Qidel.
Salimos de la tienda yendo donde el jefe en silencio, es incómodo, después de que Itamar nos cortó el deseo no supimos qué hacer, nos cambiamos en silencio y salimos, voy a su lado sintiéndome avergonzada, porque sé que tengo que lograr que nos acostemos, tengo que lograr que me desee y no tener hijos, simplemente sobrevivir esta temporada y ya, él no me desagrada ni muchos menos, pero quiero que al menos la pasemos bien.
—Pasen. —por primera vez entro a la tienda del jefe, es enorme, espaciosa y hermosa, casi parecida a la tienda de mis suegros—. Hola Qidel, que bueno verte.
—Gracias Yankiray, sabe, quería hablar con usted.
—Si, dime. —como Tahiel no tiene intenciones de moverse de mi lado lo digo.
—Quería pedirle flores para no concebir, por lo menos por ahora no esta en nuestros planes.
—Si, ya te traigo. —lo miro cuando me agarra de mi brazo con fuerza.
—¡Ay!.
—Esto lo vamos a hablar solos.
—¿Pero qué hice mal?.
—Qidel ven, mira. —nos acercamos a la mesa donde me dice donde sentarme y es lejos de Lane asi que no sé qué me iba a decir, por eso pasamos casi toda la comida en silencio, los escucho hablar prácticamente.
—¿Y cómo es la tienda Qidel?. —todos me miran por la pregunta del jefe.
—¿A qué se refiere?.
—A si es de tu agrado.
—¡Oh si!, es un lugar hermoso, y lo que le comentaba a Tahiel es que no hace calor dentro, ósea, si, hace calor pero no como donde estaba.
—Que bueno que disfrutes, me siento muy mal por no ir a verlos.
—Tranquila Yankiray, entendemos que somos muchos en el pueblo, y tiene que ir por los que realmente la necesitan. —sonrío asintiendo por todo lo que dice Tahiel, y asi me quedo el resto de la comida, en silencio, ¿Qué puedo decir en una comida de jefes?.
—Bien, nosotros nos vamos retirando amigo. —todos nos paramos ya que mi suegro se para—. Muchas gracias por la comida.
—Tenemos que quedar mas veces amigo, no podemos dejar de compartir por tanto tiempo.
—Si, pero vengan a nuestro hogar.
—Eso, vengan a casa amiga, si no van no venimos mas.
—Aaaiijj, cuando puedes sacas en cara lo que tienes guardado.
—Guardado no porque te lo digo. —es sorprendente como nunca vi esta desenvoltura de los jefes, no solo del líder y la machi, sino de Benjamín y Catriel que siempre la vi tan fría y distante, y no es asi.
—Qidel ven. —me acerco a Yankiray que me da un sobre de tela—. Calienta agua, pones solo una flor en una taza y le pones el agua, esperas a que el agua tome color de la flor y lo tomas, cuando venga tu luna de sangre esperas a que se termine y cuando veas que no viene mas lo vuelves a tomar, hace efecto de inmediato, si lo tomas a penas llegues pueden tener intimidad sin riesgos.
—Bien, gracias Yankiray.
—Cuídate y disfruta. —Tahiel me espera desde la entrada y a penas salgo Lane viene hacia mi.
—¿Mañana quedamos?.
—Si, Tahiel no va a trabajar por el calor asi que podemos ir al rio a divertirnos.
—Buenísimo, temprano así hacemos algunas cosas ricas y a la tarde nos bañamos y comemos.
—Tu siempre piensas en comer Lane.
—Y si Tate, ¿Qué mas voy a hacer?.
—Bueno, pero cocinen abundante asi nos queda para el día siguiente.
—Y tu un sapo eres, un barril sin fondo Tahiel, igual que tu.
—¿Y a mi qué me metes?.
—Porque eres igual de angurriento. —me da risa porque Lane con Itamar empiezan a darse golpes—. Cocino sin parar porque tu y papá se comen todo.
—Ahora me metes a mi, que genial que eres Lane.
—Otro ofendidito mas cuando le dicen la verdad. —Benjamín va envolviendo a Catriel por los hombros y ella le agarra la mano colgante sonriendo.
—Mira a Lane Catriel, que después la reto y me dices que no la haga llorar.
—Llora de mentira papá, tu no mas te lo crees.
—Aaaagggg, te voy a dejar sin pelos vas a ver. —me da risa porque no paran de golpearse, se corren y se dan golpes como un juego.
—Bueno, mañana vengan también asi pasamos el dia.
—Noooo hijo, con mamá nos vamos. —me doy cuenta que abro la boca y los ojos enormes mirándolo a Tahiel que sonríe—. Los mando con carne asi hacen algo y se divierten.
