La lista de invitados, ordenados por mesas, lugares y posiciones, los adornos florales, centros de mesa, servilletas, vestidos y en un día libre, dos obras de arte traídas de la galería para adornar el salón. – Es muy eficiente – admitió la señora Ramses mirando a Silvana despectivamente. – Mi hija siempre lo ha sido – intervino la señora Santes – inteligente, detallista y muy metódica, desde pequeña tenía ese talento. La señora Ramses se sintió muy molesta – quien organizó el banquete fue la emperatriz, la señorita Santes ayuda con los arreglos. Entre las tres mujeres hubo una clara línea, la señora Stephen y la señora Santes apoyaban a Silvana, mientras que la señora Ramses minimizaba su esfuerzo y la última persona en opinar fue la emperatriz, dada su posición, el lado que eligiera