Los tres nos separamos y miramos a Paolo.
—¿Y tú eres? —pregunta mi padre muy serio.
—Yo creo que es el novio de Mari y se ve muy guapo. —Mi madre se veía contenta.
—Que buen momento de presentar a tu novio, ¿no Mari? Estamos pasando por un luto.
—Edd, tal vez estemos tristes, pero me alegra de que Mari tenga pareja, ya sabes cómo el trabajo la tiene hasta sin vida social, su única vida social era su hermana, al menos tiene un poco fuera de ella para desprenderse. —dijo mi madre de forma positiva.
—¿Si saben que el chico está al frente de nosotros escuchándolos, cierto? —les recuerdo.
Ellos ven a Paolo y este le sonríe, se acerca y le ofrece la mano al padre.
—Es un placer, soy Paolo LeBlanc, y lamento las circunstancias en las que nos estamos conociendo —da media sonrisa.
Mi padre no muy confiado le estrecha la mano.
—Edd Petit, bueno seguramente me debes conocer, a menos que mi hijo no haya hablado de mi. —Me mira arqueando una ceja.
—Oh por supuesto que me habló mucho de ustedes dos —trata de soltar su mano—, pero no fue Mari, si no Paulette, soy o era el novio de Paulette.
Mi padre queda sorprendido y suelta la mano de Paolo, veo a mamá y estaba un poco desanimada.
—Ay mi niño. —Ella decide abrazarlo.
—Mabel, ¿Qué haces? —pregunta mi padre.
—Nosotros perdimos una hija y él a su novia, esto también es doloroso para él.
—¿Cuánto tiempo llevaban saliendo?
Empieza el interrogatorio.
—Seis meses y créame que ya estábamos a punto de visitarlos y presentarnos como se debe, pero sucedió esto, me siento algo culpable porque por el trabajo no hice tiempo para conocerlos antes… por eso creo que Mari debería ir, todos necesitamos tiempo y no precisamente en el trabajo. —se explica él y mi madre se separa.
—Creo que de todos modos tenía pensado invitarte —comenta mi madre y la vimos extrañados.
—¿Qué? —hablé por los tres.
No estaba entendiendo a lo que se refería.
—Al principio creí que era tu novio, así que estaba planeando invitarlo con nosotros para conocerlo.
—¿Es en serio mamá? Admiro tu capacidad de tener todo listo en cuestión de segundos.
—Pues fue gracias a tu hermana y a ti, dos bebé que cuidar al mismo tiempo te hace correr en todo, incluso creo que con uno es suficiente… pero ahora que sé que es el novio de Paulette, sigo creyendo que es buena idea que venga con nosotros.
—¿Por qué? —pregunté.
—Porque él también lo necesita, no sé que planes tenía con mi hija, pero si necesita un cierre, lo mejor sería tal vez conociéndola más a fondo, como por ejemplo el lugar donde se crió.
—Ay mamá, cada quien lidia con su dolor a su manera.
—Pues no veo que eso sea una mala forma.
Mi madre mira a Paolo insistiendo con la mirada y este se pone nervioso.
—Me encantaría, pero no quisiera incomodar.
Ah ok, este me lanza al agua y ni siquiera viene detrás de mí.
—¿Qué dices? Tenemos mucho espacio —Mi madre lo anima—. ¿No, Edd? —Le da un ligero codazo.
—Si bueno, tenemos mucho espacio en la granja, alguien que vigile de ellos en el establo no estaría mal.
A mamá no le gustó que papá prácticamente le dijera animal a Paolo.
—¿Viven en una granja? Paulette no me había mencioné eso, me encantaría, yo también crecí en una granja.
—¿De verdad? ¿En dónde muchacho? —extrañamente se anima mi padre.
Un tema de conversación que le agrada, pero no sé si realmente Paolo quiere hablar de eso o solo quiere agradar a papá, ¿Por qué? No van a ser sus suegros.
—Muy bien, ya lo tienen a él, no me necesitan —hable.
—¿Qué dices? Está sanación es para todo, si Paolo es capaz de darse días de descanso, tu también —dice mi madre—, recuerda que esta arrepentido por no habérselo dado.
—No puedo descansar hasta que el asesino de mi hermana no esté en la cárcel, si me voy con ustedes, me arrepentiré de no haber ayudado con la justicia de su muerte. —confieso y me vuelvo la atención de los tres.
—¿Qué? —Mi padre vuelve a tener ese rostro severo y de sorpresa.
Admito que parte de la historia no había sido contada porque esperaba tener más información, no quería que mis padres pensaran que mi hermana se prostituía o algo. Les explico a mis padres lo poco que sé y se ponen su chaqueta.
—Disculpa el abuso, pero ¿Tienes auto? —mi padre le pregunta a Paolo.
—Vinimos en taxi, pero puedo llamar a mi chófer y será como pedir un taxi.
—Mmm bueno, la idea era irnos rápido, pero gracias.
POV’Lorian
—¡Habla ya imbécil! —dije al golpearlo nuevamente.
—Es que no tengo idea. —responde adolorido.
—¿Y por esa razón ibas a huir? —dije con un tono irónico.
Torturaba al policía del otro día que dejó a Mari sola, recuerden que maté al otro cómo advertencia y logró introducir miedo, tanto que gracias a qué envié a Alan para vigilarlo, supe que el oficial estaba intentando huir.
Lo tenía esposado manos y pies sobre una gran piedra plana en mi salón de torturas, está se encontraba debajo de la mansión, digamos que estamos en un piso con varias habitaciones, cada una cumplía su función, así que ahora nos encontrábamos en la habitación de tortura.
El diseño de aquí es sumamente asqueroso con la intención de que no se sientan cómodos ni a gusto.
—Yo no intentaba huir, me asignaron una misión a otro estado.
—¿Y necesitabas todas esas maletas?
—Nunca se sabe cuanto vas a necesitar.
—¿Eres mujer? O ¿Por cuántos días sería tu misión?
—Hasta que el capitán me lo indicara.
—¿Y por qué el capitán tendría esas órdenes? Ustedes trabajan para mí, no tienen permitido moverse a otro lado.
—Hay alguien superior que lo ordenó y simplemente quisimos cumplir con la fachada.
No sabía si confiar, pues aun no me dice como es que no logran ser hipnotizados.
—Tendré que hablar con ese superior… ¿Cómo ya no pueden ser hipnotizados?
Me acerco invadiendo su espacio y noté como sentía miedo hacia mí.
—No lo sé —su voz temblaba al responder.
Preparo mi mano para golpearlo, pero el sonido de mi teléfono me detiene.
—Salvado por la campana —sonreí.
Me alejo de él y le hago una seña a mis hombres para que lo golpeen, escuchando el dulce quejido de los golpes. Llego hasta la esquina del salón y contesto la llamada.
—¡Paolo! —saludo—, ¿Cómo te va con quién pudo haber sido tu familia? —pregunté divertido.
—Así que eras tú quién nos espiaba en el cementerio.
—¿Y quién más podría ser?
—No lo sé, estoy paranoico.
—Entiendo, solo me pasé por ahí a ver si necesitabas ayuda, creí que tú cuñada te golpearía más de la cuenta, sabes cuánto amo el drama.
—Pues ya ves que pude encargarme, esto es lo mío.
—Lo sé, que bueno que intercambiamos.
—Si te pareciera bueno, no me hubieras vigilado en el cementerio.
—Solo quería ayudar.
—La razón por la que intercambiamos fue porque no querías ayudar por esta parte.
Suspiro.
—Aun así, soy un perfeccionista y solo quería ver si te ha ido bien.
—Y si me fuera mal, no podrías hacer esta parte.
—Si podría, solo tendría que arrancar tu bello rostro y ponérmelo, ni tendría que actuar como tú porque sería la primera vez que me conoce, crearía un nuevo Paolo y más cool.
—No eres tan malo para robarme la identidad.
—No, claro que no. —Me reí.
—Sé que quieres ser como yo.
—Olvídalo, eres demasiado bueno para mí gusto… ¿Y para que me llamas? ¿Dónde estas?
—Te necesito, estoy en el apartamento de Mari.
—Uy, ¿ya te estás acostando con tu cuñada? No te culpo, son gemelas, puede pasar, son los sentimientos encontrados por ver a alguien igual que tú novia.
—Gaspar, sus padres están aquí.
—Te escucho, te admiro y te respeto, que atrevido de tu parte, pero bueno, yo tampoco dejaría que la visita de mis suegros me detuviera.
—¡Gaspar, presta atención!
—Oh lo siento, eres tan bueno que no eres capaz de hacer eso. —me sigo divirtiendo—. Estás en el apartamento de tu cuñada, con tus ex suegros, ¿Qué sucede? —retomo la conversación y me pongo serio.
—Primero, no vuelvas a seguirme, lo tengo todo controlado. —me aclara.
—Entonces no necesitas mi ayuda si lo tienes todo controlado.
—Habrá excepciones en las que no podré estar en dos lugares a la vez y te necesitaré, pero solo vendrás si te llamo, del resto debes confiar en mí.
—No hay nada de malo, pues puedes necesitarme en una emergencia, pero está bien… prosigue.
—Los padres de Mari se la quieren llevar a su pueblo.
—Eso es buenísimo, va estar fuera del peligro mientras nos encargamos.
—Me han invitado…
—Bueno, deberías ir, no necesito al policía bueno en el caso, además en tal caso de que los sigan, te necesitarán allá.
—Aun no lo sé Gaspar.
—Debes siempre prevenir Paolo.
—Como sea, el punto es Mari no quieren irse, quiere descubrir quien conducía el auto en el choque de su hermana, ellos tenían que irse hoy, pero le confesó eso a sus padres y ahora quieren ir a la estación de policía, estoy en la sala fingiendo que llamo a mi chófer y ellos están en la cocina.
—De acuerdo, ya sé que hacer, ¿Envío a alguien por ti?
—Si… y ya sé que las hipnosis no están funcionando, pero haz algo para que ellos tomen la decisión de irse.
—Yo me encargo. —Le aseguro.
—¿Qué estabas haciendo? ¿Interrumpí algo?
—Sé que escuchas los gritos, no te hagas el tonto.
—¿A quien estás torturando?
Finalmente habla claro, Paolo no le gusta mencionar lo que hago, por eso me hace preguntas como si no sabe, lo considero ridículo, pero ¿Qué se le hace? Ya no está más en el lado oscuro.
—Tu no quieres que te esté vigilando, entonces tú tampoco lo intentes. —le respondo y corto la llamada.
No tenía sentido que preguntara si no le gustaba saberlo, tal vez quería saber para ver si me detenía, pero igual perdería su tiempo.
Guardo mi celular y me regreso a donde está el oficial, chasqueo mis dedos y mis hombres se detienen.
—Parece que si tendremos que hablar con tu jefe. —Tomo su mentón para verle el rostro.
—¿Y que piensas hacer? —dice con la poca fuerza que tenía.
—Que si no me complace, todos irán a la lista negra.
—¿La lista negra? —me ve confundido.
—Claro, la lista negra, dónde todos conocen la razón del porque hay tantos desaparecidos, pero es una pena que no puedan advertir a los demás, por la obvia razón de que no salen vivos, ya que la conocen después de estar en ella —sonreí y se atemorizó.
—¿Qué? No por favor, te diré todo lo que sé —me súplica.
—Ya es tarde, estás en la lista negra. —Lo solté y le sonreí.
Chasqueo mis dedos y lo sueltan de las cadenas, ya sabían que hacer con él, así que mientras lo preparan para mí, iría a la estación de policía a encargarme del otro asunto.
Salgo del salón y reviso mi celular mientras camino.
—Vamos Oscar —le digo.
El joven no había hecho algún movimiento hasta que se lo indique, escucho que me sigue y nos vamos.
***
Me encontraba en la oficina del capitán de la estación de policía, lo estaba esperando y la hipnosis nuevamente no funcionó para que me atendieran enseguida.
—Gaspar, que sorpresa tenerte aquí —me saluda cuando entra.
Yo me levanto y lo saludo estrechando su mano.
—¿Por qué se sorprende, Andrew? Siempre vengo aquí.
—Pero viene cuando necesitamos deshacernos de alguien —me aclara.
—O cuando necesito de ustedes —le recuerdo y suelto su mano.
—¿Qué necesitas de nosotros?
—¿Desde hace cuánto trabajo con tu familia, Andrew? —pregunté y caminé paseando por la habitación.
Él me mira y sé que sabe que algo no me gusta.
—Desde hace años.
—Son la única familia humana que sabe quién soy.
Me acerco a él por detrás y lo tomo de los hombros para llevarlo a su asiento.
—Y que por lealtad no me acerco a ustedes y tampoco los hipnotizo —le susurré y luego lo senté.
—Lo sé, pero entiende que tengo a alguien superior Gaspar.
—Tus ancestros supieron manejar la situación Andrew, pero si alguien tan complicado para ti, solo dime… ambos sabemos que desde que trabajamos juntos, te he quitado muchos asuntos haciéndote pasar por héroe.
—Si, pero no puedo pasar de alto a mi superior para complacerte.