Capítulo 3: La Fiesta

1662 Words
POV Aria Obviamente mis padres no me dejaban asistir a fiestas nocturnas, por más que tuviese casi 18. Todavía no tenía mí lobo y mis antecedentes no eran buenos. Lo compensaba bastante con el hecho de que siempre tuve buenas calificaciones y que me había moderado bastante y hacia dos años no los llamaban a dirección, pero aun así no era suficiente. Mis padres no me castigaban, me hablaban y me querían, pero muchas veces cuando no he tenido la culpa de ciertas cosas que ocurrían, tampoco me creían. Nadie lo hacía y hacía tiempo que había dejado de intentar que alguien estuviese a mí favor. Salvo las chicas y Lucas, el resto, me tenían sin cuidado. Utilicé a Emma como chivo expiatorio, diciéndoles a mis padres que me quedaría en su casa viendo películas y haciendo un trabajo práctico para la escuela. Para mí suerte se la creyeron y a las veinte estábamos en su casa junto con Sasha preparándonos para arrasar la noche. Los padres de Emma tenían dinero y vivían comprándole lo que quisiera, aunque esto no la transformó en una perra engreída como la triada del mal, y nos prestó su guardarropa y sus zapatos. Sasha era bastante alta como Emma por lo que eligió un mono n***o escotado, en cambio Emma se puso un short de satín y un corset de forma corazón. Mi elección fue una falda larga blanca con dos cortes profundos hasta la parte superior de mí muslo, un top recto n***o y zapatos de tacón. Para mí suerte, mis amigas sabían maquillar y peinar, por lo que me deje en sus manos y el resultado fue maravilloso. Mi pelo incontrolable ahora caía en cascada y en ondas bien armadas, tenía puesto un labial rojo mate intransferible y un poco de rubor y máscara. Nunca me había sentido tan bonita antes. - Lucas se volverá loco esta noche al verte así - dijo Sasha y mi corazón latía con fuerza. el timbre nos sacó de nuestra ensoñación y bajamos listas para la fiesta. - ¿Te has quedado sin palabras galán? – mencionó Emma a ver qué Lucas no sacaba la vista de mí. - Estás preciosa Aria - Lucas tartamudeo un poco y me dio un beso en la mejilla, haciéndome sonrojar. - ¿Nos vamos? El viaje hacia la fiesta era relativamente corto y pronto nos metimos de lleno a ella. No vimos a Tammy por ningún lado, pero eso no nos importaba. El alcohol estaba por todos lados y ya había muchos ebrios. Habíamos hecho un círculo con mis amigas para bailar, aunque Lucas siempre me tomaba de la cintura para estar cerca de él. Tenía tanto alcohol encima que todo me parecía gracioso y bonito. - ¿Quieres algo de tomar? - dijo a mí oído Lucas. Nuestros cuerpos estaban tan aprisionados que mis pechos se apoyaban fuertemente en su pecho. Y su cálido aliento bajaba por mí cuello. - Algo dulce por favor. Ya no quiero cerveza- contesté e inmediatamente lo vi alejarse hacia la cocina y entonces una mano me agarró la mía y me saco de la sala sin que mis amigas se dieran cuenta. - ¿Qué demonios…? Ivar me condujo rápidamente a una habitación oscura, y cerró la puerta tras ingresar aprisionándome contra ella. - ¿Qué mierda estás haciendo Aria? - dijo con voz sexy y enojada. - ¿Qué hago con qué? - sin saber bien a que se refería. - Estás tan ebria que prácticamente falta que te arrojes a los brazos de Lucas y lo folles en público- gruño en mi cara - ¿Y eso a ti que te importa? – reprendí molesta con él, pero mas conmigo porque su cercanía estaba provocando cosas en mi cabeza que no quería pensar. - Todo lo que tiene que ver contigo me importa. Mira como viniste vestida, se ve todo tu cuerpo. ¿No sabes que estas tentando a tu suerte mostrándote tan provocativa? - - ¿Por qué debería importarte? ¿Dónde está tu novia? – quería decirle algo, cualquier cosa, pero sus palabras flotaban en mi mente, yo… ¿le importaba? - Cállate Aria, te llevaré a tu casa ahora mismo. - - No me iré a ningún lado. Estoy con mis amigas y mi novio, ¿Quién demonios te crees Ivar? ¡Déjame en paz! - quise empujarlo, pero cuando mis manos tocaron su pecho sentí unas pequeñas chispas y las aparte rápidamente. Lo vi a través de la niebla del alcohol, sus ojos oscuros mostrándome su lobo. - ¿Tu novio? ¿Lucas? - gruño en mí cara y lo vi intentando controlar a su lobo interior, pero por el momento, no parecía poder contra él. Entonces hice lo más impulsivo que pude hacer esa noche. Pase mis brazos por su cuello y acerque mí rostro al suyo y lo besé. Sentí fuego al tocar sus labios