POV Ares Ajusto los gemelos en mis puños mirándome frente al espejo. Hoy la terapia fue más ruda de lo normal. Sinceramente, me he estado esforzando el triple para no depender de este bastón, aunque por mucho que disimulo el no dolerme, cuando camino, si. Pero esta vez el dolor es más soportable, más llevadero. No negaré que el fisioterapeuta me ha ayudado bastante, pero igual le tengo cierto recelo ante su imprudencia de poner su mano en lo que no le pertenece. Estuve tentado ese día en cortársela, ¿con qué derecho viene a tocar lo que es mío? Me contuve nada más porque terminé distrayéndome ese día con la jovencita que tengo de esposa que me retó saliéndose del salón sin que yo le otorgase el permiso. La llamé. Más de una vez la llamé entre gritos y maldiciones, ¿y qué hizo ella? N