—Dale, los esperamos entonces. —entro a la tienda pero él queda afuera viendo que entren a su tienda, voy directo a encender el fuego para calentar agua—. ¿Qidel?.
—Acaaaa. —como no sale hago el té, apago el fuego y lo hago esperando.
—¿PUEDES VENIR QIDEL?. —entro tomando el té de sorbitos, voy al lugar privado viéndolo sentado en la cama—. ¿Estas tomando las flores?.
—Si, por las dudas.
—¿Dudas?.
—Si, estoy segura que no quieres que quede embarazada.
—No, no quiero, pero cada cosa me debes consultar Qidel, tomaste una decisión sola. —no sé que decir, creí que me iba a apoyar en esto—. Ya no sé como repetírtelo, no soy Meucaneo, a mi consultas, me pides permiso Qidel.
—Perdona, son arranques que tengo sin darme cuenta. —me tomo todo el té dejando la taza en la mesita de al lado de su cama.
—Si, me doy cuenta que son cosas por impulso, pero piensa la próxima porque no me gusta como me faltas al respeto.
—No te falto el respeto Tahiel. —se acomoda en la cama mirando el techo—. De verdad, yo te respeto Tahiel, fue un impulso nada mas.
—Simplemente digo que pienses antes de hablar y de creer que puedes decidir algo.
—Pero esto es tema de mi cuerpo Tahiel.
—¿Tu cuerpo?. —se alza un poco y yo parada a su lado viéndolo hacia abajo—. Eres MI mujer Qidel, lo que decidas sobre TU cuerpo es de MI incumbencia, porque eres MI mujer.
—Es que lo entiendo, no te enojes, fue un error. —me saco el vestido bajo su mirada y él vuelve a tirarse en la cama—. Y también entiende que creí que con mi cuerpo podía decidir.
—Es que decides, pero me avisas, solo eso digo maldita sea. —dudando pongo las manos en su pecho cruzando una pierna por sus caderas—. ¿Qué haces?.
—Yankiray dijo que las flores hacían efecto de inmediato. —se sienta de golpe sorprendiéndome, pero como no me mueve de encima de él, lo agarro de la cara—. Y hoy tu hermano nos cortó todo. —me acerco a su boca viendo como cierra los ojos.
—No juegues conmigo Qidel.
—No juego, compruebo.
—¿Qué cosa?.
—Si deseas hacer esto. —me gira subiéndose encima y me besa, al fin me besa—. Mmmggggg. —baja por mi cuello dando besos hasta que llega a mis pechos.
—Tienes unos pechos bellísimos.
Cierro los ojos sonriendo, me los besa con tanta suavidad que me estremece, sus manos grandes y callosas me estremecen, el deseo crece rápidamente en mi, lo deseo con fuerza, lo necesito dentro de mi, que me posea y me enseñe lo que es el placer porque siento que él sabe lo que hace, sabe como dar y sé que me va a enseñar a darle, y es un sueño todo lo que me hace, porque con tan solo tocarme y besarme los pechos me hace sentir mas de lo que Meucaneo habría logrado aunque se esfuerce y ponga su vida en algo, cosa que no hacia. Sonriendo a mas no poder lo envuelvo por el cuello cuando vuelve a acomodase encima mío, abro las piernas sin que me deba decir que lo haga, porque quiero esto, lo quiero con él, lo quiero desesperadamente, que cuando siento su pene tocar mi intimidad me sale un grito y risa.
—¿Qué pasa?.
—No pares, por favor Tahiel, no pares. —me muevo buscando que su pene vaya a donde debe y él aprieta los dientes—. Te deseo Tahiel.
—Yo también Qidel, mucho te deseo. —lo beso ahogando el gemido de dolor que me causa su intromisión, tanto que debo alejar mi cara de la suya y lo veo con los ojos enormes, pero él sonríe—. Espero... Vamos con calma que nadie nos apura.
—Yo me siento desesperada.
—¿Quieres que termine?.
—No. —hago algo que no hice antes, acaricio su cabeza y cara con suavidad, y aunque mis lágrimas caen sonrío—. Quiero esto como nunca quise nada Tahiel, créeme.
—Te creo, tranquila.
—No, no entiendes.
—No me compares con él, guárdate todo lo que tenga que ver con él.
—No voy a compararte, y tu tampoco me compares con las que hallas estado. —me da un beso suave moviendo las caderas con mucha suavidad—. Mmmjjjjj.
—Dime si te gusta... Dime como lo quieres.
