De regreso en el carruaje Silvana no preguntó el por qué tardaron tanto o qué estaban haciendo, era bastante obvio y el príncipe lo sabía, por eso permaneció en el carruaje esperando por ella – te compensaré. Silvana se preguntó sí lo hacía por culpa, y la respuesta no importaba – ya lo hizo, cenar con mi familia era todo lo que deseaba. – Me sentiré en deuda sí no me pides algo y será peor para mí, elige tu compensación, pasar una tarde con ese imbécil que no es un hombre completo, debió ser como el infierno. Era interesante el concepto, para el príncipe tener una pierna de madera se consideraba una discapacidad, para ella, no ser capaz de controlar sus deseos ni tomar decisiones propias, era lo que definía a un ¡imbécil! – son sus celos hablando, pasé una tarde agradable y tuve una co