Capitulo 8

2510 Words
Tahiel. En la cama miro al techo pensando en que no fue la mejor idea decirle que durmamos un poco, se sacó el vestido y se acostó asi, desnuda, y no le puedo decir que se ponga algo porque hace mucho calor, yo estoy con mis calzones y una erección del infierno, duro como una roca y de reojo le veo los pechos, pechos grandes, pechos blandos, pechos para chupar, para apretar, para acariciar, pechos de una mujer hermosa y soy hombre maldita sea, un hombre que hace mucho no tengo sexo, y no tengo porque quise respetar a una mujer que no se respetó ni ella, quise hacer las cosas decentes con ella que no las quería hacer, se ensució y se condenó, y eso no me importa un carajo ahora, me importa el enorme deseo que tengo entre mis piernas, y siento mis bolas a punto de reventar de deseo. —Mmmgggg. —me giro a verla que tiene esos hermosos ojos abiertos viéndome—. ¿Dormimos mucho?. —Un poco. —Ya no hace tanto calor. —aprieta los brazos haciendo que los pechos se le abulten un montón y no puedo desviar la mirada—. Voy a preparar un té asi comemos algo. —Si. —la miro recorriéndola toda cuando se para, va a su lado del mueble sacando algo. —Mira, tu mami y tu hermana me regalaron telas y me ayudaron a hacer un vestido. —Cuando este tiempo pase voy a ir a buscarte telas. —¿Alguna vez podré ir?. —No. —me siento cubriéndome un poco porque me avergüenza tener una erección—. Por el momento no, y cuando vaya van todos los hombres porque vamos a ir a comercializar, una mujer no puede ir. —Eh visto que han ido mujeres, ¿podré ir cuando vayan?. —Ahi si, porque vamos a vender alfombras y cestos, ahi si. —Buenísimo. —aun desnuda guarda el vestido y agarra el que se sacó antes de dormir—. Ahora si, voy a preparar algo para comer. —No enciendas la estufa Qidel, hace mucho calor. —Pero debo encenderlo asi ya dejo cociendo unas verduras. —Bien, ahí voy. —se agarra todo el pelo abultándolo en la cima de su cabeza acomodándose el lazo con el que se lo ata—. Ahi voy asi lo enciendo, cuando este acá, yo hago esas cosas. —Esta bien. —cuando al fin sale me pongo un pantalón corto y nada mas, y rogando a que se me baje rapido sino voy a quedar como un degenerado—. ¿Tomamos el té afuera?. —Dale, voy a hacer el fuego. —hago fuego y pongo a calentar el agua, reviso cuanta agua tengo juntada y si debo buscar mas, con mi padre y Elcar vamos hasta la montaña a sacar—. ¿Vamos a la orilla del agua?. —Si, asi nos mojamos los pies. —va con una bandeja con las tazas, pan y carne seca y yo con el agua caliente—. Aaajjj que lindo. —¿Tenias mucho calor?. —Si, sé que te incómoda que ande desnuda pero hace mucho calor Tahiel, y no lo hago para provocar. —Lo sé, y puedes andar desnuda, no voy a hacer nada que no deba, asi que tu tranquila. —Confío en ti, por eso lo hago. —me siento a su lado metiendo los pies al agua—. Me encanta este lugar, no había venido nunca para este lado del pueblo. —Mi padre dice que cuando estaba el jefe Linka, estaban en un lugar muy feo porque él no pensaba con claridad, hacia cosas estúpidas. —me mira asombrada por decir eso, sonriendo pongo en un pan tomate y carne seca—. Que cuando los blanco llegaron y Mawunko tomó el cargo se mudaron cerca de las montañas y que era un buen lugar, —se prepara un pan atenta a lo que digo—. Y después ahi se contagiaron de una enfermedad de los blancos donde murieron varios, y ahi vinieron hacia aca, dice mi padre que este lugar es el que mas le gustó porque es cómodo y abundante, que recién aca pudimos crecer como pueblo. —Mmmm, —toma del té asintiendo—. Recuerdo que desde mas joven a ahora estamos mas abundantes, no solo de personas y trabajo, sino que no recuerdo ni una sola vez que no tengamos para comer, en la cocina siempre hay cosas y las mujeres cuentan que antes no era asi, que había mucha hambre. —Nos esforzamos, ahora mi esfuerzo va hacia otro lado. —¿Por?. —Porque mi esfuerzo viene hacia esta casa, debo proveer en la cocina general pero aun mas aca, que vayas a la reserva y halla de comer. —sonríe chupándose un dedo—. No tenemos que llevarnos mal Qidel, me gustaría que seamos amigos. —Pues