A lo lejos pude divisar el lago, por lo que sé que ya estamos cerca y mi predicción no estaba equivocada, como en veinticinco minutos llegamos.
—¡Al fin! — exclamo feliz.
Me bajo del auto lo más rápido que puedo y corro hacia el lago.
Cierro mis ojos para poder escuchar el sonido de los pájaros cantando, el viento soplando, las hojas de los árboles y sentir la brisa en mi cara.
—Es hermoso, ¿verdad? — escucho que dice mi pesadilla a mi lado. — Me encantaba venir aquí cuando era niño.
— Lo admito, este lugar es grandioso.
Un grito a la distancia nos saca de nuestra ensoñación y supongo que es para que bajemos las maletas, ya que vinimos como “personas normales”.
—Vamos — Liam toma mi mano, antes de que pueda procesar lo que dijo y me suelta antes de que lleguemos con los demás, corri
