Capitulo 7

2452 Words
Qidel. De lado en la cama miro a la nada, el sol ya esta apareciendo y no pude dormir ni un poquito, me la pase pensando y llorando, porque siento que voy a vivir la misma vida que llevaba con Meucaneo, no se disculpó realmente porque no sé arrepintió de darme un golpe, solo diciéndome que él puede acusarme de lo que sea y yo no puedo defenderme, Meucaneo al comienzo hacia lo mismo y ya después me culpaba de sus actos, dos veces eso no voy a vivir. —Qidel. —¿Qué?. —Quiero pedirte disculpas por lo de ayer, no sé qué me pasó, la situación me superó y, y... —sigo sin moverme escuchándolo hablar—. No tengo escusa que decir Qidel, me exalté sin motivo alguno. —Si fue por un motivo. —No fue por Manque, si dices que ella es una zorra lo es, nadie niega lo contrario ni yo tampoco lo niego. —¿Entonces qué fue?. —Que creas que soy como Meucaneo. —Al fin de cuenta lo eres, me golpeaste. —¿Él te golpeaba?. —No estamos hablando de lo que él hacia, sino de lo que tu me hiciste. —No hablo de él, pero no soy como él, no voy a permitir las cosas que él permitía porque no soy asi. —¿Y qué me permitió hacer tan terrible?. —Hablar con otros hombres sin que yo este presente, puede que lo encuentres normal porque él lo permitía, pero no estas mas con Meucaneo, estas conmigo y yo no lo voy a permitir Qidel, y quiero que lo entiendas, quiero que entiendas que no vives mas con él, ahora eres mi mujer y mis reglas son diferentes. —ajusto la almohada sin decir nada—. Antes de hacer algo quiero que me lo consultes, porque no voy a volver a reaccionar como ayer, no va a volver a pasar, pero consúltame, ahora eres mi mujer y me debes consultar, no voy a tolerar que nadie hable cosas de ti, y voy a evitar eso, y menos que menos diciendo que hablas con otros a mis espaldas. —Es que ahi esta el tema Tahiel. —me giro sentándome—. No digo que no digas nada o que lo voy a hacer, sino que sentí que me comparabas con ella. —se friega la cara aun acostado—. No voy a hablar con nadie Tahiel, solo quiero que confíes en mi. —No puedo confiar en ti si no te conozco Qidel, solo puedo suponer que no vas a hacerlo o pedirte que no lo hagas. —Es que al menos ponme en la duda. —Ay Qidel no entiendes. —nos miramos fijo porque ninguno de los dos entiende al otro—. Vamos con calma en esto, —mueve las manos pidiéndome calma—. Primero que nada, necesito que entiendas que no te comparo con Manque, no podría hacerlo en estos dos días. —no digo nada, aunque él me quiera hacer entender que no, es un si, cree que voy a engañarlo como ella hizo—. Segundo, olvida todo lo que pasaste con Meucaneo, este es un nuevo matrimonio, soy muy diferente a él, y las cosas que a él le parecían que no importaban a mi si, entonces vamos de cero los dos aprendiendo. —Bien, entonces tenemos que hablar mas, porque lo que no me dejes hacer no lo voy a hacer, solo ve diciéndome. —No quiero que hables con otros hombres que no sea mi papá y mi hermano, ni siquiera quiero que hables con mis sobrinos. —alza un dedo hablando—. Al único lugar que vas sin pedirme permiso es donde mis padres, y si mi madre o mi hermana te dicen de ir a algún lado vas solo con ellas, no tienes permitido visitar a tu familia sin mi compañía, no puedes aceptar regalos de nadie solo de mi familia y me lo dices de inmediato, —asiento a todo lo que me dice porque son cosas normales—. No aceptes invitaciones de nadie, no puedes ir ni a bañarte ni a lavar la ropa sola, solo con mi madre y hermana o esperas a que llegue, aca dentro si puedes bañarte si no estoy pero en el rio no, solo los vestidos que apruebe vas a utilizar y lo que precises me lo dices, a mi, a nadie mas, porque yo proveo las cosas de esta tienda, solo yo, ¿esta claro?. —Si, claro cada cosa. —Obedéceme y vamos a llevar las cosas bien, y tu cuando tengas una duda me preguntas. —Bien, entonces estamos de acuerdo ahora. —se para buscando su ropa. —Y aca sabes lo que debes hacer, debes limpiar y cocinar, si un día no tienes deseos