con los míos. Fui atrevida, pero él me dejó ser. Pase mí lengua por su labio inferior y lo mordí suavemente, él permitió que profundizara el beso. Su lengua peleaba contra la mía por el dominio mientras me alzaba en sus brazos y me apoyaba contra la puerta. Sentía la presión de su erección en mis minúsculas bragas y gemí en su boca de deseo. Él no era mí primer beso, pero jamás había llegado a estar en una situación así con nadie. Una de sus manos acariciaba mis senos y sentí que me mojaba un poco más. - ¿Tu novio? - repitió cortando de pronto el hechizo que me embargaba- no creo que tu novio sepa que no eres suya. No creo que tu novio te haya podido oler así jamás- replicó mientras aspiraba el aire y con el mí aroma, haciendo que me sonrojara por completo - ¿Y tú? ¿Dónde está tu perro faldero? - quería sonar fuerte y segura, pero salió más a molestia que a cualquier otra cosa. - ¿Estás celosa Aria? - dijo depositando un beso en mí cuello, haciéndome gemir. - Bájame- los labios me temblaban y sus palabras me molestaban, pero aun asi me bajo y pronto sin su tacto me sentí fría. el me miró a los ojos y yo evite su mirada. La había cagado, yo inicié todo y ahora me arrepentía. Gracias al cielo Lucas no tenía su lobo aún porque si no habría podido oler que tengo el aroma de Ivar en mí piel y también me excitación. - Esto no ocurrió nunca. No te acerques a mí Ivar, no será bueno para ninguno de los dos- murmuré. Abrí la puerta y me fui rápidamente sin esperar que me responda. Me refugie en la soledad de uno de los baños. Mi piel ardía, y aún sentía lo que me había producido su boca, su lengua y sus manos. Eso no era bueno. Espere un tiempo prudente para tranquilizar mí corazón y mi mente. Había sido un desliz. No volvería a pensar en ello. Determinada a olvidar lo sucedido, volví a la sala y me encontré con mis amigos de nuevo. - Aria, te busque por todos lados ¿Todo bien? - pregunto Lucas, mientras me tendía un vaso con un líquido rosa. - Si, estaba en el baño- Apure el vaso y me sorprendió su dulzura, pero rápidamente fue reemplazada por la sensación desagradable de ver a Ivar a la distancia junto a Lyra. Ella tenía un diminuto vestido, aunque si estuviese desnuda sería exactamente lo mismo. Podía verle las bragas y no usaba sostén. Estaba arrojada sobre Ivar y la besaba, aunque él me miraba a mí. Sentí ganas de vomitar y la furia nacer en lo más profundo de mí mente. Necesitaba irme de allí lo mas pronto posible si quería evitar el desastre. Nunca me iba bien dejándome llevar por mi lado impulsivo- - Vámonos a tu casa - le pedí a Lucas y vi sorpresa en su rostro. Estaba decidida a borrar el recuerdo de lo que hice con Ivar, aunque fuese puro ímpetu. - Aria, me importas mucho, pero estamos los dos ebrios y no quiero que te arrepientas de nada- respondió acariciando mi mejilla. Rodé mis ojos y me excuse con ir al baño de nuevo, pero me dirigí al exterior y busque el auto de Lucas. Después de ponerme mis zapatillas y el jean, me alejé de la fiesta. Quería estar sola. Tenía que romper con Lucas después de lo que hice con Ivar, no se lo diría para no romperle el corazón, pero no podía seguir con él. Mis sentimientos me confundían. No, era todo producto del alcohol. A mí no me podía gustar Ivar, ¿Cierto? De pronto sentí un dolor nacer en lo profundo de mi ser y me quedé sin aliento. Me atravesaba como una espada de plata desde mis entrañas, quemando todo a su paso. “Entra al Bosque, Aria”- esa voz la había escuchado alguna vez, pero no podía recordar donde. “Vamos, no tienes mucho tiempo” cada paso era una tortuosa agonía, respirar me quemaba los pulmones. “no te detengas, él llegara a nosotras y nos ayudara en el proceso” - No puedo más…- ¿ese era mi final? ¿Morir de dolor en la soledad del bosque? ¿Cuánto tiempo tardarían en encontrar mi cuerpo? Me arrastré hasta donde pude, sentía la sangre brotar por mi boca, y todo mi cuerpo ardía lastimado. La tristeza me embargaba, pero no por mi muerte, sino porque no podía darle las gracias a mi madre, Lissa y a mi padre, Jeremiah, por amarme y cuidarme, ni despedirme de mi hermano Josh, aunque no tuviésemos una relación muy cercana. la oscuridad me llamaba y sonreí aceptando mi destino. Escuche otra vez a la voz decirme “él está aquí”, pero a mí ya no me importaba, ya no sentía mi cuerpo y todo de pronto se volvió n***o.
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