MARION Fue una locura lo que había hecho. Mi madre me había dicho que las mentiras tarde o temprano terminaban por borrarse, pero en ese momento ese dicho no aplicaba a mi necesidad de ahuyentar a mi ex marido, que solo se había dedicado a molestarme desde que nuestras miradas se cruzaron luego de regresar a la ciudad. — Ahora si nos disculpas nos tenemos que ir —fulminé con la mirada a Bruno mientras jalaba a Gil de la mano para alejarme de él. No lo volteé a ver, pero sabía que estaba furioso. Conocía tan bien a Bruno, que era difícil no imaginarlo de otro modo. Mi corazón latía con violencia gritándome "¿qué te pasa maldita loca?" en el pecho, mientras la mano de mi amigo estaba en la mía y la mirada de Bruno clavada en mi espalda. Cruzamos la multitud lejos de los ojos de mi ex, y