En un prestigioso restaurante de Washington D.C, se encontraba Zaid Yusuf, el exesposo de Briana, almorzando junto con Jenna, su actual esposa, en una reunión de beneficencia auspiciada por una gran empresaria judía llamada Gillian Gibson, la cual era líder mundial de productos de lujo de algunas de las marcas más emblemáticas de Francia y del mundo. Ella siempre acostumbraba a hacer este tipo de eventos e invitaba a las personas más importantes de su círculo social para que asistieran. Si estabas en uno de las cenas, almuerzos o reuniones de esta poderosa mujer, significaba que pertenecías a la elite del país. Entonces, Gillian, quien era una pelirroja como de unos cincuenta años de edad, de piel muy blanca, de ojos color café, la cual siempre ha sido caracterizada por vestirse con ropa muy llamativa, le encantaba ver a parejas enamoradas. Asi pues, que ella estando en la mesa junto con la pareja de esposos, al ver a Zaid que trataba a Jenna con mucho cariño, sonriéndoles les comentó:
—Zaid, la verdad es que tú y Jenna hacen una linda y hermosa pareja ¿Ya cuánto tiempo llevan de casados?
Zaid aprovechando que Gillian apenas tenia solo un año conociéndolo le respondió con una amable sonrisa tomándole la mano a Jenna:
—Llevamos tres años de feliz matrimonio Gillian. La verdad es que la vida me recompensó con un ángel como ella.
—Si señora Gillian—dijo Jenna acariciándole el rostro al moreno con una de sus manos —Zaid es el mejor esposo del universo entero. Es muy cariñoso.
De inmediato, Zaid aprovechó ese momento que Gillian Gibson le prestaba atención, y estando allí sentado, sacó un costoso anillo de diamantes como de un millón de dólares. Aquella roca era gigantesca y todos los presentes que estaban en esa mesa se sorprendieron por esa hazaña.
—Jenna mi amor, ¿Te gustaría renovar nuestros votos matrimoniales? La verdad, amo estar casado contigo.
—Oh…Dios mío Zaid —contestó Jenna algo sorprendida, un poco boquiabierta —¿Queres renovar nuestros votos de nuevo?
—Si mi amor, recuerda que tu eres la mujer de mi vida.
En ese instante, Zaid, mirando que el rostro de Jenna no estaba tan alegre como él se lo esperaba, se acercó lentamente a su oído y de inmediato le susurró algo que nadie podía escuchar, solo ella:
—¡Quiero que sonrías más ¿Qué rayos te pasa?! —Luego, le dio un beso a su oído disimulando ante todos que eran una pareja muy amorosa.
—¡Ay! —exclamó Jenna haciendo hizo una sonrisa incomoda —¡jejeje, mi amor me tomaste por sorpresa! ¡eres el hombre más lindo del mundo! ¡Y obvio que si quiero renovar mis votos contigo!
Jenna era tan buena actriz, que fingió llorar ante todos poniendo sus dos manos sobre su boca haciéndose la muy emocionada por aquel regalo de Zaid, el cual en el fondo no le gustaba porque ella quería un anillo mucho más grande. Ambos eran una pareja tal para cual. Eran egoístas, envidiosos, maquinadores y disfrutaban hundir siempre a las personas que se les interponían en sus planes. Los dos se enamoraron hace unos seis años atrás, cuando Zaid conoció a Briana. Jenna desde que vio al moreno ojos café por primera vez, sintió que fue amor a primera vista. Tanto asi, que hizo lo imposible para convertirse en amante de Zaid a escondidas de Briana.
Año 2014: Dos días antes de la fiesta de la revelación de sexo.
Zaid se encontraba en su oficina junto con Jenna teniendo relaciones intimas de pie en un vestidor donde se cambiaba a veces sus trajes cuando se le ensuciaban o no tenía tiempo de ir a casa. Sus pantalones y su ropa intima estaban por debajo de sus rodillas, mientras penetraba fuertemente a Jenna quien si estaba desnuda de espaldas hacia él, porque Zaid le encantaba quitarle toda la ropa a sus amantes al momento de follárselas. Entonces, él tapándole la boca con mucha fuerza, mientras arremetía contra ella le susurraba al oído:
—¡Eso te pasa por venir a mi oficina y seducirme, sabiendo que Briana anda por ahí!
