Dylan se encargó de sacar sus cosas sin que yo estuviera, pronto pareció que él nunca estuvo y que aquella casa, aquel espacio en el que compartimos tantos momentos simplemente no significaba nada para él, al igual que yo. Nuestros tres años de relación se habían esfumado.
Intenté contactar con él en varias ocasiones, lo llamé, lo busqué, fui a su trabajo; pero era como si él no quisiera que lo encontrase. Incluso cambió de número de teléfono.
Había desaparecido solamente para mi.
Yo simplemente me sentía como una basura, no había podido arreglar las cosas con él, ni siquiera habíamos quedado en buenos términos y yo era la villana en nuestra historia, con mi frío corazón; más bien con mi amplio corazón.
Los días pasaron y el tiempo no hacía efecto en mí para lograr calmar el vacío
