Capitulo 6

2546 Words
Sofia. Pasado. Salto feliz por el regalo que me mandó Ankatu a través de Aukan que la verdad es un amor de persona por hacer todo esto por nosotros, sabe que en el cualquier momento se sabe la verdad de que entre los dos no somos nada y aún así no le importa. Ankatu me mandó de regalo un peluche con una caja de chocolates, lo miro al pobre de Aukan que no sabe que cara poner cuando mi papá sale de la casa. —¡Ah!, un regalo. —Si, disculpa pero ya me voy. —le doy un abrazo y en el oído le susurro. —Muchas gracias, sé que nos haces el favor pero gracias. —Ankatu trabajó duro para tener dinero, y te lo manda con mucho amor. —Lo sé. —cuando se va entro a la casa a los saltos, si, una chica de diecinueve años que nunca tuvo novio un muchachito de quince me vuelve loca, mi mamá me mira riendo y mi tia Brisa hace cara de orgullo por su sobrino, no sabe que es de parte de Ankatu pero con Aukan los dos son sus sobrinos—. Miren que belleza, me encanta. —Lo tienes loco a ese muchacho hijaaaaa. —lo aprieto con fuerza al conejo rosa con blanco que me mandó, huele de maravilla también. —Lo amo... LO AMOOOOO. —todos se rien menos mi papá que hace caras—. Voy a subir a sacarle unas fotos. Ankatu—. A la noche te invito a una cita. Sofia—. Si si, ¿a qué hora vienes por mi?. Ankatu—. A las ocho paso por ti. Sofia—. Ok, te espero. Paso lo que queda de la tarde preparándome, mis papás ya no me prohíben salir solo que debo informarles a donde voy y con quien, y que debo responder cada mensaje que me mandan, pero al menos es una buena el que no deba suplicar por una salida como me pasaba hace un tiempo y eso que era para salir con mis primas a tomar un helado. Me pongo perfume, una carterita, y con una camperita en las manos salgo corriendo al oir la camioneta de Guille porque se supone que salgo con Aukan, no puede venir en una camioneta de Daniel, sospecharían. —Me voy. —le doy un beso a mis papás y a mis tíos. —Pásala lindo, no llegues tarde. —No papi, como a las once seguro venimos. —corro a la camioneta riendo donde Ankatu está escondido, me subo como si nada y van hacia el campo—. Listo, ya estamos lejos. —Bueno. —como estaba escondido a mis pies sube apresándome contra el asiento y me besa con diversión. —¿A dónde vamos a ir?. —Vamos a ir a un lugar secreto. —¿Y tu Aukan?. —En su casa, mi tia Meli se fue a quedar a mi casa porque mi tio Dani se fue a trabajar. —Si, vuelve en dos días pero es probable que mañana, así que es la única noche que podemos estar solos. —Bueno, entonces a disfrutarla. Presente. Recuerdo ese momento siempre, cuando me regaló el peluche que lo tengo en mi casa en medio de la cama, fue la única cosa que me regaló desde que nos conocemos, después esa noche concebimos a Arlo, menudo precio por una hija, pero hija que amo con locura, mi nena hermosa como siempre le dice él, es el mayor regalo que me podía haber hecho, no la pedimos ni la esperábamos, pero si que la necesitábamos, cuando la tuve en mis brazos me di cuenta de esa realidad, necesitaba a esa bebé en mi vida y llegó en el momento justo. Lo miro dormir boca arriba con la cara que parece que sonriera, para saber si duerme o no le doy besos con suavidad en la cara, cuando llego a su mejilla me doy cuenta que durmió con los audífonos, eso quiere decir que quedó noqueado. —Mmmggg... Me haces cosquillas Sofi. —Despierta dormilón. —gimiendo se pone de lado atrapándome entre sus brazos. —¿Qué hora es?. —Las siete de la mañana. —¿Me estas jodiendo? Déjame dormir mujer. —No puedo dormir Katu, no me dejes sola. —abre los ojos con pesadez. —¿Y qué pretendes que haga?. —¿Hace falta que lo diga?. —riendo se sube arriba mio besándome el cuello—. Creo que vamos a recuperar el tiempo perdido. —Eso espero porque no aguanto más. —Mami, papi. —los dos miramos la cuna donde Arlo está sentada fregándose la carita. —Bueno, después lo recuperamos. —se tira a su lado subiéndose el bóxer porque parece que durmió así toda la noche, me paro a buscarla antes de que comience a llorar. —Voy a hacerle una mamadera, no le des pecho o no se lo sacas más. —No, por mientras le cambio el pañal y la ropa. —la acomodo comenzando a cambiarla intentando