capítulo 11: Emociones

1909 Words
Una vez que le conté a mí padre sobre Aria, le pedí que guardara silencio sobre todo hasta la reunión que tenía pensado hacer por la mañana. Mí ansiedad por estar con ella era tanta que no pude evitar volver a la cama y estar a su lado. Mí lobo estaba ansioso por llevar a cabo el proceso de marcación y reclamación de Aria. no quería que ella siguiese mostrándose por la manada como una mujer soltera. Ella era mía. Pero como futuro Alfa también sopesaba todo lo que ocurriría si me dejase llevar y eso no sería bueno para ella. Aún teníamos un largo camino por delante respecto a nuestro futuro, pero también sobre ella misma. Pensar que siempre iba a estar siendo cazada me ponía muy nervioso. Mí deber era protegerla. Mientras mí mente divagaba en todos los escenarios posibles, me acurruque a su lado y aspirando su aroma embriagador me quede dormido. Sentí que se estaba despertando horas más tarde cuando empezó a moverse y sus latidos comenzaron a ser más rápidos. -No vas a irte – murmuré acercándola más a mí si eso era posible. Ella luchaba para que la soltase, pero quería apreciar este instante un poco más. - ¿Cuánto he dormido? - inquirío molesta. - Estamos casi a mediodía, unas diez horas más o menos- repliqué mirando la hora en mí celular. - Tengo que irme a mi casa – me contestó mientras se sonrojaba al ver cómo estaba vestida. - No vas a irte a tu casa. Eres mía y vivirás conmigo. Aceptaste el vínculo anoche. – me molestaba que quisiera irse. - Puede que estuviese loca anoche al aceptarlo, pero no quiere decir que no pueda rechazarte ahora – dijo y sentí que algo se quebraba en mí interior. Mi lobo se hizo presente inmediatamente ante su amenaza. - No puedes rechazarnos- exclamó mí parte animal haciéndose cargo de la situación. -¿Puedo levantarme? Quiero ir al baño y no tengo ropa para ponerme. Tengo que ir a mi casa- respondió pero mí lobo estaba a cargo y hablando mentalmente con el suyo, calmandose prontamente. "no quiere rechazarnos de verdad, solo está asustada" me informo mí lobo, calmandome a mí también. - Tus cosas están en mi armario- y así era ya que su hermano un tiempo despues me habia traído sus cosas como se lo pedí. La solté con mucho esfuerzo de mí parte, porque lo menos que quería era dejarla ir. Pero ella se levantó rápidamente y se encerró en mí baño depués de coger su ropa. Aria se tomó todo el tiempo del mundo dentro de mí baño, pero la esperaría. Había planificado lo que deberíamos hacer junto a mí padre, por lo que la reunión estaba próxima. No contaba que verla salir con su pelo mojado y las mejillas sonrojadas del calor del agua me excitaran tanto. Ella posó sus ojos sobre mí cuerpo y no pude evitar sonreír. La hacía sentir algo, y no era solo por nuestro vínculo. Yo la afectaba antes, como ella a mí. Aria se removió incómoda en su lugar y mí olfato capturo su maravilloso aroma. La reunión podría esperar. Me levanté y con rapidez la aprisioné entre la pared y yo. Estaba jodidamente duro, mientras mí pene se ubicaba perfectamente en su entrepierna - Si sigues excitándote así no podre contenerme mas y se que no quieres eso, noto tu reticencia nuestra vinculo, aunque tu cuerpo y tu loba quieran otra cosa. Yo se bien lo que quiero en mi vida, a pesar de mis errores y desaciertos, solo te quiero a ti – le dije observándola a los ojos para que entendiera que iba en serio. Me apoderé de su boca y mí lengua luchaba contra la suya. Quería más, necesitaba más pero no era el momento. - Debo comer e ir a entrenar. Quiero correr con mí lobo- mencionó y rompió el hechizo, aunque seguía tan excitado como ella. -No puedes transformarte libremente Aria - le respondí tristemente. Era una orden difícil, pero haría lo que fuese por ella. -No entreno hace unos días y necesito hacerlo, no puedo darme el lujo de no entrenar- replicó molesta - no quiero ser un lobo débil - agregó -No eres para nada débil. Dije que no puedes transformarte libremente. Tu lobo y yo hermoso…- le mencioné pero ella me frenó prontamente -¿Qué quieres decir?- gruñó y me excite en respuesta. Su lado combativo era excitante y adorable para mí lobo. -ayer te desmayaste Aria, pero tu eres un lobo Blanco, el único que existe - No hay forma de decir esto que no sea sin anestesia. La vi abriendo los ojos por la sorpresa mientras los engranajes de su cerebro empezaban a intentar comprender el peso de mis palabras. - Hay quienes querrán matarte y otros querrán usarte hasta el agotamiento.- Tenía que ser honesto, pero la ira se colaba a través de mí voz. El pensar en ella herida, hacía que la oscuridad que se hallaba contenida en mí pecho quisiera extenderse por todos lados. -Yo… no entiendo- murmuró dolida y prosiguió- Quiero tener una vida -sisee. - no que tu decidas por mí. No tienes en cuenta mis deseos, ni mis sueños. Puedo rechaz…- otra vez esa maldita palabra. Estrujaba mí corazón, ¿acaso no se daba cuenta del dolor que nos provocaba? Tape su boca y mí lobo se hizo cargo nuevamente . - No digas cosas innecesarias. Te estamos protegiendo. Los invasores vienen por el lobo blanco. Saben que están en esta manada pero nadie sabe que eres tu. Si tengo que protegerte a costa de encerrarte lo haré. No pruebes mis límites - Mí lobo estaba nervioso y enojado porque su pareja no veía el peligro ni aceptaba nuestros cuidados. Le gruñó molesto en su cara y la vi llorar. Con toda mí fuerza, impuse un bloqueo entre mí lobo y yo para calmarla. - No llores por favor, no quiero que estés triste. Todo lo que hago, lo hago por ti- le digo mientras limpio sus lagrimas con mis dedos, intentando calmarla mediante mí vínculo mientras maldigo a mí lobo, que gimotea en mí mente por hacer llorar a su pareja. - Nunca creíste en mí Ivar. Tienes tu vida hecha ¿No piensas en Lyra acaso?