MARION Nunca creí que Bruno Storm estaría arrodillándose frente a mí. Por mi mente cruzó muchas respuestas, muchas conjeturas, pero hubo una pregunta que rondó por mi cabeza ¿Qué tan desesperado estaba como para pedirme tal cosa de rodillas? Él nunca se había arrodillado ante nadie, sin embargo, ante mí lo había hecho en ese momento. Vernon se había quedado platicando con Francisca que tenía varios años sirviendo a los Storm. — ¿Qué te hace pensar que con arrodillarte de esta manera voy a acceder? —le pregunté mirándolo hacía abajo— ¿Por qué debería ayudarte después de haber terminado mal? — Marion no quiero forzar las cosas entre tú y yo, pero mi papá está mal del corazón —me dijo Bruno— no quiero arriesgarlo. Tal vez no tenga sentido, ahora pero no creo que su corazón resista si l