de hacer tiempo a que llegue con la mamadera y no me pida pecho, cuando viene nos acostamos los tres en la cama con Arlo en medio de los dos recibiendo besos de su papá. —Mi amor que te amo con locura hijaaaaa. —mi hija sonríe estirando la manito tocándolo en la cara—. Eres preciosa mami, muy preciosa, papá te ama mucho. —Amo papi. —Yo más mi vida. —los miro sonriendo, en eso golpean la puerta—. ¿Quién?. —¿Hijo, se puede pasar?. —Si mami. —entra sonriendo al verla con la mamadera. —Venia a ver a mi cielito. —mi hija se para y salta estirándole las manitos, más al ver a Daniel aparecer porque esta enamorada de su abuelo. —Oojjj amorcito ya estas despierta. —la llenan de besos los dos—. Me la llevo chicos, vamos a ir con mamá y los chicos a comprar unas cosas, tienen la casa para ustedes solos. —Si claro. —me tapo la boca con vergüenza y Ankatu se ríe—. Esos golpes que escuché ayer no los imaginé. —Aaaajjjj, que atrevido. —Bueno mami, son unos conejos ustedes, ya me acostumbré aunque no es lindo de saber menos de oir. —mientras va al baño Daniel le da un golpe en la cabeza—. AAAJJJJ MIERDA, ME DUELE. —ERA PARA QUE TE DOLIERA ESTUPIDO. —Meli me mira sonriendo mientras los dos salen de la habitación. —¿Me das una ropita así le llevamos?. —Si. —le armo la mochila de pandita rapidito y me guiña un ojo. —Disfruten y conózcance, deben hacerlo Sofi bonita. —Si Meli, espero que lo hagamos porque lo necesitamos con urgencia. —Piensa en positivo, de esa forma tu misma dudas. —Tiene razón. —Abajo hay de todo para que coman, puede que volvamos en la noche, es mucho más probable porque nos llevamos a todos. —Bien, ¿llevan leche?. —me pongo un shorts y bajo con ella viendo como las chicas la peinan a mi hija que les charla no sé que cosa. —Gira la cabeza así. —¿A telmina titi?. —Ya casi corazón, Yan pásame esa hebilla que le compramos. —sonrío al ver unas planchas de hebillas, siempre le compran cosas a mi hija. —¿Cuál te gusta hermosa?. —Mmmm... Esa a busta. —le pone una que es un sombrerito color rosa con unas plumas. —Eres loca Arlo. —Es dramático tu estilo, tienes flow. —me río con ganas pasando por atrás de Milla dándole un golpe en la cola. —¡Que lindo peinado!. —Practicamos mucho, aunque tiene el pelo muy finito podemos hacerle algunas cosas. —Pobre mi cabeza que me hacían de todo. —Meli sonríe porque es un amor. —Ahí Arlo, estas hermosa. —Gacias tía. —les da un besito que enamora, voy hacia mi hija agachándome así le doy un abracito. —Hija vas a salir con los abuelos, pórtate bien, no hagas mañas o los abuelos no te llevan más a pasear. —A polto ien mami, —la abrazo y ahí Ankatu le da un beso y se van. —Que locura que con tus papás ni un drama y los míos no la pueden llevar ni a la esquina. —Capas que es donde no los ve tan seguido y muchos días, como vives con los tuyos debe ser diferente. —Puede ser. —nos miramos sonriendo. —Bueno, vamos a meterle a esto porque se me va a romper el bóxer. —Si pero AAAAGGGG... —no alcanzo a cerrar la puerta porque me envuelve de atrás alzándome y me lleva hacia la escalera—. Estas loco Ankatu. —No quiero perder el tiempo nena. —me río todo el viaje porque me lleva en brazos como si no pesara nada, en la habitación me para y me saca la remera de inmediato. —NOOOGGG. —me rio porque a penas me puedo dar vuelta que caemos en la cama, y más risa me da que se lleva mis pechos a la boca—. Ooojjj. —Ahora si puedo tocarte sin pensar que la nena quiere tus pechos. —Bueno, roguemos que no quiera más pecho. —agarro su cabeza y lo empujo hacia arriba besándolo con todas mis ganas—. Vamos, entra. —Debo prepararte Sofi. —Bueno... —tiro los brazos hacia atrás sonriendo—. Hazlo entonces, prepárame como más quieras aunque ya lo estoy. —Mmmm, sabrosa te vez así Sofi. Con los ojos cerrados disfruto de su boca en mi cuerpo, con mucha calma va recorriendo mis pechos, mi vientre, mi pubis, sus manos no dejan de recorrerme y ponerme la piel super sensible, tanto que hasta mi propia respiración me eriza la piel. Estiro los brazos cuando se acomoda en medio de mis piernas entrando con lentitud, no puedo dejar de verlo a los ojos en como es un mundo dentro de él, no puedo evitar recordar las demás