—¿Como quiero qué?. —bajo los brazos porque carga los codos a mis lados y como tengo que tocarlo para aguantar todo lo envuelvo de la cintura—. No entiendo, esta es la manera de hacerlo.
—No es la única.
—¿Hay más?.
—Si, y las vamos a probar... —me vuelve a dar un beso moviéndose—. OOoojjj.
—Mmmjjj.
—Asi. —agarra mi pierna subiéndola mas arriba y entra mas profundo—. Oojjj justo asi.
—Oh por los dioses, aaAAAAGGGG.
—Respira bien, no te rindas Qidel. —lo aprieto con fuerza y él no deja de moverse, ya soy un rio de lágrimas por el placer, sigue moviéndose en mi interior sin piedad, con una suavidad que nunca tuvieron conmigo—. Aaajjjjj, no puede seeerrrrrjjj. —queda encima mío respirando con fuerza y yo sigo clavando mis uñas en su espalda—. ¿Estas bien?. —me agarra la cara con firmeza—. Qidel dime algo, Qidel háblame por favor.
—Estoy... —mis ojos me pesan, casi que no los puedo abrir, pero una sonrisa enorme aparece—. Nunca estuve mejor.
—¿De verdad?.
—Si, fue... Fue maravilloso Tahiel, —subo y bajo las manos por su espalda, muevo la cabeza hacia su mano que me acaricia la cara—. ¿Cómo te sientes?.
—No importa como me siento.
—A mi si me importa, y me importa si sentiste placer. —me besa con fuerza callándome
—Vamos a dormir, necesitamos descansar.
—Si. —se acomoda de su lado viéndome.
—Ven. —me pongo de lado apoyándome en su brazo, con su otro brazo me envuelve por la cintura dándome un beso en la boca—. Descansa, vamos de a poco.
Me hago la dormida hasta que se duerme, cuando lo hace me levanto, tengo mucho calor y no puedo, no puedo quedarme en la cama sabiendo que no disfrutó conmigo, que no fui suficiente para él, que Manque estuvo en medio de los dos, y no me importa que no la deje nunca de amar, sino que no la lleve a la cama, porque yo no lo llevé a Meucaneo, y se siente feo saber que solo fui el cuerpo con la cara de ella y los sentimientos hacia ella, es feo. Cuando el sol sale voy al agua a lavar mi cuerpo y refrescar mi alma dolida, dolida por no ser suficiente, por no cumplir una expectativa puesta, por no ser la causa de la confusión de un buen hombre, ¿Por qué siempre los buenos hombres los dañan? lo eh visto toda mi vida, vi como se burlaban de ellos y ellos dañan a las mujeres buenas, y las personas malas les va mejor, eso lo detesto.
—¡QIDEL!. —me giro viéndolo venir hacia mi sonriendo.
—No quería despertarte.
—Quería despertar de otra manera de hecho. —agarra mi brazo llevándome con él, me envuelve por la cintura comiéndome la boca de un beso y con la otra acomoda mis piernas sobre sus caderas—. Te necesito.
—¿Aca?.
—Si. —abro enorme la boca gimiendo cuando entra en mi y me mira sonriendo—. Ooojjj, justo asi.
—Ooohhh que bien se siente, mmmjjjj.
—Si, muy bien. —lo beso con fuerza cuando de las caderas me mueve sobre su pene—. Mmmjjjj, agárrate bien Qidel.
—Ooojjj, no puedo mas.
—Si puedes, —de la desesperación que me da muevo las caderas—. Eso, busca tu placer Qidel. —es como que me quiero alejar de él y a la vez no, lo quiero pegado a mi hasta que siento que llego al placer que tanto quería—. Eso, asi asi aaajjjjj. —abro lo ojos viendo el cielo, me quiero enderezar pero no puedo donde tiene su cabeza en mi pecho—. Por todos los dioses Qidel. —alzo su cara dándole un buen beso—. Mmmjjjj, debemos parar Qidel.
—No, no paremos.
—Invitaste a mi hermana a pasar el día.
—Oh, es verdad, no lo recordaba.
—Si no hubiera sido asi nos iríamos a la cama a conocernos mas.
—Esa es la gracias.
—¿Qué cosa?. —acaricio su cuello divertida—. Dime, no me dejes con la duda.
—Que tenemos tiempo para conocernos.
—Y si que lo vamos a hacer, tengo pensado muchas cosas.
—Ya quiero que lo hagamos, ahora tu me dejas con la duda.
—Esa es la gracia.
—Que malo que eres. —con cuidado nos vamos desenvolviendo.
—Ven, vamos a secarnos y cambiarnos.
—No me gustaría que nos encuentren asi.
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Comenzamos con el maratón, espero que les guste.
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