Nilo Por desgracia en la tarde fuimos interrumpidos con una llamada entrante de Enrique ordenándole a Monteiro ir al Vaticano, claro que estuvimos unos minutos más puesto que él me llevó al seminario y de ahí continué mi día como si nada, o bueno, eso quise pensar para no tener que estar distraído por el beso que nos dimos. A decir verdad, no sé qué me pasó, no sé si fueron los años de ausencia, la avalancha de recuerdos, el aprecio que siempre le tuve o que en aquel entonces hacía todo lo que me pedía y de alguna forma me sentí con derecho a tal atrevimiento, pero sé que no hay arrepentimientos por mi parte. Sin embargo, al caer la noche las cosas cambiaron en mi mente, mis pasos se hicieron más pesados y lentos, no quería llegar a mi habitación, no quería ver a Josh después de lo ocurr