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2174 Words
-         Eres mi puta condena.   Sonreí coqueta y sus manos se aferraron a mis caderas apretándolas. La siguiente canción se reprodujo, y Love is a Beach de Two Feet inundo la sala. Baje mi rostro a su cuello y lo recorrí con mi lengua desde su hombro hasta la oreja, succione su lóbulo mientras sus dedos se clavaban más fuerte en mi carne. Gruño y me seguí moviendo despacio, mis manos tocaron su torso desnudo, mis labios llegaron a su boca, roce con mi lengua el borde su labio, me alejé un poco para mirarlo y mordí el mío lentamente mientras mis dedos rozaban su erección, nuevamente. Cerro los ojos y hecho su cabeza hacia atrás, bese su cuello, su pecho y pase mi lengua por uno de sus pezones, no sabía a ciencia cierta que estaba haciendo, pero tanto él como yo lo estábamos disfrutando. Seguí mi camino de besos hasta su vientre, donde dejé besos húmedos hasta el borde de su pantalón. Su pecho subía y bajaba pesadamente, sus ojos estaban negros de deseo, espero para ver que hacía, supongo que esperaba que me parara o me retractara, pero eso no iba a pasar.  Pasé mi lenga por los labios mientras lo miraba lo más sexy posible, fui hasta el borde de su pantalón y comencé a bajarlo, George levanto sus caderas para ayudarme y abrí los ojos enorme cuando su erección quedo expuesta. Era grande y potente, su vena se marcaba hinchada y gloriosa, relamí mis labios nuevamente y me acerque, no sabía bien que hacer, pero seguiría mis instintos. Pase la punta de mi lengua por su glande mientras lo miraba, George soltó un gruñido y apretó sus dientes. Continúe recorriendo su falo con mi lengua desde la base hasta la punta, mi mano acarició sus testículos mientras introducía su m*****o en mi boca. No llegue hasta la base, pero chupe y succione una y otra vez, produciendo gemidos y gruñidos en el hombre que ahora cerraba sus ojos y apretaba los puños en el sillón.   -         Mierda Em, me voy… - se tensó y supe que estaba a punto – Sera mejor que salgas si no quieres…   Lo ignore completamente y continúe con mi juego, George sabia exquisito, toda su longitud era exquisita, me encantaba sentirlo en mi boca y jugar con él a mi antojo, me gustaba sentirlo temblar y la forma que se alteraba su sistema, moví mi manos más rápido mientras aumentaba mis movimientos, su mano se aferró mi pelo y empujo introduciéndose más.   -         Em… - gimió y estallo en mi boca.   Su cuerpo tembló y mi boca se llenó de su esencia, me trague todo mientras terminaba de chupar y lamer. Me aleje y observe al hombre que permanecía sentado, saboree mis labios y él mordió el suyo.   -         ¿Dónde aprendiste eso? – sonreí satisfecha. -         Es la primera vez que lo hago – se acercó y tomo mi barbilla. -         Me encanta que así sea.   Me beso y me atrajo con sus brazos, me senté a horcajadas sobre él mientras su lengua exploraba mi boca frenética, sus brazos tomaron mis piernas y me levanto en el aire, nuestras bocas no se separaban, mientras caminaba conmigo a cuesta, nosotros nos devorábamos con pasión, sentí como subíamos las escales, pero no me aparte. Mi espalda toco la pared y su erección mi vientre, dejo mis labios y lamio mi cuello, hombro y oreja. Gemí y me refregué contra él. Sus manos me apretaron y su cuerpo me presiono con potencia, mi celular seguía reproduciendo música, jadeé cuando me sentí de nuevo en el aire y nuestros cuerpos se movieron. George volvió a tomar mi boca con la suya y entramos a lo que parecía un cuarto.   -         Te hare ver el cielo nena – me dejo en cama y se arrodillo en el suelo. -         Prefiero el infierno – jadeé cuando sus dientes mordieron levente mi dedo del pie. -         Pues, quemémonos en él.   