Mojados... y solos

2426 Words
Comienzo a buscarlo con la mirada, pero no lo encuentro por ningún lugar. Después de estar un rato buscándolo, decido dejarlo pasar y disfrutar por lo menos algo del resto de la noche, pero esa idea la descarto al verlo coquetear con una mujer de cabellera rubia y cuerpo espantosamente esbelto, por lo operada que está. Sonrío con malicia, los dos están riendo y platicando entre miradas y roces, no sé por qué, pero un sentimiento de enojo surge en mí. Niego con la cabeza rápidamente, porque ÉL NO ME GUSTA. Camino tranquilamente hasta ellos, que estan al lado del lago sin que puedan notarme y trato de escuchar su conversación. Es extraño, porque parecen conocerse y cuchichean entre ellos, hasta que Liam me nota y repentinamente, están hablando en voz alta. ¿Qué se traen estos dos? —Así que eres un importante hombre de negocios, Liam — la zorra operada se le acerca demasiado, pero el idiota ni se inmuta. —Por supuesto y dime, ¿tú a qué te dedicas? —Soy modelo profesional — ya sé la razón de porqué está tan operada. — Soy reconocida mundialmente — dice como si lo que hiciera fuera para ganarse un óscar. — ¿En serio? Pues yo no te conozco — comentó, tomándola por la cintura y acercándola aún más a él. —Eso se puede arreglar — ella puso sus manos en el pecho de Liam y los dos sonrien con tanta suficiencia y perversión, que me dan ganas de vomitar. Bueno, aquí es donde entro yo. —¡Cómo pudiste hacerme esto a mí! — Me acerco a ellos en cuestión de segundos. — ¡Creí que me amabas! Sollozo dramáticamente, tapándome la cara. —¿Quién es? — Su voz chillona es irritante. La miro y puedo ver el enojo emanar de sus ojos. ¡Já! ilusa. —Pues quien más… Soy su prometida — hablo antes de que Liam le responda. Este me dedicó una mirada asesina, pero la ignoro olímpicamente. —¡¿Prometida?! — grita la rubia, gracias al cielo que no hay nadie cerca por aquí, porque si no, se armaría un gran escándalo. — Nunca me dijiste que estabas comprometido. Se dirige hacia Liam, que solo me mira a mí con frustración, acción que hace que me quiera burlar de su cara. —Así es, querida, así que aléjate de mi hombre — lo tomo posesivamente de su corbata, dejándolo en shock y le sonrío a la modelo operada, que tiene la cara roja por el enojo. —¡NUNCA MÁS ME VUELVAS A HABLAR EN TU VIDA! — se acerca hasta nosotros y cuando pienso que me va a reclamar algo, le da una cachetada a Liam. Se aleja de nosotros con todo el drama de diva y hasta que la pierdo de vista, me burlo de él. —Eso fue tan divertido — le apunto su mejilla enrojecida. — Debiste de ver tu cara. Llevo mis brazos a mi estómago, de tanto que me duele por reírme de Liam. Él se acerca a mí bastante serio (creo que nunca lo había visto así), pero no le tomo importancia. —Conque todo esto te parece gracioso — dice sarcástico. — Yo no le veo ninguna gracia. Noto que está conteniendo el enojo y la frustración. —Sí — digo de lo más feliz. — Fue muy divertido. Apenas lo miro y sé que está planeando algo. —Lo será más. ¿Qué rayos está diciendo este tipo? ¿Es que a caso estar en contacto con la operada modelo lo dejó mas idiota de lo que ya estaba? —No sé lo que te propo… ¡OYE,SUÉLTAME! Liam me carga sobre su hombro derecho como si no pesara nada y me mantiene en esa posición. —¡Te digo que me sueltes! — Empiezo a golpear su espalda, pero mis golpes no le hacen nada. —Quieres jugar rudo, eh… — me da una nalgada que me hace soltar un gritito de sorpresa. ¿Quién se cree que es este tipo para sujetarme así? —Me vuelves a golpear y… — no termino de decir la frase, porque me da otra nalgada que me hace callar, frustrada y enojada. —¿O qué? — me reta. De tanto que estaba discutiendo con él, no me di cuenta a dónde nos estaba llevando, pero lo comenzaba a sospechar. —¿Te bañaste hoy, fea? —¿Eh? —Tomaré eso como un no — dice con malicia en su voz. —¿Qué tomarás como un no? El idiota me deja caer en la orilla del lago, pero aún así es un poco profundo, por lo que me arruino el vestido y el peinado. —¡¿Qué es lo que haces?! Maldito, esto es muy bajo, incluso para alguien