Jenna con sus ojos cerrados y con sus senos bailoteando de arriba hacia abajo, estando de espaldas hacía él, entre gemidos le decía.
—¡No me importa esa estúpida! —¡Tu solo has conmigo lo que quieras!
Los gemidos de Jenna eran un tanto agudos casi llenos de dolor, porque Zaid, nunca tenía contemplación con ella. Jenna era una doble cara, que fingía siempre ser una linda y comprensiva amiga junto con Briana, pero en secreto se acostaba con su esposo. Por otro lado, a Zaid le excitaba esa hipocresía, que Jenna siempre tenía con Briana y se terminó enamorando de ella, al punto que a pesar de que su esposa estaba embarazada no le importaba ni siquiera el hijo que llevaba en su vientre. Asi que, minutos después, de aquel sexo salvaje que tuvieron los dos en ese closet, mientras Jenna se vestía, Zaid poniéndose el pantalón le decía.
—Ya tengo una idea de lo que voy a hacer, diré que soy estéril. Creo que lo del video y decirle a todos que ella me engaña no funcionará mucho porque después pueden hacerme una prueba de ADN y eso arruinaría mi plan. Mejor será lo de decirles a todos que soy estéril.
Jenna poniéndose la camisa, soltando una risilla burlona le contestó:
—Jajaja, si claro, super estéril, con Briana de siete meses y yo con dos meses de embarazo también. Que hombre tan estéril jajajajaja.
En ese mismo instante, Zaid la tomó del brazo con rudeza y mirándola con mucho enojo apretando sus dientes, le respondió:
—¿Cuándo vas a interrumpir ese embarazo? ¡ya pasó un mes desde que te enteraste!
—Ay, ya estúpido, no te pongas así —Se soltó de su agarre y siguió vistiéndose —Estoy esperando la cita con el doctor experto en abortos, yo tampoco quiero ser madre. Descuida no soy la estúpida de Briana.
—¡Más te vale, porque me confié contigo! ¡Me dijiste que estabas protegiendo!
Jenna lo miró con desinterés y poniéndose la blusa le respondió:
—Aja, aja, lo sé. Me descuide, fue un accidente. Pero ya lo sacaré, como te dije no quiero bebés.
Aquella vez, ambos estando allí adentro, escucharon la voz de Briana que entró a la oficina de Zaid.
—¿Mi amor? ¿Habibi? ¿estás aquí?
Jenna y Zaid abrieron sus ojos de par en par porque creyeron que habían cerrado la oficina con seguro pero no fue así.
—¡Mierda, mi cartera está allá! —susurró Jenna apretando sus dientes.
—¡Eres una estúpida! ¿Por qué la dejaste allá?
—Porque me halaste de repente hasta aquí imbécil!
Luego, Zaid buscando unos palos de golf que tenía allí cerca, entre dientes estando algo ansioso le dijo a Jenna:
—¡Bueno, iré, pero no te muevas ok!
Briana caminando por la oficina, pudo observar la cartera de Jenna y enseguida frunció su ceño porque no sabía que ella se encontraba en el edificio. Zaid y Briana en aquel entonces, eran los dueños de la farmacéutica Ares, por lo tanto, la oficina más grande era la de Zaid. Jenna quien en aquel entonces era medico farmacéutico siempre iba a “visitarlos” pero era obvio que las visitas eran en aquel closet donde Zaid se cambiaba de ropa cuando no le daba tiempo de ir a casa. Sin embargo, aquel día, la mujer no le avisó a Briana que iba.
«¿Qué hace la cartera de Jenna aquí?» Se preguntó Briana.
Enseguida, Zaid, quien era un experto en la actuación al igual que Jenna, salió con un rostro muy serio, como si nada con los palos de golf de aquel vestidor.
—Mi amor ¿Qué haces aquí? Creí que estabas con Jenna, te anda buscando como loca.
—¿Si? ay que raro, ¿Y porque no fue hasta mi oficina?
