—Ay querida, se nota que tus pensamientos son tan angelicales como tú rostro. —tiene un tono burlón.
Y lo mire muy seria, no me gusta cuando me tratan de ingenua y mucho si me habla de una forma como si ya confiáramos en el otro.
—Los políticos son peores, al menos en su mayoría tienen los mismos pecados que otros ricos, siempre pondrán a los suyos primeros.
Habla despectivamente como si no fuera de ese mundo, me retracto y decido cambiar de tema.
—¿Cuál es su nombre? —pregunto para anotarlo en la carpeta—. Claro si se puede saber.
—Claro que se puede saber, ni que fuera un criminal.
Que raro que así suenan los criminales.
—Pues así pareció un rato.
—¿Esto es un juzgado o un hospital? —Arquea una ceja.
En su mirada podía sentir que quería que me arrepintiera y no lo haré.
—Tampoco es un centro para que sea comprendido —dije severa.
—No estoy pidiendo que me comprenda, solo quiero que me sanen la puta herida, su trabajo es ayudar a los heridos, no a juzgarlos sin saber, así que simplemente cumpla con su protocolo —alza un poco la voz hastiado.
Yo bufé y trato de calmarme, en parte tenía razón, pero no estoy bien para razonar.
—Si no es capaz de cumplir, puedo irme a otro lugar.
—Si llegó aquí fue por emergencia y necesita atención.
—Pues estoy teniendo un mal servicio ahora.
—Mari… —repite nuevamente Nathan.
Su mirada era insistente, era paciente más, tenía que terminar con esto, ni que lo volviera a ver.
—¿Nombre completo? —le pregunto al hombre para seguir con mi trabajo.
Fijo mi mirada en la carpeta preparándome para anotar y se escucha un suspiro de su parte.
—Gaspar… Gaspar Lorian.
Dejo caer la carpeta de la impresión.
—¿Qué? ¿Suena como un criminal? —bromea—. Debo disculparme por eso, mi madre era amante de series de asesinos.
Lo oí, pero estoy perturbada, recuerdo ese nombre, es el de mi sueño, la persona de la llamada, ¿cómo es posible que lo recuerde? No todos recuerdan sus sueños, ¿Y por qué está conectado con la vida real?
—No, yo… —recojo la carpeta y anoto sin decir nada.
—La bala lo traspaso, está fuera de peligro —anuncia Nathan al revisarlo, llevaba rato analizándolo.
—Igual necesitaba ser atendido con urgencias, estoy sangrando.
Oía sus voces como de fondo, me sentía aturdida y desconcertada.
—Eso lo sabemos, pero en la manera en que lo hizo y la falta de personal, no fue de ayuda, de verdad hacemos lo que podemos.
Me comienzo a hiperventilar, me estaba dando un ataque de pánico.
—Bueno, imagínate para que serviría este hospital si no tiene personal, es casi lo mismo que no tenerlo… —se interrumpe a sí mismo y me ve—. ¿Se encuentra bien?
Me pregunta, preocupado tal vez y Nathan también me presta atención, ¿Cómo iba a decirle que había soñado con ese nombre? Iba preocuparlo más y no necesitaba eso ahora, suficiente tenía con lo de mi hermana.
—Si, solo que tal vez no me sienta bien.
—Uh ahora entiendo todo ese humor —comenta el señor Lorian.
Yo lo ignore y este siguió hablando.
—Supongo que no puede tomar un descanso por la falta de personal —mira mal a Nathan.
—Yo… —me detengo porque me interrumpe.
—Vaya a atenderse, su salud es más importante que cualquiera en esta habitación, si personas como usted se llegan a enfermar y no reposan para mejorar, entonces ¿Cómo tendrán personal? —aconseja él.
—Enfermera, ¿Por qué no va a tomar una siesta? —propone Nathan.
—Nathan… —vuelvo a ser interrumpida.
—Doctor Nathan, lo necesitan en urgencias —avisa una enfermera entrando a la habitación.
—¿Puedes terminar aquí? —me pregunta y asiento—. En cuanto termines, te vas a descansar —me ordena—, lo dejo en buenas manos.
—Lo sé —responde el hombre.
Quién extrañamente ha cambiado su comportamiento conmigo.