como él. —¿No es obvio?, te dejé caer en el lago. Ahora el que ríe es Liam, con su típica risa arrogante que hace que quiera golpearlo hasta dejarlo sin dientes. —Sí, ya me di cuenta —comento sarcástica. — ¡Oye! Por lo menos ayúdame, no puedo salir por los tacones. Liam se deja de reír (bueno, no del todo, sigue con la estúpida sonrisa en sus labios) para ofrecerme su mano. Otro iluso… Lo jalo y hago que se caiga al lago también, salpicándome más, pero no me importa, ahora yo también río por como luce. A los minutos me arrepiento de hacerlo, porque el traje se le pega completamente a su cuerpo, haciendo que mi teoría de que hace ejercicio y que tiene cuerpo de dios griego es cierta. Inconscientemente, mis mejillas toman un color carmesí y volteo hacia otro lado para que no se de cuenta. Lo bueno es que es de noche, por lo que tengo ventaja. —Muy graciosa, fea — me ayuda a levantarme, ofreciéndome su mano, pero al momento en que nuestros dedos se rozan, los dos reaccionamos y nos alejamos rápidamente. — Ya veo que no eres ninguna ingenua como pensé que eras. —Eso es obvio no, soy una mujer fuerte — mi peinado es un total desastre, por lo que en este momento me parezco a la niña del aro. —Sí, ya me doy cuenta que eres toda una mujer, Cassandra. —¿Por qué dices eso? Su mirada está concentrada en mi cuerpo. ¿Acaso tengo un insecto? ¿Me manché con algo? No sé por qué me está observando, hasta que también dirijo mi mirada hacia mi vestido y lo tengo completamente pegado a mi cuerpo, como si fuera una segunda piel. Maldición… Esto no estaba planeado. —Pervertido — susurro, sacándolo de su trance, mientras me tapo lo más que puedo con mis brazos. —Lo sé — responde, como si no fuera la gran cosa. Le dedico mi cara de desconcierto y este sólo sonríe más. Tengo miedo de que el maquillaje de "fea" se me corra, pero me quedo tranquila al recordar que me había puesto uno a prueba de agua. —Todos los presentes, la cena está servida, por favor vayan a sus respectivos lugares — escuchamos que alguien anuncia. —Tenemos que irnos — Liam se sale del lago al igual que yo y nos dirigimos hasta donde está la cena, pero antes de que pueda entrar, me detiene. —¿Ahora que? — me quejo como niña chiquita, ya que está haciendo un frío de los mil demonios y como estoy mojada, eso no ayudaba mucho y menos por el tipo de vestido. —Toma — me pone la parte superior de su traje mojado, dejándome sorprendida. — No quiero que nadie vea lo poco que te está cubriendo ese vestido. — Me mira seriamente. —¿Por qué? — musito sorprendida. —Porque no quiero que te tengan lástima — culmina con una sonrisa prepotente y arrogante. Le voy a reclamar, pero me callo porque toma mi mano y nos lleva a la mesa donde nuestros padres se encuentran. Todos se nos quedan viendo, como si fuéramos algún espectáculo nunca antes visto, cosa que hace enojar. ¿Es que acaso nunca han visto a dos personas mojadas? Llegamos a la mesa en cuestión de segundos y las caras de nuestros padres son épicas. Es cierto que no todos los días encuentras a tus hijos empapados de pies a cabeza en una cena en un club, pero vamos, no es tan descabellada la idea, ¿o sí? —¿Qué fue lo que pasó? — la madre de Liam fue hasta nosotros y nos tocó la cara. — Están demasiado fríos. —Nada madre, fue una simple broma — dijo Liam a mi lado, levantando los hombros y restándole importancia. —¿Cassandra, estás bien? — mi padre llega frente a mí y me observa de arriba a abajo. — Necesitan cambiarse los dos. Pues qué sobreprotector se ha vuelto. —Hijo, vayan a la mansión ya que es la más cercana y cámbiense ahí — dice el padre de Liam. Mi padre asintió de inmediato. —Pero yo no tengo otro vestido — comento. —No te preocupes, tengo otra hija que es de tu talla, creo — dice la señora Sanford. — Toma el vestido que tú quieras. Sonríe y me palmea la espalda para que entre en confianza. ¿Otra hija? Que yo recuerde Liam es hijo único, pero bueno, eso es lo de menos. —Vamos, feita — se va sin siquiera esperarme, por lo que maldigo para mí misma. —¡Espérame! — le grito, pero me ignora. Llegamos en pocos