veces que tuvimos sexo, estuvimos muy pocas veces y siempre con mucha timidez, es la primera vez que nos liberamos como está vez, la primera vez que disfruto lo que hago, las otras veces no lo disfruté del todo ni tampoco fue obligada, sino que era incómodo en todos los sentidos. —Dios santo. —se tira a mi lado riendo cosa que me contagia—. No sé que más se hace, deberíamos buscar información. —La verdad que si deberíamos hacerlo porque sino va a ser siempre lo mismo. —se pone de lado acariciando mi vientre—. Tomo la pastilla, desde que tuve a Arlo la tomo. —Mejor, aunque no me desagradaría otro hijo pero primero hay otras prioridades. —¿Cómo cuales?. —Una casa por ejemplo. —me hace sonreír lo que dice—. Me gustaría que en mi trabajo me den un lugar fijo, y creo que ahí si me gustaría otro hijo. —¿Con Arlo no te basta? Porque te digo que a mi si me basta, una sola hija para mi esta bien. —¿De verdad? Somos los hermanos mayores entre muchos, creí que querías lo mismo. —La verdad que no, no me agrada pensar en tener muchos hijos más que nada porque sé lo que es ser hermana mayor, no quiero que Arlo pase por lo mismo. —Bueno, a mi me gustaría un hijo más Sofi, pero respeto que no lo quieras. —Deberíamos hablarlo en unos años más, tal vez cambie de opinión. —paso mi brazo por su cintura sonriendo—. Vamos a comer algo, me muero de hambre. —Yo igual, comamos algo y volvemos a esta cama corriendo. —Nos damos un baño después de comer, me siento toda sudada. —nos levantamos sin dejar de sonreír, necesitábamos está intimidad con urgencia, me pongo una remera de él para más comodidad, y él se pone un bóxer. —Andaría en bolas pero no es mi casa. —Cuando la tengamos vamos a estar como deseemos. —bajamos riendo, voy abrazándolo de atrás y cuando llegamos abajo de las escaleras me cuelgo como puedo—. Me gustaría hacerle una tortita a Arlo ahora para su cumple. —Si obvio, podemos decirle a Luci que la haga. —saca unos huevos y queso, por mientras hago unas tostadas y caliento agua. —Debemos ir a verlos, cuando se enteren que estamos acá se nos arma. —A la noche podemos ir donde los papis, le digo a mi mamá que vayan para allá y nosotros nos vamos. —Dale, —hacemos unas tostadas con huevo y tomamos unos mates—. ¿Tienes idea de cuánto tiempo vas a estar en servicio cuando te vayas?. —La verdad que no tengo idea, espero que no más de cinco meses. —asiento sin decir nada—. Antes de venir me hicieron una prueba, mi papá venia como mi segundo y después molestaban a Rubén porque lo derribé. —Uuuhhh me imagino lo dramático. —Si, decía que era gracias a su entrenamiento que lo había derrotado, no quería admitir que siendo treinta años más joven lo bajé de una. —Que pesado, cuando lo vea me va a decir que eres un atrevido, ya lo veo. —miramos hacia afuera cuando oímos ruido de cascos. —Voy a ver que pasa. —miro por la ventana viendo a un trabajador, Ankatu lo saluda de la mano y le dice algo haciendo que el hombre se vaya—. Buscaba a mi papá, dice que mi tio Guille lo mandaba a llamar. —Bueno, vamos a terminar de desayunar así disfrutamos un poco más la soledad y nos vamos donde tus abuelos. —Andando entonces. —subo primera donde me da un terrible nalgada. —AAAAUUUCCCHHHHH. —Terrible culo que tienes. —alzo las cejas porque nunca me dijo nada de mi cuerpo, solo que estaba linda y si me entrenaba—. Tomas me molesta con que tenias terrible culo y casi me vuelvo loco. —Uuff, que lindos compañeros te cargas, miran a la mujer de otro, creí que les enseñaban valores en el ejercito. —Lo hacen, pero eres preciosa mujer. —sube un escalón más quedando a mi altura—. ¿Quién no se daría vuelta al verte llegar? Nadie. —paso mis brazos por su cuello sonriendo—. ¿Por qué no nos poníamos de acuerdo Sofi?, estas horas es lo más hermoso que hemos disfrutados de nosotros en todos los años en que estamos. —Porque nos estamos conociendo. —me empuja haciendo que suba los escalones que quedan para después alzarme en brazos—. Y aun falta, que tengamos una hija no quiere decir que nos conocemos o tenemos la mejor relación del mundo. —Es verdad, espero podamos llevarla en paz. —Espero lo mismo. . .
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