Nathan se va junto con la enfermera y yo dejo la carpeta de lado para terminar de curar al hombre. Estaba algo distraída y sin querer lo lastimé.
—Auch —se queja.
—Lo siento, de verdad —digo con sinceridad—, hoy no es mi día, estoy muy distraída.
—Me he dado cuenta así que me disculpo por mi falta de amabilidad… es que no me gusta ser juzgado y tampoco no suelo ser comprensivo, pero puedo hacer una excepción —me da media sonrisa y eso raramente me tranquiliza.
¿Por qué es raro? Porque aun no deja de ser tan creído.
—Y yo lamento juzgarlo, yo no soy así —digo para llevar la fiesta en paz.
—Enfermera Petit —vuelven a irrumpir en la habitación.
—¿Si? —me volteo para verla.
—La están necesitando afuera —me avisa.
—De acuerdo, saldré en un momento.
La enfermera se retira y yo le puse vendaje a la herida del hombre.
—Creí que todos eran prioridad —comenta él.
—Claro que lo son, solo que unos están más graves que otros.
—Hablaba de usted.
—¿A que se refiere?
—Por su salud, se ve muy agotada, debe descansar y dejar que otros se encarguen, si algunos pacientes no son prioridad, entonces no la necesitarán —lo dice como una solución.
—Sé que estoy cansada, pero no es fácil para mí dejar a las personas así como así.
—Ya yo estoy a salvo gracias a usted, así que no sienta que no ha hecho nada hoy.
—Aun así, no es suficiente para mí, con permiso. —Le doy media sonrisa y recojo los datos.
—Gracias.
—A su orden.
Salgo de la habitación y afuera me esperaba la enfermera que le había dejado mi celular, esta se sentía incomoda al estar rodead de aquellos hombres con armas, ambas nos alejamos de la habitación para no estar cerca de ellos.
—No quería interrumpirlo, por eso era mejor que saliera… temía de lo que podía hacer ese hombre —admite.
La entiendo, él vino amenazando para que lo atendieran, nada bueno se podría esperar.
—Espero no haberle causado problemas.
—Tranquila, ¿Qué sucede?
—Su teléfono no ha parado de sonar y la persona que llama dice que es urgente —me informa pasándome el celular.
Yo veo mi teléfono con inseguridad, ¿Urgente? ¿Qué podría ser? Tomo el móvil, lo reviso y veo las llamadas perdidas y una recibida, marco aquel número insistente y sale ocupado. Inmediatamente el número me devuelve la llamada y contesto.
—Aló… —digo con temor.
—Buenos días, le llamamos de la estación de policía —me informa una mujer—, ¿Me estoy dirigiendo a la señorita Marinette Petit?
Y es ahí cuando entiendo que por eso me caía la llamada, tenía que esperar que ellos me llamarán.
—Si, habla ella.
—De acuerdo, necesitamos que se aproxime a la estación lo más pronto posible ya que un auto registrado a su nombre se vio involucrado en un accidente de auto donde hubieron tres victimas, dos de ellas fueron llevadas a urgencias y la otra fue hallada muerta en su auto, por lo que necesitamos que identifique el cuerpo.
Nuevamente quedo sin habla, por favor que le hayan robado el auto a mi hermana y ella está a salvo, y que sea el cuerpo del ladrón y no de ella.
—Claro, ¿Cuál es la dirección de la estación? —intento tomar la calma mientras recibo las instrucciones.
No supongas cosas Mari, ella está bien, en cuanto cuelgo, me dirijo a la enfermera.
—¿El doctor Dubois ya se encuentra en su oficina?
—¿Se encuentra bien? —se preocupa por mí—, se ve muy pálida.
—Necesito irme, pero le tengo que avisar al doctor Dubois.
—Entiendo, pero no sé si se encuentre en su oficina ahora, si es tan urgente, ve y yo le aviso por ti.
—Gracias.
—Yo te cubro —me sonríe y le doy la carpeta.
Camino con prisa por el pasillo y me encuentro a Nathan.
—Hey, te dije que fueras a descansar.
—Debo irme del hospital, sucedió algo con mi auto.
—Iré contigo.
—¿Qué? No, hay más enfermeras que doctores, tu debes quedarte.
—Está bien —lo acepta forzosamente—, pero mantenme al tanto —me advierte y yo asiento.
—De acuerdo, adiós. —beso su mejilla y me voy.
