Pov Ivar
Cuando Aria se desplomó desmayada ante mi luego de su transformación tuve que contactarme con su lobo con mucho esfuerzo y hacer que volviese a transformarse en su versión humana. Su loba estaba cansada pero aún así logró hacerlo dejando a una inconsciente Aria desnuda apoyada ahora en mi pecho. Podría llevarla a mi casa, la casa de la manada, así desnuda e ir yo de la misma forma, pero no quería que la viesen así al menos hasta que ella se acostumbrase a su desnudez o no le diera vergüenza.
Contacte mentalmente a mi gamma, Brian, para que me trajese un pantalón, y una manta para mi pareja. “Mi pareja” decirlo en voz alta incluso parecía irreal. Recordé que en el pasado éramos cercanos, pero luego nuestros caminos se habían bifurcado. Ahora la veía apacible, aunque agotada. Sus labios enrojecidos y llenos, su piel tan blanca y suave, su cabello achocolatado y sus pestañas larguísimas. No quería ver mas allá, pero la tentación era infinita y no me pude contener mucho más, ella era mía. Su cuerpo estaba hecho para el mío, sus pechos llenos, su abdomen plano… me obligué a mirar al bosque porque mi lobo y yo estábamos babeando por nuestra pareja mientras rogaba porque Brian llegase rápido con lo que le pedí.
Tenía tantas cosas que hacer y tanto por decirle. No podría dejar que nadie que no fuera esencialmente necesario sepa lo que ella era y para eso tendría que contarle todo lo que había investigado. No sabía cómo se tomaría el hecho de que ahora viviría conmigo y dormiría en mí misma cama y que seria en el futuro mi luna, pero trataría que comprendiese. Seria paciente. Ella había afirmado el vínculo de pareja al reclamarme como suyo y sentía mis emociones desbordarme.
El ruido de unas ramas a la distancia me saco de mi ensimismamiento cuando luego de unos instantes Brian aparecía con las cosas que le había encargado traer. Lo vi abrir sus ojos por la sorpresa de encontrarnos así, y luego enfoco sus ojos en ella. Le gruñí molesto mientras acurrucaba y atraía más hacia mí a Aria tapado sus partes privadas. Mi gruñido era letal y lo doblegaba a mostrar su cuello en señal de sumisión. Los lobos éramos naturalmente posesivos con nuestras parejas.
- Ivar, traje lo que me pediste, lo dejare aquí- dijo colocando la bolsa en el suelo
- Gira y no te voltees hasta que te lo diga- ordené y me acerque a buscar las cosas sin dejar de cargar a aria. Luego la arrope con la manta y la solté un instante para vestirme y luego volver a cargarla.
- ¿ella es…? - pregunto Brian sin voltearse aún.
- Si, es mi pareja destinada – respondí rápidamente.
- ¿La rechazaras? – preguntó sin que pudiera denotar nada en su voz.
- ¡ES MIA! - Gruñí molesto una vez más y noté como Brian temblaba ante las olas desaforadas de mi comando. Debía controlarme. Ella estaba en mis brazos, segura y ahora calentita y su rostro mucho más tranquilo. Respiré el aroma apoyando mi nariz en su cabello, calmándome inmediatamente y haciendo que mis pulmones se inflaran con su aroma embriagador. – vamos, tenemos mucho que hacer y quiero estar con ella cuando se despierte.
Brian solo asintió y camino atrás mío una vez que empecé a caminar hacia la casa de la manada. Una vez que llegamos, le pedí a Brian que preparara el auto porque iríamos a la casa de Aria por sus cosas. Si sabia que era de madrugada, pero me importaba poco. Enlacé mentalmente a mi futuro beta y ahora cuñado, para saber donde estaba y para mi jodida suerte me comentó que estaba en las habitaciones comunes a los guerreros y que estaba próximo a dormir, por lo que le pedí que bajara al comedor.
