Capítulo 4: El Enfado

1858 Words
POV Ivar Después de una breve investigación en la web sobre el lobo blanco, descubrí que por alguna razón hacia más de 19 años no se veía a ninguno y por lo tanto se los consideraba como extintos, pero ningún libro o pagina mencionaba el porque de su extinción. Por lo que me dirigí a hablar con mi padre y comentarle lo que el renegado me había dicho, quizás él sabría algo más o podría iluminarme un poco, siendo que antes de asentarse como Alfa en nuestra manada, viajó y estudio en distintos países. - Hijo, he sabido que has podido responder eficientemente al ataque de los renegados. He estado en conversaciones con las manadas “Colmillo Blanco” y “Luna Roja” y ellos no reportan ataques últimamente, aunque en “Luna Roja” se ha incrementado el tránsito de vampiros, aunque los categorizan como “inofensivos” o consumidores solo de animales. - ¿crees eso?, los vampiros no son de fiar- pensé en voz alta. No teníamos guerras hace mucho tiempo con ellos, pero la rivalidad de siglos no puede olvidarse de la noche a la mañana. - No sé qué tipo de relación tienen con los vampiros, pero hablare con el Alfa Asher una vez que resolvamos nuestro problema, en la fiesta del equinoccio de primavera enunció que ya ha encontrado a su pareja destinada pero que ella no tiene aun su lobo para darse cuenta. Realmente es admirable que pueda contener a su lobo. - Como Eterno que es, creí que iba a tardarse mas tiempo en conocer a su luna- pensé en voz alta – en fin, tengo novedades. He hecho un trato con uno de los renegados, vi potencial en el y me ha informado que hay alguien detrás de los ataques a nuestra manada. Pagan o amenazan a los renegados y les piden que busquen un lobo blanco en nuestra manada, pero no le especifican absolutamente nada. - No hay ningún lobo blanco en nuestra manada. Y si lo hubiese ¿cómo lo reconocerían? - Es lo que le dije. Atlas, el renegado, me comentó que le dijeron es que el lobo blanco sería fácil de detectar por su olor y que era muy probable que aun no hubiese obtenido su lobo, por eso estaban queriendo atacar la secundaria. Creen que será un blanco fácil si todavía no se convirtió. Al principio pensé que cualquier niño o adolescente estaría en peligro, pero él escucho que a quien buscaban estaba próximo a obtenerlo, por lo que reduce un poco la búsqueda. - Eso pone en la mira a todos nuestros adolescentes sin lobo- razonó mi padre - ¿Qué quieres hacer? - Pienso que podríamos hacer una ceremonia rápida para que el renegado pueda someterse a la manada y luego reunir a todos los adolescentes en uno de los campos de entrenamiento, si alguno de ellos es el objetivo, Atlas lo olerá y podremos proceder de alguna forma. - Es acertado. Debemos proteger al lobo blanco hasta que se pueda transformar. - ¿Por qué quieren atraparlo? He buscado información, pero solo dice que esta aparentemente extinto. - Los lobos blancos han sido usados y asesinados sistemáticamente Ivar. Dicen que un lobo blanco siempre atrae buena fortuna y si su pareja es fuerte, tienen descendencia bendecida por la diosa. Dicen las historias que algunos lobos blancos ha tenido dones. Hay un libro algo antiguo en la biblioteca, puedes buscarlo e interiorizarte un poco más. Pero creo que ya tenemos un plan. Lo estas haciendo bien, hijo, tu lobo ha tomado una buena decisión, cuando dudes, pregúntale a él, por lo general nuestros lobos saben leer mejor el ambiente y a las personas. - Gracias padre – respondí y me sentí orgulloso de mi mismo, aunque la espina de las palabras de Aria aun me molestaba. Según ella yo no sabia leer a las personas. “tu tienes la culpa por no decirle que le crees, y por no poner en su lugar a Lyra” mi lobo no estaba feliz y por haber intimado con Lyra. Él quería reservarse para su pareja, y me taladraba la cabeza con sus quejas constantes. “Ahora lo importante es encontrar al lobo blanco, todo lo demás queda en segundo plano, concéntrate en ello” regañe a mi lobo y al menos esta vez me hizo caso. Me pasé la tarde leyendo el libro que mi padre había mencionado y encontré que muchos de los lobos blancos tenían el don de la sanación, pero eran usados hasta el cansancio, logrando que finalmente muriesen de agotamiento. Otros tenían el don de poderse meter en la mente de los lobos, aunque no fueran de su propia manada, y otros fueron cazados por poder tener premoniciones. Mi teléfono vibró en el bolsillo de mis pantalones atrayéndome a la realidad, Lyra me pedía acompañarla a la fiesta de una tal Tammy, sabia quien era, pero no tenía mucho trato y no tenia ganas de ir y fingir que me gustaba estar con ella. Tenía que solucionar prontamente esta situación y terminar con ella antes que mi lobo me hiciera la ley de hielo y dejara de hablarme. Mi lobo, que normalmente era muy antipático respecto a las fiestas, estaba ansioso por ir, pero se negaba a responder a cualquier pregunta que le hiciera., pero mi corazón latía con una ansiedad inexplicable, como si algo estuviese a punto de suceder. Contactó mentalmente a sus guerreros para escudriñar si había algo irregular en las fronteras y en el interior de la manada, pero no había ninguna amenaza visible