de hacerlo no me voy a enojar, somos solo los dos, no creo que sea mucho, pero esta tienda es tuya, mueve, saca, pídeme algo, haz lo que desees aca dentro. —eso si me gusta, mi vida va a ser prácticamente aca dentro y tiene que ser como a mi me agrade—. Bueno, ¿me preparas algo antes de irme?. —Ya voy. —contenta voy a hacer el desayuno asi va a trabajar bien alimentado, al menos eso puedo hacerlo, acomodo todo rapido mientras se prepara—. Tengo todo listo Tahiel. —Si. —viene pasando una de sus manos por la cara—. Me tengo que afeitar. —Cuando vuelvas te dejo preparado todo asi puedes hacerlo. —Tengo las cuchillas para afeitar en una cajita en el baño, solo un poco de agua caliente voy a necesitar, me afeito en el baño que hay espejo. —¿Podre usar alguna cuchilla?. —¿Para qué necesitas cuchillas?. —Bueno, —paso mis dedos por arriba de mis labios. —Ah, entiendo, mi madre y mi hermana hacen los mismo, puedes usar las que desees, no hay problema. —Gracias. —TAHIEEEELLL. —Mmm. —se toma todo el té de un trago y saca pan, su hermano espera para el trabajo—. Me voy. —Que tengas buen día. Aprovecho de limpiar la tienda comenzando por el baño que esta un poco lejos de la casa por el tema de los olores, los que viven de este lado del pueblo y del lado de donde vive el jefe son los mas beneficiaros por asi decirlo, el rio hace como unas curvas que nos da mas asentamiento, y la parte mas complicada no estamos cerca, solo se usa para los animales, y la huerta esta cerca para mas beneficio, y justo esta zona, donde estamos, es gracias a Benjamín, porque Tahiel aun no tiene un puesto para adquirir esta zona por si solo, y el rio es bajo, podemos bañarnos y lavar la ropa sin problema. En la habitación levanto las lonas de las ventanas y saco todas las mantas de la cama, aprovecho de revisar cada baúl y unos estantes donde hay prendas de él en un lado y en el otro el vestido de boda y nada mas, porque tengo otro vestido que lo tengo que lavar, y encuentro varias prendas de cama, y la verdad que debe ser difícil para él todo esto, preparó cada cosa para venir con Manque, para que ella tenga comodidad y abundancia y ahora yo tengo que tocar lo que se suponía que ella iba a disfrutar, pero me da cosa por él, por ella no, que se vaya a la mierda, una tremenda zorra, y Gerson un descarado, abusando de lo bueno que es Tahiel, porque la cachetada que me dió ayer no me dice nada, no avalo el hecho pero entiendo que fue en una discusión, que encima es una discusión con alguien que no quiere y no me tolera, en la cama duerme bien en la orilla para no tocarme, asi que entiendo que es difícil para él, capas que si hubiera sentido algo por Meucaneo también estaría mal, pero como no sentí mas que alivio cuando murió, así que no me genera incomodidad estar con Tahiel. —¿QIDEL?. —Pasen. —mi suegra y cuñada entran sonriendo—. Pasen por favor. —Perdón, estabas limpiando. —No pasa nada, luego sigo, quería que ordenar un poco e ir conociendo donde esta cada cosa y ver donde esta. —Acomodamos con Lane bastante rápido, no nos esperábamos lo que sucedió. —Pero acomodó bien Catriel, no moví nada hasta ahora. —Mueve lo que desees, no nos vamos a enojar. —Yo si. —Tu te callas. —Ay mamiiiii. —Bueno. —intervengo porque se rien las dos, están bromeando entre ellas—. Tahiel me dio permiso de mover las cosas. —¿Cómo que permiso?. —Si Lane, al comienzo del matrimonio pasa algo que luego no sucede si hay amor. —Catriel comienza a sacar cosas de una bandeja y Lane prepara un cuenco y yo las miro. —¿Y qué sucede?. —Bueno, se ponen reglas y ellos esperan obediencia, luego una manda, solo que le hacemos creer que si. —Ah, me parecía porque papá hace lo que dices mami. —Es un secreto de las mujeres que nadie habla, una verdad a los ojos de todos. —Míralo a papá, que se hace el copado y la mujer lo maneja. —Tampoco es tan asi Lane, cálmate, mira Qidel, tres huevos grandes, si son pequeños cuatro. —Bien. —Volviendo al tema, es según como se lleve el matrimonio, no