vamos bien entonces porque hablamos bastante y yo no tengo nada contra ti, es mas, me gustaría conocerte mas, qué haces, cosas que te gustan, qué es lo que te divierte. —Bueno, me gusta nadar, capas que me vas a ver mucho por aca en el agua, mas con estos tiempos. —Yo igual, pero respeto que me dijiste que cuando vengas de trabajar. —Es que no es que no quiero que disfrutes. —No pensé eso. —se cruza de piernas haciéndome un pan. —Bueno, pero lo aclaro igual, es porque es mi tierra, mi familia vive al lado y no desconfío de mi padre y hermano, pero Itamar puede venir con sus amigos sin que sepa que estabas en el agua, o puede andar alguno que no respeta o hasta los blancos y no voy a poder protegerte, porque con vestido no vas a ir a nadar. —los dos a la vez vemos hacia un lado de nuestra tienda, por el contrario de los árboles en donde viene Manque. —¿Podemos hablar Tahiel? por favor, déjame hablar. —Ve a tu tienda Manque, —Qidel nerviosa me da el pan que hacia. —Me debes una charla Tahiel. —No te debo nada, y vete porque estas en mis tierras, —Qidel junta las la manos delante de ella nerviosa e incómoda—. Déjanos en paz. —No voy a irme hasta que me aclares todo. —¿Eh? ¿Que te aclare qué?. —Me hiciste pasar una tremenda humillación delante de todo el pueblo. —la miro sorprendido, a veces uno no sabe hasta donde es capas de llegar otra persona culpando a los demás por sus malas decisiones—. Se suponía que nos íbamos a casar, que esta seria mi tienda, lo que pasó lo podemos solucionar Tahiel, el niño se lo dejo a mis papás y nada nos va a estorbar, solo los dos como siempre quisimos. —Qidel me mira con los ojos enormes por lo que estamos oyendo—. Podíamos solucionarlo y podemos aun, porque tu también me engañabas y lo mostraste a todos que lo hacías, o hasta decimos que este niño es tuyo si nosotros... —Nosotros nada Manque, tu decidiste tu destino. —No decidí nada, tu hiciste esto. —se arrodilla a mi lado agarrando mi brazo y Qidel se aleja un poco. —No Qidel, te quedas ahi, esta es tu tienda, no te mueves de tu tienda. —Nooo Tahiel, por favor, lo podíamos solucionar y tu te negaste, porque no sabes perdonar, yo si, te perdono por lo que me hiciste, te perdono por casarte con Qidel y engañarme con ella. —¿Tu te escuchas Manque? ¿Cómo pretendes que yo te pida disculpas cuando tu te acostabas con otro?. —Pero yo te amo Tahiel. —la empujo de los hombros porque hasta se quiere subir encima mío—. Te amo de verdad. —¿Le decías que me amabas mientras te dejaba embarazada?. —¡VES QUE NO ERES CAPAS DE PERDONAR, TAHIEL BASTAAAA!. —me agarra la cabeza y cuando veo venir su cara a la mia la empujo con fuerza a un costado tirándola. —NO ME VUELVAS A TOCAR. —me paro agarrándola del brazo y la llevo para el frente de mi tienda donde la suelto empujándola, esta bañada en lágrimas que no me conmueven, me enojan mas—. No vuelvas mas, nunca en mi vida volvería a ponerte una mano encima, me das asco Manque. —Pero Tahiel... —YA BASTA, NO TE QUIERO VOLVER A VER, NO APAREZCAS MAS POR ACA, TU DECIDISTE ESTO MANQUE, ESTA SON TUS CONSECUENCIAS NO LAS MIAS, VETE. —vuelvo a donde estaba comiendo viendo a Qidel sentada sin moverse, me siento agarrando la taza de té tomándola toda y no aguanto mas las lágrimas—. Perdóname, voy a hacer que no venga mas y... —se para viniendo a mi lado y con miedo toca mi cara, pero me tiro sobre ella apretándola—. Perdóname Qidel. —No tienes que pedirme perdón por nada, solo que no caigas en sus juegos Tahiel, lo que quiere lograr es culparte de lo que hizo y que te sientas culpable, lo decía. —apoyo la cara en sus pechos y ella envuelve mi cabeza—. Decía que tu te debías culpar y lo que debes hacer es provocarla mas. —¿Eh?. —tiro la cabeza hacia atrás viéndola sonreír. —Si, provócala mas, y no me molesta si me utilizas, puedes decir que no te esperabas que vivamos bien, que te haga reír, que quieres llegar a la tienda después del trabajo, di cosas que la hagan enojar y que sola se declare delante de todos. —Pero... Pero vamos a tener que humillarla Qidel. —Bueno, sino recibe la humillación y mas cuando diga que ese bebé