Marypaz sintió una opresión en el pecho, se aclaró la garganta. —No, tranquilo no es nada, cuando estoy sometida a mucho estrés me pasa esto, y tu hermano —gruñó—, ha hecho de todo para sacarme de mis casillas. —Cruzó sus brazos. Gianluca no era tonto, no le creyó, sin embargo, decidió respetar su silencio, apenas se conocían, o quizás ella decía la verdad, y él estaba exagerando. —Gianfranco es un poco complicado, pero veo que ustedes dos se conocieron… bastante bien. Marypaz soltó una carcajada, suspiró. —No como yo hubiera querido pero bueno, las cosas pasan por algo. —Miró al joven que estaba a su lado—, Por favor no digas nada de lo que pasó, mi papá es bastante exagerado, y vendrá a llevarme de regreso a Colombia. —¿Qué me darás a cambio de mi silencio? —preguntó Gianluca