Han pasado unos cuantos días, Foster desaparecía por las noches y en ocasiones por días. No sabía realmente a lo que él se dedicaba, solo sabia que en la hacienda se producía productos lácteos y se cosechaba algunos vegetales para la venta, pero tenía el presentimiento que había algo más, quizás algo ilícito. Por las mañanas, salía al patio con algún libro para practicar mi lectura, mis clases iban marchando bien, pude aprender el abecedario y la unión de las letras para aprender a leer fluido, todavía me faltaba aprender muchas cosas, pero puse todo mi esfuerzo en ello. —Hola señorita—me saludó Ricardo acercándose —. He visto que le gusta los libros y quería ofrecerle unos que ya no necesito, creo que usted le daría un buen uso—mencionó. En estos últimos días hemos hablado un par de ve