es tuyo y no te quieres responsabilizar. —asiento porque tiene razón—. Tu decides, yo estoy dispuesta porque otras mujeres se burlaron de mi al acostarse con Meucaneo, y sé como te sientes, diste todo y ella se burló, jugó con tu confianza y amor y no lo tienes que permitir Tahiel. —No... No tengo que permitirlo. —Entonces alza la cabeza y sé sutil. —sonrío porque hace caras moviendo las manos—. Que se note que la humillas pero que no se note a la vez. —¿Cómo hago eso?. —Bueno, primero que nada di la verdad Tahiel, porque sino es que la cubres. —No hablo porque me avergüenza. —Ahi esta el chiste, que crea que no te duele sino que es un alivio y tomaste ventaja de lo que hizo. —me seco la cara prestándole atención—. No sé, di que estaba en tus planes pedirme como segunda esposa porque no querías humillarla cancelando la boda, pero al enterarte que ella tenia un amante te sentiste aliviado y me hiciste tu esposa. —Si, es buena idea. —Debes ser convincente, no dudar, y obvio, dime todo lo que inventas asi te sigo el ritmo cuando me pregunten, y yo te digo lo que yo invento. —Si, ¿pero si dicen que nunca vieron que teníamos interés entre nosotros?. —¿Alguien sospecha de Manque con Gerson?. —Tienes razón. —Yo no tengo problema si nos damos besos, o si me tocas, total, eres mi esposo. —se mueve sonriendo y se sienta—. Tu puedes Tahiel, no tienes que tener vergüenza conmigo. —se para y se saca el vestido—. Vamos a bañarnos, sigue haciendo calor. —Si, voy por el jabón. —entro las cosas que utilizamos y busco el jabón y una toalla para que se seque cuando salga. —VEN TAHIEL, ESTA RE LINDA EL AGUAAAA. —VOY. —me saco la ropa quedando en ropa interior y me meto—. Toma, yo ya me bañé, báñate tranquila. —Me encanta estar al lado del rio asi me baño cuando desee. —¿En la tienda de las jóvenes no te puedes bañar?. —Noooo. —vamos a la orilla donde nos sentamos, yo mas a la orilla y ella arrodillada con sus pechos al aire—. Entran como se les da la gana pensando que no sé, no nos cambiamos, no nos higienizamos, no dormimos. —¿Y cómo te bañabas?. —Nos poníamos de acuerdo de ir juntas al rio a bañarnos, solo que no era todos los días. —me cargo en las rodillas viendo como pasa el trapo intimo de ella por su cuerpo fregándose—. Sabes Tahiel, podemos tener intimidad. —No seria conveniente. —¿Porqué?. —juego con mis dedos casi sin resultado porque no puedo dejar de verla—. Somo adultos, sabemos lo que queremos y a donde vamos a llegar, no es complicado. —Y es conveniente. —Si, es conveniente Tahiel, aprovechamos lo que los dioses nos dieron. —No sé si pueda hacerlo Qidel, y no lo digo porque no eres bella. —Puedo hacer que lo quieras. —viene gateando hacia mi dejándome muy asombrado porque mi pene reacciona a sus curvas. —¿Qidel qué... —se carga en mis muslos y después en mis hombros enderezándose tanto que casi tengo lo que tanto me vuelve loco en mi cara, pero le sigo los ojos. —No quiero perder mi juventud Tahiel, los mejores años tirados a la basura, los mejores años para tener intimidad sin hacer nada. —se acerca mas envolviendo mi cuello en un abrazo y no puedo no tocarla—. ¿Quieres perder el placer por el rencor?. —No. —¿Y qué esperamos?. —me inclino a darle un beso cuando creo que me va a dar uno—. ¿Me deseas?. —Si, mucho. —Yo tambien te deseo. —acaricia mi cara sonriendo y jugando conmigo, que si me besa o no me besa. —No juegues conmigo Qidel. —Solo compruebo si me deseas o no. —Sabes que si lo hago, ¿y sabes una cosa?. —Aaagggg. —me paro agarrándola de la mano y casi que corro a la casa—. ¿Qué pasa?. —Vamos a la cama. —Si y... —paro en seco cuando al entrar está Itamar dejando unas cosas en la mesa, la empujo atrás mío porque esta desnuda. —¿Qué haces?. —Perdón, papá mandó unas cosas y ya me voy. —va a la entrada principal y antes de salir se gira—. Y dijo que vayan a comer a donde el jefe que nos invitó, ahora. —Nos cambiamos y vamos. . . Holis, si para mañana llegamos a los 250 votos tenemos maratón, los votos en sueño novela son igual de importantes como los comentarios.. Besitos!!! . .
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