Horas atrás de la llamada. Monteiro —¡Esta mierda no puede seguir así! —le grité exasperado ante la respuesta enviada por el abogado. —Sé que no, pero hacemos todo lo posible. —¿De verdad? No me lo parece. —¿Disculpa? ¿No te lo parece? —mierda, ahora no hay quien lo aguante—. Será mejor que tengas cuidado con ese tono o te haré venir al Vaticano y no creo que quieras revivir tus traumas de la infancia, Monteiro, porque créeme, lo que te hicieron a ti y a Christian en el Seminario no será nada a lo que te haré —exhalé con pesadez sirviéndome un trago. —Lo lamento, Claude, pero el estrés en el que estoy me está aniquilando, tengo a muchos respirándome en la nuca en este lugar, las cosas con Nilo y Josh podrían salirse de control y esa maldita audiencia… —sobé mi sien por la migraña que