no siente que le regalo nada, solo... son órdenes un poco pesadas. Mina Te amo, no tienes que hacerlo, pero te amo y te agradezco esos detalles. —¿Viste a los niños? —Tengo una hermana, por parte de mamá. —¿En serio...? Cómo... —Cuando me dieron mi papel con los datos de adopción venía tu nombre completo y el de ella, unos años después mi mejor amiga recibió sus papeles y vi el mismo nombre y apellido, la misma fecha de nacimiento. —¿Cómo se llama? —Brenda, es cuatro años menor que yo, morena, alta, delgada, no nos parecemos en realidad, pero conozco a su padre y creo que ella debe parecerse mucho a nuestra mamá. —¿Lo sabe? —No. —¿No se lo vas a decir? —Que somos hermanas —pregunto—. No, Brenda odia a su mamá y no quiere saber nunca nada de ella, además ya somos como hermanas. ¿Para qué poner tensión a las cosas? —No es egoísta guardarle información. —Es lo mejor para ambas, siempre nos hemos tenido. ¿Qué tal si esto lo arruina? —¿Qué tal si la invitas a comer? —¿No será incómodo para ti? —No, yo de verdad quiero ser parte de tu vida. Masha regresa en un par de meses a Mainvillage, planeo sentarla y decirle, y espero que no me mate, para poder ver a tus hijos crecer. Hablaré con Alicia y mis hijos tan pronto como se lo diga a mi madre. Probablemente, me mude acá porque no querrán hablarme, pero te prometo que no estarán molestos contigo. —¿Cómo lo sabes? —Mis hijos no tienen cinco años, todos tienen casas, profesiones, esposos —él se encoge de hombros—. Mi esposa sabe que siempre podemos divorciarnos. —No te importa mucho nada —pregunto, y él se ríe. —Me importan más mis hijos que mi esposa, eso es horrible, pero es verdad. —Es verdaderamente horrible. —Si me divorcio ahora, podría brincar directo a la tercer esposa, veinte años menor. —No... no estamos listos para este tipo de relación. Los dos nos reímos, y él regresa su atención a la pantalla. Demetrio eligió la habitación más lejana a la nuestra para descansar, pero aún así es incómodo tenerle cerca mientras Felipe y yo estamos en la cama, jugueteando el uno con el otro. —No pares —ruega mi novio. —Estoy pensando en el eco. —No hay eco por los muebles. —Creo que se me fue la mano con el minimal. —Mina, concéntrate —exige Felipe mientras pone su mano alrededor de la mía. Yo continúo deslizándola lentamente alrededor de su m*****o erecto. Él me besa el cuello y toma uno de mis pechos, lo oprime, y me concentro un poco más en su placer. Felipe quita mi mano de su m*****o y va repartiendo besos por mi cuerpo. Abre los botones de mi pijama y besa mis pezones, y continúa descendiendo y repartiendo besos por mi abdomen. Felipe hace unos días preguntó si el sexo era incómodo para mí, debido a lo que viví en la infancia. El sexo siempre es muchas cosas, pero creo que depende mucho de la persona. Felipe puede estar haciendo una guarrada, pero la hace conmigo, no hacia mí. Su fin nunca es destruirme emocionalmente, avergonzarme o lastimarme, siempre es que disfrutemos y nos desbordemos de placer. Recordé haber tenido sexo en la calle, y se sentía mal porque era como robarme la oportunidad de vivir. Estaba poniendo en riesgo mi salud, mi cuerpo, mi vida, poniendo muchísimas cosas en juego, y siempre había heridas: mis rodillas, mis manos, mi boca, todo mi cuerpo se sentía ultrajado. El sexo con Raúl, por ejemplo, era mucho más normal, apasionado, sexy, intenso, pero me sentía protegida. Incluso, cuando Álvaro me tuvo aprisionada contra la pared de mi casa, con sus manos alrededor de mi cuello mientras me penetraba violentamente, era diferente. Mi cerebro sabía que era poco probable que después sacara un cuchillo y me asesinara. La diferencia entre ellos y mi pasado es que no hay un riesgo de muerte, un dolor insoportable, una cicatriz física y emocional. El sexo con Felipe es fantástico. Está lleno de estímulos, de caricias, pasión, romance y es perfecto, simplemente perfecto como nuestros cuerpos se mueven al unísono, como puedo anticipar sus necesidades y él las más. El simple hecho de estar juntos medio desnudos es impresionante, pero, especialmente para mí tenerle encima empujando mientras me acaricia hasta que alcanzamos el orgasmo, eso es perfecto.
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