Los labios de Gianfranco capturaron en un beso la dulce boca de Marypaz. Una extraña fuerza desconocida para él lo invadió, su corazón sintió una agitación que jamás antes ninguna mujer había logrado. El beso era dulce, tierno, como la esencia de Marypaz, ella correspondía como si estuviera dejando la vida en ese beso, el corazón de ella palpitaba con violencia, tampoco era su primer beso, pero sí el primero que estremecía su alma, y le hacía sentir el revoloteo de las mariposas en su vientre. Sin embargo, aquel sentimiento desconocido que percibió el corazón del joven italiano, lo invadió de temor a Gianfranco, recordó que tenía novia, y que no era correcto besar a una desconocida, y rompió de golpe aquel beso y toda la magia que los envolvió. —Esto no es correcto, es una locura…