MARION Decir que me asusté fue poco en comparación con todo lo que pasó por mi mente en ese momento. No sabía cómo reaccionar o qué decir. Volteé a ver a Bruno con el rostro pálido y sin poder mover un solo músculo de su cuerpo. Nunca pensé que Vernon llegara a nuestra antigua casa, ni tampoco que nos tomara por sorpresa cuando él me había dicho que llegaría en tres días y quería que fuera personalmente al aeropuerto por él. Las cosas habían cambiado solo por haber ido en aquel instante. No sabía cómo reaccionar. Su llegada sorpresiva me había puesto a temblar. Me volteé para saludarlo. Mi corazón latió con fuerza al ver su típico bigote blanco y esa expresión de amabilidad que siempre lo caracterizaba. No pude evitar esbozar una sonrisa y correr a abrazarlo. —¡Vernon! ¡Qué sorpresa te