POV’Lorian
—Señor, la enfermera ya se ha ido —me informa de uno de mis hombres.
Aún seguía en la habitación del hospital.
—De acuerdo, llamaré a Paolo.
Saco mi celular y mi hombre me deja solo en la habitación, apenas marco a Paolo, contesta después de unos bips.
—Aló —se escuchaba destrozado.
—La enfermera está bien, no han atentado contra ella, pero ahora va para allá y debes irte.
—No puedo Gaspar, no puedo irme sin saber quién causó su muerte.
—¿Y acaso lo lograrás viendo su cuerpo muerto?
—Veo sus heridas, no hay muestra de haya sido uno de nosotros.
—Está claro que no quería delatarse.
—El criminal es como un artista Gaspar, le encanta firmar sus obras para ser reconocido.
—Te prometí que íbamos a atrapar al culpable, pero si te expones así solo conseguirás que sigan matando a personas inocentes.
—El deseo de Paulette era que conociera a su hermana.
—¿Y crees que sea el momento? Sal de ahí ahora.
Paolo no estaba bien y no quería que cometiera una estupidez.
—Solo si prometes cuidarla. —pide nuevamente.
Tal vez no que quedó muy convencido la última vez.
Paolo se sentía tan culpable de no cuidar a su novia que ahora me pedía a mi cuidar a su cuñada, no se creía capaz porque no pudo hacerlo con su novia, aún así, no iba a dejar a Marinette al descubierto, la protegería porque sabe lo importante que era su hermana para Paulette.
—Lo prometo.
Es mi socio y somos como familia, y si él está mal, el negocio cae, por lo que no voy a permitir eso, así que para que no eche a perder las cosas, me encargaré de sus asuntos.
Corta la llamada y veo a un lugar fijo, en mi mente se invadir el recuerdo cuando vimos el accidente.
Flashback
Paolo y yo llegamos a la escena en mi auto y nos bajamos con rapidez, él se acerca y revisa los autos.
¿Cómo nos enteramos de esto? Paolo tenía rato llamando a Paulette y ella no contestaba, por lo que nos pusimos en marcha para localizarla.
—Paolo —pronuncio su nombre cuando veo a Paulette.
Tenía medio cuerpo en el capo del auto, el choque hizo que saliera por el parabrisas.
—No —dice sin poder creerlo—, nonono.
Me acerco y toco su pulso, ella estaba muerta.
—Lo siento —le digo a él.
—No, no, no ¡Nooo! —grita con furia.
—Paolo —trato de calmarlo.
Él acaricia el rostro de ella y llora.
—Perdóname.
Oigo sonidos sirenas a lo lejos y tomo a Paolo.
—Tenemos que irnos o pareceremos sospechosos.
—Voy a llevármela.
Se sube al capo y la toma en sus brazos.
—¿Qué? No, deja que las autoridades se encarguen.
—Yo la amo Gaspar, no voy a dejarla.
—Hay dos autos en un choque Paolo, si desaparece un cuerpo comenzarán a investigar y nosotros ya tenemos muchos problemas, además la familia debe saber y las autoridades se encargaran de eso, si te la llevas ahora, la tomarán como desaparecida y suficiente está con que esta muerta, la familia merece enterrarla.
Intento entrarlo en razón.
—Ella no se merecía esto —la deja dónde estaba.
—Lo sé.
—Necesito descubrir que fue lo que sucedió aquí. —Se seca las lágrimas y se pone muy serio—. Y tú me ayudarás —me ordena.
—¿Para que somos los socios? —digo sin problemas—. ¿Qué tienes pensado?
—Que esto no fue un accidente Gaspar, alguien quiso perjudicarme.
—¿Por qué lo dices?
—Tengo a muchos enemigos.
—¿Y si solo fue un accidente?
—Hay que asegurarnos de ello.
—De acuerdo, ¿Qué necesitas?
—Ella tiene una hermana gemela.
—¿Y crees que vayan tras ella también?
—Solo quiero prevenir Gaspar, es la hermana del amor de mi vida y si de por si cargo culpa por no haberla salvado, me sentiré peor por no proteger a su hermana, quién amó mucho, esto es por ella.
Se dirige al auto y yo lo sigo.
—¿Y que harás tu?
—Investigar si alguien más tiene que ver con esto.