es que por los años las cosas se vuelven pareja porque no es asi, si estas en un matrimonio abusivo siempre va a ser abusivo, y por mas que yo decida sobre la casa tu padre decide sobre todo lo demás. —veo que le pone azúcar y leche a la mezcla, se lo pasa a Lane—. Ahora a batir con ganas, por eso se encarga Lane. —Si, pienso en partirle la cara a Itamar y saco energías. —Lane. —¿Qué?. —no aguanto la risa y Catriel niega sacando manteca en otro cuenco. —Bien, ahora la manteca la debemos pomar, ahora que hace calor lo amasamos un poco y ya esta, en el frio la derretimos, igual, cuando llegue el frio lo vamos a seguir haciendo y te mostramos como se hace. —Bien, ya voy recordando todo. —Es la preparación mas fácil. —¿Qué es esto?. —miro una taza que tiene algo dentro. —Chocolate, prueba. —¿Eh?. —Abre la mano. —pone las pelotitas en mi mano y las huelo. —Huele rico. —Prueba, es muy rico. —Lane saca un poco comiendo y yo la imito. —Mmmm, es raro. —¿Te gusta?. —Es raro el sabor. —las dos sonríen viéndome saborear—. Es muy rico si, mmm, me gusta. —Calma, que no debes comer mucho sino no vas a querer mas. —quedo con mi mano en mi boca donde me comí todo de una sola vez—. Cómelo no te aflijas, solo que no debes comer mucha cantidad. —Yo te recomiendo que lo chupes y lo saboreas mejor, vienen unos bloques mas grande que puedes chuparlo. —me siguen explicando varias cosas que hacen—. Vamos a cocinar. —Voy a meter unas papas asi aprovecho el fuego. —Si, después va a ser imposible el calor. —corto unas verduras poniendo en una bandeja condimentadas y después nos sentamos a tomar mates. —Ah mira, trajimos telas para unos trapos que Tahiel comentó. —sacan unas telas, tijeras, hilo y agujas—. Estas son un regalo mío y de Lane. —No Catriel. —Tómalo porfiada. —Bueno, si me lo dice asi. —Lane se rie tentada. —Bien, son telas livianas para que no pases tanto calor, estas son para tus lunas de sangrado, —Uh gracias, no tenia, mas bien tengo pero me dan vergüenza con Tahiel. —Tranquila, y trajimos para ayudarte a hacer la ropa. —cuando el sol ya esta a todo dar se van asi cocinan para su papá y hermano, y me sorprendo que no hace calor dentro de la tienda, esta fresco haciéndolo agradable, y reviso todo a ver que mas hago para que no sea tan pesado. —AAAAJJJJJ. —corro a buscar agua cuando entra sacándose la remera—. Que calor por los dioses. —Toma. —se toma toda la botella. —Voy al agua, no puedo mas. —Si, —salgo atrás de él alzando la ropa que dejó tirada y se larga al agua, se hunde varias veces y ahi se acerca—. ¿Te refrescaste algo?. —Si, un montón, mi papá dijo que por varias días no vamos a trabajar, no se puede hacer nada. —¿La huerta cómo estará?. —Bien, estuvimos reforzando el tema de que no le pegue el sol directo y los animales también, no vamos a perder nada. —Gracias a los dioses, no podemos perder nada. —Y no lo vamos a perder. —sale del agua estirando la ropa interior que usa porque se le marca toda la zona intima que me esfuerzo por no ver pero lo veo y él se incómoda—. ¿No vas a bañarte?. —Cuando baje el sol asi ya quedo limpia para dormir. —Bien. —se sienta a mi lado pasándose las manos por el pelo—. ¿Hay algo de comer?. —Si, hice unas verduras asadas, hay carne seca y hago unos huevos fritos. —Buenísimo. —miro el agua moverse y la risa a lo lejos de los chicos que se divierten bañándose—. Me sorprendió que es fresco dentro de la tienda. —Si, mi padre logró eso. —¿Qué cosa?. —La forma de que no haga tanto calor y en el invierno no haga tanto frio. —Aaaahhhh, con razón en la cocina no hace tanto calor. —Si, hay muchos que lo están haciendo, y el señor Leonardo trajo mas buenas ideas. —Que bueno que nuestro jefe aceptó. —me paro estirándole la mano. —¿Qué?. —Nada, quería ayudarte a parar. —me hace gesto que camine y se cubre sus partes con las manos—. Perdón por verte, es un reflejo. —Entra, no te preocupes. —Si, vamos a comer que ya tengo hambre. . .
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