—La verdad no se Habibi, —Se acercó a Briana, se puso detrás de ella y comenzó a tocarle su barriga de siete meses de embarazo y mientras lo hacía acercándose a su oído continuó — …tú sabes que Jenna es como loca. La verdad esa mujer no me cae nada bien, no la soporto, no se porque te encanta como amiga.
—A Jenna yo la quiero mucho porque fue mi amiga de la universidad. Estuvo siempre cuando la necesité.
Jenna terminándose de vestir en aquel vestidor al escuchar lo que decía Briana, revoloteaba sus ojos, en señal que le fastidiaba todo lo que decía.
«¡Ah, la voz de Briana si es molesta!»
Ella solo se hizo amiga de la rubia porque la ayudaba económicamente en aquel entonces. A Briana le sobraba el dinero porque era la heredera de esa gran farmacéutica, asi que siempre le compartía y le daba en algunas ocasiones pequeñas cantidades de dinero a Jenna, por ser ella becada siendo una amiga muy leal con ella. Pero aquella castaña de ojos azules, nunca lo agradeció, más bien, apoyaba a Zaid para quitarle toda su empresa y arruinarle la vida escudándose bajo el perfil de una buena amiga.
Tiempo actual año 2019…
Zaid y Jenna se habían casado hace dos años atrás. Después de ser amantes por muchos años, la pareja decidió lanzarse al agua y se dieron el sí ante el altar. Ambos hicieron dos bodas, la de la religión de Zaid y la católica de parte de Jenna. Toda la elite de Los Estados Unidos asistieron a esas dos bodas sintiéndose muy alegres por Zaid, porque pudo ser feliz después de haber vivido con aquella “mala mujer” que lo engañó y de paso era una asesina. El apuesto moreno era muy querido por todos gracias a su encanto, sus billones y destreza para hablar, convirtiéndose en uno de los hombres más populares entre todos los multimillonarios del país.
Es por eso, que gracias a esa popularidad, decidió lanzarse a la política. Por los momentos, Zaid aparte de ser el dueño de toda la farmacéutica que le pertenecía a Briana, era senador y a la vez abogado. Era un hombre muy multifacético y disciplinado cumpliendo todo lo que quería. Pero su ambición iba más allá porque quería convertirse en presidente de nación, para lanzar otro plan que tenía en mente. Entonces, estando allí en la mesa junto con Gillian Gibson haciendo ese show de la pareja perfecta y angelical con Jenna, escucharon a la mujer quien no sabía mucho de su pasado, decirles lo siguiente:
—Oigan ¿Y cuándo tendrán hijos? Son una pareja muy adorable como para estar solos.
Todos en la mesa, los cuales si conocían a Zaid y su pasado gracias a esa fiesta de relevación de sexo en donde les dijo a los invitados que asistieron que era “Estéril” se quedaron mirando unos a otros. Gillian inocentemente sintió la tensión que hubo en la mesa y dedujo que dijo algo malo. Por lo tanto, preguntó de nuevo:
—¿Que sucede?, ¿cómo que dije una pregunta delicada no?
Jenna haciéndole una sonrisa fingida a esa mujer que podía ayudar a Zaid en la política, le respondió:
—Lo que pasa es que…—Zaid de inmediato la interrumpió.
—No hemos tenido hijos por ahora porque estamos en un tratamiento. Asi que, si los tendremos pronto. Me diagnosticaron que era estéril hace cinco años atrás, pero con la tecnología descubrimos que si hay una esperanza para mi así que no estamos apegando a esa fe.
—¡Ay que lindo de verdad. Cuando seas presidente y Jenna una primera dama embarazada, te van a amar mucho más!
Jenna quien no quería tener hijos para no dañarse su cuerpo, el cual en todos estos años había sido sometido a varias cirugías estéticas, veía a Zaid con una sonrisa muy falsa queriéndolo matar en ese instante. Seguidamente, pasaron unos cuantos minutos y a aquella mujer muy influyente se levantó para conversar con los demás invitados del evento despidiéndose de Zaid y Jenna.
—¡La verdad fue lo mejor sentarme aquí con ustedes! y muchas gracias por donar esos diez millones de dólares al refugio de animales—comentó la mujer.
Zaid tomándole la mano, sonriéndole le dijo:
—Siempre donaré los millones que sean para los animales. Son mejores que los humanos.