Acomodé a Aria en el medio de mi cama y la vestí con ropa mía, una sudadera que le quedaba grande y un boxer que le quedaba suelto. Verla completamente desnuda y en mi cama me estaba volviendo loco. Deseaba que llegase el momento de que estemos juntos, ella abajo mio gimiendo, diciendo mi nombre mientras entierro mi m*****o en lo profundo de su ser. Hacienedo acopio de toda la voluntad que pude reunir, y luego de contemplarla y vestirla con mis prendas, supe que ella dormiría plácidamente, reconfortada con mi olor. Me costaba dejarla allí sola porque tanto mi lobo como yo mismo no quería hacer otra cosa que estar a su lado. Suspire pesadamente, y me acerque para darle un beso en la frente antes de empezar con todas las cosas que deberíamos hacer.
- ¿Qué sucede Ivar? - pregunto Josh una vez que me encontré con él en el comedor. era muy tarde y la casa estaba silenciosa mientras los miembros que habitaban en ella dormían o estaban fuera disfrutando la noche.
- Conocí a mi pareja destinada- le contesté y vi en sus ojos la felicidad en ellos, pero cuando me estaba por felicitar, lo corte en seco- es tu hermana – agregué y sus ojos se abrieron aun mas por la sorpresa, luego frunció el ceño y finalmente puso una máscara de inexpresión total
- ¿Piensas rechazarla? – pregunto gélido
- No, pero quería decirte que ella empezara a vivir conmigo
- Es lo común en las parejas destinadas- respondió creo ciertamente aliviado de que no cortase el vinculo con su hermana. No se me había ocurrido jamás rechazarla, ella estaba destinada para mí, ella era toda mía.
No sé porque era la segunda persona que me preguntaba lo mismo y me enfadaba profundamente. Por mi mente nunca estuvo ese pensamiento fuese quien fuese mi pareja. Rechazar el vínculo decían que podía ser sumamente doloroso, pero más allá del dolor, Aria me gustaba de verdad. Ella no se dio cuenta nunca que muchas veces yo la observaba en la escuela y cuando antes de tener su lobo, y yo no habiendo detectado el suyo, nos habíamos besado con pasión, sabia que tocarla sería un sueño hecho realidad y no me equivocaba. Sentí la electricidad recorrer mi cuerpo ante su toque.
“¿la electricidad que sentí, fue porque el vinculo se estaba manifestando” le consulté a mi lobo pensando que podría darme la respuesta. “No. Ella te gustaba, pero nunca lo admitiste. El vínculo se manifestó después de que casi te la montas en la fiesta”. “Cállate lobo” le repliqué molesto, pero al mismo tiempo aliviado. Mi vinculo no era solo el determinante en esta relación, realmente ella me gustaba. Tal vez no era amor aún, pero lo sería, y sabía que ella también lo sentiría una vez que nos conociéramos, que me dejase entrar en su vida
“debías de haberte reservado para nuestra pareja. Ella se reservo para nosotros” mi lobo estaba molesto conmigo “no te quejaste cunado estuvimos con Lyra” conteste irritado y luego establecí un muro mental para que no me siguiese taladrando el cerebro con sus quejas sobre nuestra promiscuidad y sus quejas de que volviésemos con Aria a la habitación de arriba.
Mis pensamientos eran demasiado profundos, pero despabile rápido al ver que Josh esperaba que le siguiera hablando o aguardando instrucciones de lo que haríamos.
- ¿Y bien cuando se mudará aquí?- consultó
- Ahora mismo. Nos vamos a tu casa a buscar sus pertenencias- repliqué mientras mi mente seguía divagando en la dueña de mis pensamientos
- ¿ya? - Inquirió confuso y me molestó por alguna razón de que le pareciera precipitado, ella era mía.
- Si, ella ya esta durmiendo y me gustaría volver pronto a su lado- No era mentira, pero quería dejar en claro que ella ya no volvería irse de mi lado.
- Déjame ir por las cosas y las traeré, por la mañana le puedes contar a mis padres si deseas. - dijo luego de pensar brevemente.
Mi futuro beta pensó bastante rápido y me encontré sonriendo prontamente. No tendría que irme de su lado, o al menos podría estar rápido con ella luego de informar a mi padre de lo ocurrido. Lo despaché y le pedí que me avisara cuando llegase con las cosas de mi pareja, no quería que nadie interrumpiese su descanso ni irrumpiese en mi habitación. La quería toda para mi solo, al menos por unas horas más.
Era tarde, pero aun así me enlacé mentalmente con mi padre, quien siempre tenia su enlace abierto para los miembros importantes.
- Padre, he encontrado al lobo blanco.