en el horizonte, ninguna señal de peligro que justificara su inquietud. Sin embargo, su instinto lo instó a ir hacia la fiesta. Eran pasadas las 22 cuando llegué. El alcohol corría en todas las formas posibles, botellas, vasos y latas. Me acerqué a la cocina después de que algunos se dieran cuenta y me saludaran cordialmente y tomé una lata fría de cerveza. Sabía que en cualquier momento Lyra me encontraría y comenzaría a molestarme, por lo que trate vanamente de mimetizarme ingresando en la sala poblada de jóvenes, fue entonces cuando la vi. A la distancia y bastante ebria se encontraba Aria, apoyando sus pechos generosos en el torso de Lucas. Estaba vestida para matar a cualquier hombre, con una falda que se abría en sus dos costados mostrando sus piernas tonificadas y un top que no dejaba nada a la imaginación. Mi lobo se agitó enojado en mi cabeza. ¿Qué demonios le ocurría? Mi lobo rugía y me instaba a ir a su lado, alejarla de las garras de Lucas y tenerla solo para mí. Quise frenar mis pensamientos, pero cuando me vi, ya estaba tomándola de la mano bruscamente y llevándola a la primera habitación oscura y solitaria que encontré. Cerré la puerta y la aprisioné contra ella. Su calor me envolvía furiosamente, y mi enojo me consumía. - ¿Qué mierda estás haciendo Aria? - pregunté enfadado, quería controlar a mi lobo, pero estaba siendo algo muy difícil. - ¿Qué hago con qué? - su respuesta me exasperaba, su aliento era puro alcohol, pero su piel olía de maravillas y eso me confundía y a mi lobo lo estaba volviendo loco. - Estás ebria, prácticamente falta que te arrojes a los brazos de lucas y folles en público. El simple pensamiento de que otro la tocase me enfermaba y me hacia perder los estribos, pude ver que mis palabras la molestaban, pero ella no daba su brazo a torcer - - Y eso a ti que te importa? Antes que pudiese si quiera contestarle sarcásticamente, mi lobo tomo el control y hablo por mi diciéndole que Todo lo que tenía que ver con ella me importaba, pero mis palabras ni siquiera le importaron, porque directamente me pregunto por “mi novia”. Sabia que ella y muchos mas pensaban que Lyra era mi novia, pero no lo era. Que nos hayamos acostado no significaba que lo nuestro fuese formal y serio. Ella quiso empujarme, pero no tenia la fuerza para moverme. Cuando sus manos tocaron mi pecho, sentí las chispas recorrer todo mi ser. Ella luchaba contra lo que sentía y cuando menciono que Lucas era su novio, no pude controlar a mi lobo. Gruñí en su cara enfadado. Estaba perdiendo la batalla por el dominio con mi lobo y eso no era bueno, tal vez la terminaría lastimando si no lograba detenerlo. Pero, mientras intentaba mantenerlo a raya, Aria me tomo por sorpresa. Puso sus brazos alrededor de mi cuello y acercó sus labios a los míos. Me besó primero torpemente, pero yo sentí el fuego extenderse desde mis labios a cada resquicio de mi cuerpo. Cuando pasó su lengua atrevidamente por mi labio inferior, la deje entrar. Necesitaba sentirla más, precisaba consumirla entera, la alce en mis brazos sintiéndola tan pequeña y delgada, tan perfecta para acurrucarla en mis brazos. El aire se llenó de su olor a excitación y eso me estaba volviendo loco, mi pene estaba duro golpeando su v****a. Podría cortarle su braguita con una sola garra, y bajarme los pantalones rápidamente para introducirme en ella, lenta y dulcemente, pero no lo haría. Acaricie sus senos, llenos y grandes que colmaban mi mano, quería arrancarle el top y pasarle la lengua por sus bellos y redondos pezones. La imagen de ella diciendo ser de Lucas me enfadada a niveles inimaginables, no seria de él, no sería de ningún otro. El pensamiento me desconcertaba, pero al mismo tiempo, se sentía correcto. Aspire su aroma y su excitación. Me hubiese gustado que Lucas tuviese su lobo para olerme en ella, en toda su piel. - no creo que tu novio sepa que no eres suya. No creo que tu novio te haya podido oler así jamás- y no dejaría que él le provocase este tipo de olor, su excitación era para mí. - ¿Y tú? ¿Donde esta tu perro faldero? – me gustaba esta Aria, me demostraba que yo también la afectaba. Le besé el cuello y escuché como gemía. - ¿Estás celosa aria? – pregunté, pero sabia bien la respuesta, aunque no me la dijese. - Bájame- pidió y sus labios temblaban, todo su cuerpo temblaba. Quería que me hablase, que me mirase, pero ella estaba avergonzada, lo sabia porque el rubor le cubría todo su rostro. Quería volver a besarla, quería arrodillarme ante ella y lamer su excitación hasta que la atraviese un orgasmo arrollador. -Esto no ocurrió nunca. No te acerques a mí Ivar, no será bueno para ninguno de los dos- murmuro y se alejo de mí. No pude seguirla. Mis pensamientos estaban desordenados, mi lobo quería ir atrás de ella, pero yo me quedé quieto en mi lugar. No sentí el vínculo que indicaría que fuese mi pareja, pero mi lobo no me respondía el porqué no quería dejarla escapar. Me quede un tiempo en la soledad de la oscura habitación, intentando controlar mis emociones y que mi propia excitación se esfumase antes de salir y ver como podría arreglar las cosas con ella.
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