¿Qué tengo que hacer?

1311 Words
Durante varios meses pensé en resistirme al cambio de vida. Pasé seis meses desintoxicándome sin ir a terapia, sin ir a las charlas. Fue un domingo familiar en el cual me obligaron a bajar. Quería avergonzar más a mi padre por tenerme ahí, así que bajé con una de las pijamas de la tienda del centro médico, totalmente blanco con el cabello largo en un moño y las pantuflas. Caminé en busca de mi padre y no lo encontré, en su lugar la vi a ella, Brenda. Mi amiga se acerca y me da un abrazo, uno largo. —Pensé que algo malo te había pasado. —Solo estoy encerrada aquí. —Hablé con tu padre por teléfono y me envió un auto y me explicó que no puedes salir, pero… puedes tratarte Mina. —¿Vienes a regañarme? —No… estoy vendiendo comida en el barrio y decidí venir a venderte a ti —bromeó Brenda. —cuando salgas, ya le he dicho a mi papá que vas a venir a vivir con ostras y vas a vender y tal vez quieras ir a la universidad. —Ay, no, sabes que es un dineral y me cuesta. —Esto, es un dineral y el auto en el que vine, seguro que te puede ayudar. —Sabes, Brenda, se me antoja, comerme una empanada de camarón contigo al lado de la piscina mientras vemos el atardecer. —Mina, solo quiero que estés bien. —Estoy limpia. —¿Y cuál es el plan vivir encerrada aquí toda la vida? —pregunta la joven. —Me dan cinco tiempos de comida, hay un entrenador personal que me saca de la cama todos los días y me insulta. A veces me dejan ver películas y hay un montón de libros buenísimos, por no hablar de la piscina. Brenda se ríe y señala lo mucho que tengo miedo de vivir, fracasar y perder el control. —Estás en pausa y eso es una pérdida de tiempo. Esto está a tres horas de mi casa y las próximas veces seguro tendré que veniren bus, así que no será muy seguido. Brenda me cuenta de su universidad, el préstamo que han sacado y como así tiene que partirse el lomo, pero parece feliz, tres horas más tarde que me supieron a nada, mi terapeuta nos dice que la visita ha acabado. Brenda me mira y me da un abrazo largo mientras me hace prometer que voy a buscar la mejor solución para mí. El terapeuta me pregunta si quiero hablar después de ver a Brenda y mi respuesta es: —Si me das algo para fumar, puede que hable. —Carmina, aquí no hay ni café. —¿Qué he estado tomando? —Descafeinado—responde el médico. —Sabe a culo. ¿Ahora... qué tengo que hacer para salir de aquí? —preguntó mientras me acerco y Jeffrey se ríen. —No intentar seducirme porque eso te agrega meses. Ahora, estás en cero, limpia, sin síndrome de abstinencia, pero quieres consumir, necesitas algo que te estimule. —Ese es el problema, no quiero hacer nada. Quiero … Morirme, pero sé que a Brenda le dolerá y creo que la vida no puede ser así, toda oscura y llena de mierda. —¿Qué te gustaría para el futuro? —No estoy segura… —¿De lo que quieres hacer o si decirlo? —Decirlo. —No me pagan por juzgarte, me pagan por analizar cómo estás para saber si puedes ir a la siguiente etapa o si necesitas terapia si el enfoque de lo que planeas va a hacerte recaer o va a ayudarte a coexistir con tu enfermedad. De igual manera, no planeo ir a ningún lado, así que se lo conté. Cuando mi papá me empezó a pagar el apartamento en un vecindario de lujo, amplio, luminoso, en el centro de la ciudad, con guarda de seguridad en la puerta que me subía las bolas con la compra, cuando vivía ahí. Estaba a dos kilómetros del parque de los patos. Todos en Mainvillage está obsesionado con el lugar, es precioso. Yo también lo adoro, así que me levantaba temprano y caminaba por ahí, desayunaba, almorzaba y pasaba casi todo el día viendo a la gente pasar, los animales, los niños, pero sus favoritas eran las amas de casa. Algunas iban a correr en la mañana luego hacían yoga al medio día, en la tarde regresaban con sus hijos después de recogerlos y los observaban jugar mientras tomaban café y conversaban con amigas y hermanas. —¿Tú quieres ser ama de casa o quieres una familia? —¿Eso cuenta como un trabajo verdad…? —Bueno… sí, pero, no hay requisitos. —Vale, me gusta. —Mina ser ama de casa no es fácil, probablemente ves a las amas de casa ricas de Mainvillage no a las amas de casa promedio que no tiene chofer ni chef y tiene que quedarse en casa haciendo todo y más por sus familias. Hay muchos tipos de amas de casas y viene con muchas obligaciones. Eres joven. —Me preguntaste qué quería. —Bueno, en el programa te enseñan a fortalecer lo que quieres para que sea más fácil adaptarte a un estilo de vida. Aprendí todo lo necesario para ser una buena esposa, me convertí en administradora, barista, chef mediocre, adopté un deporte, un estilo de vida saludable, en el que no me obsesiona nada, voy a terapia todas las semanas y aprendo nuevas cosas como idiomas, y llevo una especie de cursos sobre historia y pintura. Suena a que algún día seré el ama de casa perfecta. En realidad, no sé qué quiero, no me siento lista para nada. No estoy lista para estar por mi cuenta. —Mina, has pasado dos años internada. —Ya, sí, es demasiado tiempo. —Sí, es momento de que te pongas a prueba a ti misma. —¿Qué quiere decir eso? —Podemos ayudarte a iniciar el proceso universitario, recomendarte para un trabajo de medio tiempo como barista o mesera o lo que quieras, la verdad has tomado más cursos que la mayoría de personas. —Gracias. —No es un cumplido, eso denota inestabilidad emocional. —Termino todo lo que comienzo. —Claro, excepto la terapia en la que hablas de cosas como el próximo color de tus uñas y preparas degustaciones de chocolates. —Es eso o nada, qué voy a contarte si te le dicen todo. —Podemos hablar de tu infancia. —¿Entonces… quieres que me vaya? —Quiero que consigas un empleo, casa y una rutina. Quiero que vengas a terapia dos veces pro semana e iremos soltando. —¿Cuándo me puedo ir? El terapeuta suspiró poco convencido me explicó que el programa de una forma u otra continuaba. Me dijo que estaba seguro de que si me lo proponía podía iniciar una vida maravillosa, una vida llena de propósito. Yo no había nada de eso, nada de vivir si no era institucionalizada, viví mi infancia en un orfanato, luego la calle y casi me mato y ahora aquí, esta era mi casa, pero tenía que encontrar la forma de vivir como la otra gente o sola. El día de mi salida llamé a Brenda para que viniera por mí y con la esperanza de que me pudiesen hacer un hueco en su casa. Ella y su padre pidieron prestado un auto y vinieron a llevarme a casa. Rodrigo, su padre, tenía un par de reglas; cero drogas y cero sexo en su casa. Yo me sentía lista para no consumir, no es como si se me hubiese pasado, la verdad, dos años limpia, trabajando en mí misma, en mantenerme viva y sana, y mostrándome de lo que soy capaz con mi fuerza de voluntad me tenían muy optimista.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD