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Sangre Joven

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Blurb

Una enfermera tras la muerte de su hermana gemela por accidente de auto, frecuenta a un cabaré para recordar cuando su hermana hacia shows como bailarina exótica. Al bailar en el club para sentirse conectada con su hermana, se da cuenta de que su muerte no fue un accidente y que el club estaba más involucrado de lo que debería. A punto de descubrir quien causó el accidente, es secuestrada por la mafia y se ve obligada a luchar por su vida, ellos no se iban a arriesgar qué la enfermera descubriera su secreto, a pesar de que el jefe de la misma comenzara a sentir atracción por dicha chica...

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Capítulo 1
Advertencia Lo escrito a continuación es pura ficción, no se busca romantizar o hacer parecer correcta este tipo de relación, para mayores de 18 años ya que incluye contenido de violencia, sexo y drogas. —¿Estarás en mi presentación esta noche? Me pregunta Paulette por teléfono mientras cocinaba el almuerzo en nuestro apartamento. —Trataré de estar, está noche tengo guardia. —Le respondo. —Ay por favor Marinette, está noche es muy importante para mí. —¿Por qué? ¿Finalmente conoceré a tu enamorado o se escapara como siempre? —me burlo. —Él no se escapa de nadie Mari, solo que está muy ocupado. —No debe estar tan ocupado como para revolcarse con mi hermana. —¡Mari! —me regaña y me reí. —Llevan tiempo saliendo, si eres tan importante para él, querrá por lo menos presentarse adecuadamente con tu hermana y tus padres, ¿no? Apenas solo escucho lo bueno que es contigo, pero no basta con escucharlo, si quiere algo serio, necesita mi aprobación. —Que anticuada. —puedo presentir que mi hermana gemela rueda sus ojos. —No voy a cometer el mismo error con Marcel. —Marcel era un idiota, debí saberlo siempre cuando te confundió conmigo —recuerda muy molesta. —Yo creo que era morbo de estar con gemelas, porque estoy segura de que nos diferenciamos en algo. —Sobre todo por tu lunar de trébol el cuello, es lo único que no tengo. Es cierto, tenía tres lunares juntos que parecían un trébol, mi hermana también tiene lunares, pero los suyos están separados. Ambas somos rubias naturales y de ojos azules, somos delgadas, pero nuestro cuerpo se ve lindo gracias al ballet, nuestra piel es pálida y fácil de ponerse roja. Vivimos en París, Francia, aunque nacimos en un pueblo cercano, solo nos mudamos nosotras dos por los estudios y sueños, aunque cuando podemos visitamos a nuestros padres. —Como sea, ya deja de recordar a ese tonto, estoy segura de que Paolo no es así. —A menos que me vea y le provoque estar con las dos —bromeo. —Yo no sé que tienen los hombres con las gemelas, sería incómodo ver cómo la otra folla —se asquea ella. —Puedo verte desnuda, pero no follando —apoyo—, aunque si nos vemos en un espejo mientras cogemos, sería como ver a la otra, ¿no? —No puede ser que ya me estés dando la idea, ahora te odiaré porque cuando me vea en el espejo, pensaré que estás follando con Paolo. —Se queja. —Sería muy maniático de tu parte, además de que no me gustan los fantasmas —la sigo fastidiando. —Podría perdonarte de la falsa traición si vas a mi show esta noche. Ignoro lo último que dije porque seguramente no le gusto, solo estaba bromeando, aunque de cierta forma era verdad. Suspiro, ella iba a seguir insistiendo, la conozco. —Iré está tarde para preguntar si alguien me puede cubrir o adelantar mi hora, ¿va? —Gracias. —¿De verdad me quiere conocer? —Me quiere mucho y quiero hacer las cosas bien, así que deseo presentártelo. —Y finalmente acepto, tu no aceptas un no como respuesta, ¿cierto? —Por supuesto que no —se escuchaba satisfecha con ello. —Espero que me den permiso, porque es un milagro que ese novio tuyo y yo coincidamos en horarios. —Lo sé, pero también quiero que vengas a ver si dejas la enfermería y ganas más dinero aquí. —Paulette, sabes que eso para mí es un simple hobbie. —Pero ganaríamos mucho dinero, además estaríamos recordando los momentos de antes “los ángeles petit”, seríamos la sensación del cabaré. —Bailaré contigo por diversión, no por dinero, ya que no pienso dejar la enfermería. —Puedes hacer las dos, enfermera de día y bailarina exótica de noche. —No tendría vida, si ya con la enfermería me agoto, imagínate siendo bailarina también. —De acuerdo, pero me debes al menos un show, ¿ok? Solo para que te diviertas y yo recibo el dinero. —Lo pensaré —me reí. —Está bien, oye nanita tengo que ir a practicar, espero verte esta noche. —De acuerdo, besos. —Besos. —Y corta. Dejo el teléfono a un lado y sigo cocinando el almuerzo mientras escuchaba las noticias, al parecer se han desaparecido muchas personas, claro que eso siempre se ha visto, pero en este mes se han desaparecido más como de costumbre y los cuerpos no han sido encontrados. *** —Buenas tardes doctor Dubois —saludo a mi jefe del hospital entrando a su oficina. —Buenas tardes señorita Petit —me sonríe. Él era muy mayor que hasta podría ser un padre para mí y me he portado tan bien, que me considera una hija más, sobre todo porque me llevo bien con su hijo desde que comencé a hacer pasantías aquí. —Le traje macarrones como le gusta. —Le dejo una caja en el escritorio y me siento al frente de él. —¿Qué me pedirás está vez? —me mira con complicidad y me hago la ofendida. —¿Acaso una de sus enfermeras favoritas no puede traerle su postre favorito? —Solo lo haces cuando quieres algo, así que no voy a tocar esos macarrones hasta saber en lo que me voy a comprometer —entrecierra sus ojos. —Se los puede comer sin ningún compromiso —le digo y con delicadeza toma la caja—, pero… —Cubre su rostro como si le voy a hacer una especie de broma—. Mi hermana tiene un show hoy y me pidió con urgencia para que asistiera, es muy importante para ella. —Cada show es importante. —Pero no he ido a todos, además, cuando voy, cumplo con buenas horas al día siguiente. Suspira. —¿Cuándo me pedirás algo parecido sin sobornos? —No es un soborno, es como un “sé que tengo que trabajar y perdón por pedirlo”. —Pero también pueden mal pensarlo Mari. —Por favor señor. —Junto mis manos y le hago un puchero. Él se resiste, pero no tarda en aceptar. —Esta bien, pero no necesitas traer esto para convencerme. —¿En serio? —Puedes tráemelo sin pedir algo a cambio, sabes que me gusta mucho tus macarrones y no es justo que solo me los des para obtener algo de mí. —Esta bien, mañana te traeré más. —Me levanto emocionada. —Mañana trabajarás duro. —De eso no te preocupes. Toma la caja y la abre para oler su delicia. —Son mi debilidad… no le digas a nadie, pero te quedan mejor que mi esposa, hasta ella misma lo admite, quiere que le enseñes. —Podría ser recompensa por tanto que has hecho por mi. —Marinette, no digas eso, sabes que es por el cariño que te tengo y sé lo sola que se deben sentir tu hermana y tú aquí, quiero ser un apoyo para ti. Él antes era rudo conmigo, solo porque quería que mejorará, no me dejaba muchos días libres y no veía muchos shows de mi hermana, hasta que una vez me metieron presa creyendo que era mi hermana ya que está se había defendido de un cliente que quería tocarla. Al día siguiente el hombre me vio en la calle y metió una denuncia, llamé a mi hermana y está llegó con el doctor Dubois, ¿La razón? Pues por haber faltado, el hombre me buscó a mi casa para despedirme porque no iba a permitir ni una falta, mi hermana al principio estaba molesta, pues el doctor Dubois la estaba regañando a ella porque pensaba que era yo, luego cuando me lo contó, solo se reía de eso. Tal vez creyó que yo era fiestera o no lo sé, y bueno, él fue que me ayudó a salir de la cárcel y mi hermana pudo aclarar lo que pasó y metieron preso al otro hombre, y que si no fuera por la llamada, ella seguiría pensando que yo estaba en el trabajo. De ahí le comenté al doctor Dubois que nosotras estábamos solas en la ciudad porque quise apoyar a mi hermana a cumplir su sueño y bueno, yo también debía estudiar, de ahí, él fue más comprensivo, dejo de verme como la chica mimada que necesitaba rudeza para hacer las cosas por si sola. No es mi culpa que tenga una cara de niña linda y mimada, cosa que si lo fui, pero desde la universidad deje de serlo. —Oye papá, necesito que firmes algunas cosas —entra Nathan, su hijo, quién también es doctor—. Lo siento, doctor Dubois. —se corrige cuando nota que su padre está atendiendo a alguien. Él levanta la mirada y me sonríe, quedando tal vez hipnotizado. —Hola, doctor Nathan —le sonrío. —Señorita Petit —me sonríe de vuelta y luego inhala—. ¿Hiciste macarrones? ¿Pediste ver a tu hermana hoy, cierto? —bromea. —Parece que soy muy predecible —me reí—, pero ahora lo traeré sin pedir algo a cambio. —Espero que también me traigas a mí. —dijo Nathan. —Anotado el pedido, gracias doctor Dubois, nos vemos luego. —Hasta luego. —Me sonríe. —¿No piensas despedirte de mí también? —me pregunta Nathan. —Claro. —Me pongo de puntillas y beso su mejilla—. Ahora me voy antes de que los otros piensen cosas raras. —dije y salí de la oficina. Nathan es lindo, puede que me guste un poco, pero salir con alguien del trabajo no está en mi lista, su cabello es color castaño claro y sus ojos son claros, un hombre de ensueño, sobre todo por la parte que es doctor y buen hombre. Y aunque me guste, no estoy interesada en una relación con él, quisiera tener algo por diversión, pero tampoco quiero que afecte en nuestro trabajo. *** Llegó en mi auto al cabaré donde trabaja mi hermana y lo estaciono. Cargaba un vestido sencillo a pesar del frío, no me importaba, me gustaba, mi vestido era color n***o y ajustado. Al bajar del vehículo, no hago fila como los demás, entro por la parte de trabajadores como siempre había hecho y los saludo a todos, obviamente me conocían, no solo porque tenía la misma cara de mi hermana, si no que era la favorita del club. Entro a vestidores y me la encuentro preparándose y maquillándose. —Te ves hermosa —le digo y sonrío. Ella nota mi presencia y sale corriendo para darme un gran abrazo. —Si viniste. —Me debes un almuerzo mañana. —¿Trabajarás todo el día? —Y sin descanso como para poder cocinar. —Lo siento —se separa de mí. —Vale la pena, jamás te dejaría sola, mi hermana necesita ánimos para que recuerde que debe seguir luchando por lo que quiere. —Gracias Mari. —Me encanta cuando sonríe—. Te ves muy bien con ese color. —Me halaga dándome una vuelta. —No quería que me confundieron con una niña otra vez —recuerdo riéndome. —A mí me gusta que te vistas así, te ves linda, así que si los demás creen que te ves como una niña, quieren decir que te ves joven, así que no le hagas caso. —Esta bien, lo pensaré para el otro show. —De acuerdo. —¡Chicas, salen en unos minutos! —dice una trabajadora. —Paolo reservo un asiento para ustedes para que me vean juntos. —¿Entonces si vendrá? —Dijo que sí. —Está bien, suerte. Beso su mejilla y me volteo para luego sentir una nalgada de su parte, lo cual me hace verla esperando una explicación. —Lo siento, es que te ves sexy, ¿no, chicas? —le pregunta a sus compañeras y todas me miran como una presa. Yo solo me reí y me negué, luego salí y fui al bar para pedir un trago. —Hola Luca —saludo al bartender. —Mari, ¿cómo estás? —Muy bien, ¿Y tu? —Bien, bien, qué bueno que viniste. —No puedo decirle que no a mí hermana. —Nadie puede. Nos reímos. —¿Sabes? Eres el único que nos diferencia. —Pues porque tú hermana es más dulce que tú, además, siempre me fijo en el lunar de tu cuello —bromea. —Tienes razón, la forma de saludar de mi hermana es muy dulce, yo también puedo hacerlo, pero siento que si lo hago demasiado podrían confundir. —Eso no se lo impide a tu hermana, tal vez porque está acostumbrada a ser amada por todos. —Tal vez, ¿Me das el mismo trago de siempre? —Claro. Busca el vaso, las botellas y lo prepara, cuando lo sirve, me sonríe. —Disfruta del show. —Gracias. Luca tiene la misma edad que nosotras, 26 años. Le preguntó a una camarera por mi mesa y con amabilidad me lleva a ella, me siento y del otro lado, la silla estaba vacía, el local estaba comenzando a llenarse y esa silla seguía vacía. Apagan las luces y todos aplaudimos, el show estaba a punto de comenzar, yo no sabía cómo era ese tal Paolo, pero buscaba con la mirada a ver, fue un instinto nomás. No era la única mujer en el bar, algunas venían a acompañar a sus esposos o simplemente disfrutar de las actuaciones, era algo para adultos y bailaban con poca ropa, pero nadie podía tocarlas, ni lanzaban dinero, de hecho, tenían que pagar antes de entrar. Cómo estoy con otros proyectos, este lo estaré actualizando cada domingo, así que espero que lo disfruten❤️ Y agradezco su apoyo, de verdad.

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