Con cuidado de no dejarla caer, con el seguro atrapo el aro plateado y suelto. Admiro frente al espejo lo hermosa que es. Brilla muchísimo y cada diamante verde esmeralda resalta tanto que es imposible pasar desapercibido. Siete esmeraldas en forma octagonal que conforman un total de ciento veintidós quilates incrustados, en una gargantilla de noventa y cinco quilates de diamantes forjados en oro blanco. «Una pieza de la alta joyería creada por Chopard obsequiada por mi suegra» No necesito pendientes, con esta gargantilla es más que suficiente. Me muevo frente al espejo mirándome una última vez antes de salir de mi habitación hacia la fiesta. El vestido que elegí esta noche está fuera de mi zona de confort, pero me gusta. Negro de delgados tiros con cristales de Swarovski colgándole.