Su lengua rozo el empeine de mi pie y miles de descargas eléctricas atacaron mi cuerpo, sus movimientos eran lentos y tortuosos. Primero recorrió mi pierna derecha desde el empeine hasta la rodilla con besos húmedos, luego hizo lo mismo con la izquierda para continuar por mi muslo hasta mi ingle para irse a la otra para repetir lo mismo. Arquee mi espalda y me queje cuando su aliento rozo mi v****a, pero no se quedó, sus manos eran expertas y precisas, con cada movimiento suyo, provocaba una reacción en cadena en todo mi maldito sistema. Su boca volvió a mi ingle donde lamio y mordió suavemente haciéndome retorcer.   -         Geor…. – gemí y tomé su cabello. -         Paciencia nena… - se levantó quedando a la altura de mi cara – Primero sacaremos este hermoso conjunto – sus dedos rozaron mi hendidura – Y después te devorare entera. Su mano atrapo mi brazo y comenzó a besarlo desde la muñeca hasta mi oreja, George era delicado, se tomaba su tiempo para besar, pasar la lengua y morder todo lo que quisiera. Siguió con mi otro brazo para terminar en mi oreja nuevamente, sus dedos viajaron a mi espalda y desprendieron la prenda mientras me devoraba por completo la boca. Sus besos mojados recorrieron mi clavícula hasta llegar a mis senos, lamio y mordisqueo mi pezón a través de la tela, sus dedos bajaron las tiras de la única prenda que cubría mi cuerpo y comenzó a jugar con mis senos, chupando, succionando y lamiendo. Gemí, jadee y escuche sus gruñidos mientras bajaba dejando besos mojados hacia mi centro.   Sus dedos jugaron con mi botón mientras lamia mi muslo.   -         Geor… por favor – no aguantaba más y él lo sabía.     Sonrió y llevo su lengua a mi hendidura, sus manos atraparon mis tobillos y los llevo a sus hombros dejando mis piernas completamente flexionadas, sus manos tiraron de mis caderas y llevaron mi cuerpo hasta la orilla de la cama, dejándome expuesta y a su merced. Su lengua lamio desde mi pubis hasta mi cola, introdujo un dedo en mi interior mientras su boca atacaba mi botón palpitante sin ningún pudor. Gemí, me retorcí y él introdujo un dedo más en mi interior, estaba empapada y deseosa, mi v****a dolía a causa de la excitación, aprete las sabanas con fuerza cuando el calor de mi vientre aumento descontroladamente. Sus dedos me abandonaron dejando un vacío en mi interior. me queje, para luego jadear a causa de su lengua. George dejo de usar las manos para introducirme su lengua, succiono con ferocidad haciendo que mis caderas se movieran en respuesta. Los espasmos se hicieron presente y grite mientras acercaba mis caderas a su boca y las movías desenfrenadamente. Lamio por un rato más después de mi explosivo orgasmos y se paró frente a mi completamente desnudo.   -         Sabes exquisito Emily – me acomode en el centro mientras se acercaba como un león   Sus brazos sostuvieron su cuerpo y se colocó completamente sobre mí, sus dedos recorrieron mi torso hasta mis muslos donde los sujeto para luego levantarlos enrollándolos sobre sus caderas. Beso mis labios y me invistió de una sola vez. Clave mis uñas en su espalda y un pequeño grito de dolor salió de mis labios, George se quedó quieto y apretó los dientes.   -         Joder, Em – apoyo su frente en la mía – Me dijiste que no eras virgen. -         No lo soy… - una lágrima tramposa abandono mis ojos – Solo me acosté una vez hace un año. – sonrió con mis palabras y me volvió a besar. -         Iremos despacio – salió y volvió a entrar lentamente – Estas muy apretada cariño…   Su mandíbula se tensó mientras se movía lentamente, llevo todo el peso de su cuerpo a un brazo y trazo círculos con su dedo en mi clítoris para relajarme y poder seguir. No sé cuándo paso exactamente, solo sé qué unos segundos después estaba gimiendo su nombre mientras me penetraba salvajemente. Giramos sobre la cama, mi cuerpo quedo encima del suyo, comencé a moverme de arriba abajo, en círculos, lento y rápido. Geor gemía y gruñía, clavaba sus dedos en mi cuerpo, lo sentí tensarse justo en el momento que mi cuerpo se abandonaba en un orgasmo poderoso y duradero. Me refregué contra su pelvis y seguí mis movimientos circulares hasta que gruño y se dejó llevar por su orgasmo diciendo mi nombre entre susurros. Caí rendida en su pecho y me abrazó, sus labios dejaron pequeños besos por todo mi rostro, susurro palabras en lo que parecía griego, sus caricias me relajaron de tal forma que me quedé dormida sobre él.   -         Buenos días griego – sonreí cuando sus labios besaron mi cuello. -         Nada de buenos días bella – río y recorrió mi cuerpo con la yema de sus dedos – Solo ha pasado media hora – volvió a besar mi cuello – Vamos a bañarnos.   Me removí en las sabanas y sentí su humedad, estaban mojadas y algo viscosas. Las levante y observe los rastros de sangre que había en ella. Aquello no tenía lógica, yo me había acostado con Bruno y había manchado las sabanas aquella noche, incluso quedo un poco en mis bragas cuando me las puso en la madrugada para volver a casa antes de que todos se despierten.   -         ¿Estas segura que no eras virgen? – lo miré unos momentos y mordí mi labio. -         Sí… yo estoy segura que, aquella vez la sabanas se mancharon, no entiendo – miré con dudas y me sentí avergonzada por un momento. -         Te creo – levanto mi mentón – Solo me preocupa haberte lastimado – beso mis labios – Aunque me hubiera encantado ser el primero – sonrió de lado – Ahora vamos a bañarnos princesa. Me levanté y lo seguí hasta el baño que estaba en su habitación, el piso era oscuro y las paredes blancas, una gran bañera se encontraba en el sector izquierdo. El lugar olía a cítricos y flores, lo recorrí con mi mirada, descubriendo que había unas velas encendidas. Me observe en el espejo y me encontré con mis mejillas rosadas y mi mirada brillante, estaba agotada, pero me sentía más que viva que nunca. Sus manos acariciaron mis brazos y me llevo hacia la bañera. Me ayudo a entrar en ella y beso mi frente, para luego girar y caminar a la habitación. -         ¿Tú no entras? – observé su cola desnudo y mordí mi labio. -         Ahí vengo cariño, solo arreglare la cama y vuelvo. – abandono la habitación y me centre en relajarme con el agua.   No paso mucho tiempo hasta que volvió al baño, seguía desnudo y caminaba sin preocupación por todo el lugar, era increíble ver lo cómodo que se sentía con su cuerpo, no le importaba y creo que tenía todos los motivos para no hacerlo. Todo en él era perfecto, se movía con elegancia, su cuerpo no era muy grande, pero estaba perfectamente marcado y su m*****o, dios, eso tal vez rompería un Récord Guinness. Se acomodo detrás de mí y tomo una esponja.   -         No te he lastimado verdad – colocó jabón en ella y comenzó a lavar mi espalda y brazos. -         Para nada… - apoye mi cabeza en su hombro – No te tenia de estos… -         ¿De estos? ¿A qué te refieres? – dejo sus manos quietas. -         De los que preparan baños, lavan cuerpos y despiertan con besos – su cuerpo se movió un poco y gire. -         Te dije que tú eras de las que merecían rosas y bombones – acaricio mi mejilla – Y si decidiste darme el privilegio de tenerte, pues rosas y bombones será lo único que recibas de mi parte. – lo mire un momento analizando. -         No es necesario que finjas – junto sus cejas – Somos dos personas adultas capaces de tomar sus decisiones, aun si esa decisión es sin un compromiso. -         No estoy fingiendo Em – gire completamente para quedar frente a él – Lo hago porque quiero y porque me nace ser así contigo, no sé qué salga de todo esto, pero estoy dispuesto a probarlo, trate de alejarme de ti. Vaya que trate, pero eres obstinada y aquí nos tiene. – reí y acaricio mi mejilla. -         Ahora entiendo porque traes locas a las mujeres – mis manos viajaron a su m*****o. -         Eso es solo un plus en el paquete cariño – me subí a horcajadas encima suyo – No quiero compartirte con nadie Emily, no mientras estemos juntos – sus palabras me tomaron por sorpresa, era raro y tierno a la vez. -         Y yo... ¿Te tengo que compartir? – negó con la cabeza – Entonces creo que tenemos un trato.   Me apodere de su boca nuevamente y me deje llevar por las sensaciones, volvimos a tener relaciones y luego nos fuimos a la cama, donde me abrazo hasta quedar completamente dormidos.
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