Eres mi prisionera.

1445 Words

Marypaz volteó y enseguida hizo sus manos atrás, escondiendo el pañuelo, parpadeó, y pensó con rapidez. —Estoy buscando un talco anti-pulgas para mi Betito —recalcó. Gianfranco cerró la cerradura con llave, y se la guardó en el bolsillo, caminó directo hacia donde estaba Marypaz. —¿En el cajón de mis pañuelos? —cuestionó se detuvo frente a ella, se reflejó en su azulada mirada. —¿Qué buscaba en verdad, señorita Duque? Marypaz sintió que las piernas le temblaban cuando él se le acercó, su corazón latía desaforado, era algo que no podía controlar. —Bueno, en realidad, un perfume para mi Betito, la duquesa lo dejó oliendo fatal. —Frunció la nariz. —¿Y usted pretendía ponerle mi perfume a ese mu…a su mascota? —indagó pensativo, se aproximó más a ella, la acorraló con sus fuertes bra

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