- su loba gruñía y ella estaba hecha un lío de enojos y celos. Y eso me gustaba, porque indicaba que mí lobo y yo le gustaban la. -Eres mí destino Aria. Luchar contra eso es en vano.- estaba cansado, pero se lo diría otras mil veces más si fuera necesario. - No me quieres por quién soy. Es el vínculo y no quiero que esto para mí vida.- al fin dijo su inseguridad y pude respirar más tranquilo. -Entonces danos una oportunidad. Conóceme- Quería decirle que a mí me gustaba desde hace tiempo, que nunca amé a Lyra, y que el vínculo solo había solo afianzado algo que ya estaba allí, pero me tomaría el tiempo necesario para que lo viese por si misma. - Quiero que me cuentes porque estaría en peligro.- pidió cambiando de tema. La lleve a mí oficina personal mientas enlazaba a la cocina para que nos trajeran el almuerzo y bebidas, también a mí padre para comentarle que la charla con ella se dilataria un poco más. No me guardé nada porque quería que viese que sería siempre sincero con ella. Le mencioné sobre los ataques y como conseguí la información del porqué de los mismos. Le mostré el libro que mí padre me había dado y supe que su mente viajaba a mil por hora, sentí más fuertemente sus emociones está vez, angustia, miedo, enojo fluir de ella hacia mí - Tiene que haber una forma de evitar que me quieran cazar por siempre. ¿Que tipo de vida seria si tuviese que estar escondida hasta el día que me muriese?- Su tristeza era tan palpable que no pude evitar acercarme y abrazarla para reconfortarla. - Buscaremos más información y lo resolveremos. - No dejaré que nada te pase.- posé mis labios en los suyos y la electricidad que siempre nos invadía al tocarnos. Su loba me ronroneaba y mí entrepierna se erigía dolorosamente aprisionada por el pantalon - si quieres entrenar, podemos hacerlo en el gimnasio cerrado. Tu y yo. En la escuela también entrenaras, puedes usar tu fuerza y tus sentidos, luchar en tu forma humana. Sé que empezamos mal, no quiero cortar tu libertad Aria, pero quiero que entiendas que tu protección es mí prioridad por encima de cualquier otra cosa. Ahora nos reuniremos con tu familia y la mía y planificaremos como seguiremos - le dije con sinceridad. Si bien yo la quería enteramente para mí, sabía que eso no era posible el cien por ciento de las veces. Tomé su mano y nos dirigimos hacia la oficina de mí padre. Adentro ya estaban todos, mí futuro beta, sus padres y mí madre. Sin apartarla de mí, la senté a mí lado pasando mí brazo por sus hombros para que se sintiese tranquila. - Durante la madrugada de hoy, Aria y yo descubrimos que somos pareja destinada, por lo que hemos aceptado el vinculo, también hoy obtuvo su lobo- sentí su ansiedad crecer y la atraje más hacia mí. - Ella es a quien buscan los lobos invasores- mencioné sin filtro. - ¿Qué significa exactamente?, ¿no estaban extintos?- mí madre dudaba y noté cierta reticencia en su voz y eso me incomodó. La amaba, era mí madre, pero tenía que aceptar las cosas como eran. - Significa que Aria es una loba especial que puede tener un don especial. Su pelaje blanco es un símbolo de su conexión con la naturaleza y su poder- contestó mí padre, Él también había estado investigando. - Y también significa que está en peligro. Hay aquellos que buscan explotar su poder y debemos protegerla- no podía evitar que mí vínculo la hiciera sentir lo que yo sentía, la molestia, el enfado y también el temor. - Estamos con ustedes - dijo Josh de pronto - protegeré a mi hermana con mi vida si es necesario. Aria guardaba silencio pero por el rabillo de mí ojo la veía pensar en todo lo que estaba aconteciendo. su vida había cambiado y nada sería igual. -Deben mantener oculto el hecho de que ella y tu son parejas destinadas- mencionó mí padre y todo mí cuerpo se enervó molesto. - Tienes que entender que si saben que ella es tu pareja, llamarás la atención y no queremos eso. Necesitamos seguir investigando para evaluar nuestras posibilidades- se que tiene razón pero mí lobo, él no lo entendía. Él quería reclamarla, marcarla y que me marque para que nadie se atreviese a siquiera mirarla. - ¡ELLA ES MIA!- mí gruñido hacía temblar las paredes mientras la abrazaba posesivamente mientras mostraba mis colmillos a todos en la habitación. - Nadie dijo que no lo fuera, pero sabes que hay que protegerla. Es la unica forma, hijo mio- acerque mí nariz a su cuello, al lugar donde estaría mí marca y aspiré su aroma, haciendo que mí lobo se calmase un poco. - Aria es nuestra futura luna, es nuestra familia y no permitiremos que le suceda nada.- agregó mí padre. Eso lo sabía, era mí luna, mí mujer, mí principio y mí final, y no dejaría que nadie le hiciera daño.
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