—Eso si es verdad, pero ojalá en el mundo existieran seres humanos como tú, tan compasivos y tan de buen corazón como lo eres tu Zaid y Jenna, eres toda una hermosura también. Espero que dentro de poco ese tratamiento surja bien y se embaracen los dos jajaja.
—¡Oh si Gillian que linda, la verdad eso es lo que nos falta, una linda criaturita ¿Verdad Zaid? —dijo Jenna con esa falsedad e hipocresía que siempre la caracterizaba queriendo matar a Zaid.
—¡Sería lo mejor de verdad! Pero bueno chicos, me despido, voy a atender a los demás invitados.
Luego, Gillian se despidió de ellos con unos besos en la mejilla y ambos al ver que ella no estaba, decidieron también irse despidiéndose de los demás que estaban en la mesa. Entonces, se fueron caminando hasta la salida, llegaron hasta su auto, el chofer les abrió la puerta, y al estar allí adentro Jenna, comenzó a pegarle unos carterazos a Zaid por lo que le dijo.
—¡Estas loco idiota! —gritaba Jenna apretando sus dientes de la rabia —¿Por qué le dijiste a esa vieja que tendríamos hijos? ¡Tengo 50 mil dólares en mi cuerpo con cirugías plásticas! ¿Me las voy a dañar solo por tu estupidez?
Enseguida, Zaid le pegó una gran cachetada:
«¡Plaf!»
—¡Cállate estúpida! Todas las primeras damas de la nación tienen hijos. Excepto la primera dama actual. ¡Si te embarazas ganaré más popularidad porque a la gente siempre les gustan las embarazadas!
—¡Pero porque me tienes que pegar! —Le dio una cachetada a Zaid —¡Te dije que si me pegabas de nuevo me iba a divorciar!
Zaid se enfureció al sentir la cachetada de Jenna en su mejilla y de inmediato la tomó del cabello con mucha fuerza. El chofer quien estaba bajo un contrato de confidencialidad de 50 millones de dólares, acostumbrado por esos malos tratos de la pareja de inmediato se bajó hasta que se calmaran. Entonces, Zaid apretando sus dientes jalando a Jenna del cabello, llevó su cabeza hasta el asiento del auto y aplastándola en contra de aquel cuero fino le susurró:
—Tu sabes que no te puedes divorciar de mí. Tienes dos opciones, o te mato o iras a la cárcel porque te acusaré que mataste a aquella empleada a golpes porque se puso uno de tus vestidos. ¿Cuál de esas opciones quieres eh? Ni tu ni nadie, va a arruinar mis preciados planes que tengo con este país.
Jenna sintiendo como Zaid aplastaba su cabeza en el asiento del auto, le decía apretando los dientes.
—¡Já, si yo voy a la cárcel tú también irías idiota! ¡Y suéltame que me estás quitando mis extensiones!
—Cuando lleguemos a casa haremos el amor y comenzaremos a hacer ese bastardo que nos llevará a la presidencia ¿Ok?
—¡Aja, aja si, suéltame!
Mientras tanto Brianna y el hombre del casco…
Ambos iban todavía conduciendo, y el clima comenzó a hacer de las suyas. Gotas de lluvia comenzaron a caer por lo que el hombre decidió pararse en un lugar seguro porque manejando la moto con su brazo adolorido más el piso resbaloso sí que sería muy peligroso y pondría la vida en riesgo de ambos. Entonces, para su suerte, aquel lugar que vio desde lejos era un pequeño restaurante ubicado a las afueras de la ciudad donde también había un motel.
—¡Oye mujer, detengámonos allá y después te llevo hasta tu casa! —gritó el hombre del casco para que ella lo escuchara debido al ruido y al viento del lugar.
—¡Está bien, no te preocupes, debes descansar! —gritó también Briana con sus manos entrelazadas en la cintura del motociclista.
Nota de la autora Lily Andrews:
¿Será que por fin ese hombre se irá a quitar ese casco? y que horror ese Zaid y Jenna, son tal para cual. Te espero en el siguiente episodio. Si te gustó el capitulo puedes dejar un comentario, ellos ayudan a los escritores mucho. :)