Josh Monteiro extendió su mano ayudándome a levantar y aseguró la puerta. No sabía qué hacer o decir, pero la desencajada expresión de Nilo me ponía peor. Solo espero que Monteiro no le dijera nada de nuestro encuentro o estaré en problemas mayúsculos. —Siéntate —ordenó Monteiro, a quien seguí sentándome junto a Nilo en lo que él se apoyó en la ventana, dejándome ansioso por su aire autoritario. —Me alegra que llegaras a tiempo, pero no deberías escuchar conversaciones privadas. —No era mi intención. —Jamás lo es… —murmulló frío. —En fin. A partir de este momento Nilo será mi asistente y como tal, te exijo que respetes sus horarios para no meterlo en tus problemas ¿Entendido? —Nilo me esquivó la mirada empuñando sus manos. Algo escondía. —Sí, señor. —También quiero que mejores tus c