minutos al estacionamiento, donde un ostentoso Porsche convertible n***o está estacionado. —Súbete — me ordena, mientras él entra en el asiento del conductor y yo del copiloto. Le dedico mi mejor mirada de “te desprecio” y él me la devuelve como “me encanta hacerte bromas”. —Espero que estés lista. —¿Qué? Arranca como si estuviéramos compitiendo en carreras o algo por el estilo (ya sé lo que siente mi padre cuando manejo yo), me pongo el cinturón de seguridad inmediatamente y me aferro al asiento como si mi vida dependiera de ello. Liam maneja como un loco, incluso más que yo, por lo que cuando llegamos a su mansión, ya estoy temblando de nervios. —¿Te pongo nerviosa? — apaga el convertible y solo en ese momento, puedo respirar tranquila. —No seas idiota, estaba temiendo por mi vida — contraataco, ligeramente más calmada. —Aguafiestas — comenta, mientras se baja del convertible. —Idiota — hago lo mismo y miro a mi alrededor. La mansión es grande y hermosa con un gran jardín cuidado y árboles en los alrededores. —Hay que entrar antes de que te congeles — se burla de mí. Yo sólo me limito a sacarle la lengua, mientras él abre las puertas de la mansión, todo está oscuro, con un silencio que parece que el apocalipsis zombie está cerca. Voy perdida en mis pensamientos, hasta que su horrible voz me saca de mi trance. —Vamos al cuarto de mi hermana para que te bañes y puedas cambiarte. Subimos por las escaleras y me lleva al segundo piso hasta llegar al cuarto de su hermana, abre la puerta y me encuentro con una habitación parecida a la mía. —Por allá está el baño —apunta hacia una puerta —, y por allá está su closet. —Eh… preferiría que tú me dieras el vestido, ya que no conozco a tu hermana y no tengo todavía la confianza con ella — admito avergonzada, haciendo una mueca. —Está bien, pero luego no te quejes — va hasta el closet y toma lo primero que ve (como lo hacen los hombres) mientras yo voy hasta el baño y cierro la puerta con candado. "Quién sabe qué cosas pueda hacer este pervertido". Me quito el vestido viéndolo con lástima, ya que mis amigas se esmeraron mucho en comprarlo y me adentro en la ducha. El agua caliente reconforta mi piel sumamente fría al contacto, por lo que me envía una pequeña descarga por todo mi cuerpo, mientras me limpio, pienso en todo lo que sucedió este día. —Está sacándome de quicio — comento mientras me enjabono. Salgo y envuelvo con una toalla mi cuerpo, mientras me seco el cabello con el secador que está a la mano. Cuando termino abro la puerta y me encuentro a Liam acostado en la cama, cambiado y arreglado de nuevo para ir a la fiesta. —Al fin sales, no entiendo cómo es que las mujeres tardan tanto — comenta distraído, viendo el techo. —No lo sé y no me importa. ¿Puedes irte? — hago el ademán hacia la puerta para que se largue de una vez. —Primero dime si lo que te escogí está bien — de un salto se levanta de la cama y se para frente a mí. Voy hasta la cama y quedo impactada con lo que está en ella; un hermoso vestido n***o, ligeramente escotado. Lo miro boquiabierta, mientras lo tomo entre mis manos. —¿Seguro que a tu hermana no le molestará? — pregunto curiosa. —Tranquila, ella no es de usar mucho vestido que digamos — se acerca hacia mí. Siento su cuerpo muy cerca del mío, por lo que dejo el vestido en la cama y lo observo. Noto en su mirada un brillo diferente al que usualmente tiene, este brillo no sé cómo definirlo, pero puedo sentir la atracción que hay ahora entre nosotros. Sorpresivamente, me toma de la cintura y me tira sobre la cama quedando él completamente encima de mi cuerpo, con nuestras narices chocando. Doy gracias a quién sabe qué cosa de que la toalla no se haya resbalado. Pongo mis manos en su pecho, pero eso lo empeora más al notar sus perfectos músculos. —¿Qué estás haciendo? — le digo, mirando directamente sus ojos azules-grisáceos. —No tengo la menor idea — empieza a rozar mis labios con los suyos. Cabe decir que me encuentro confundida, pero empiezo a excitarme, con sus manos recorriendo mi piel desnuda que deja descubierta la toalla, mientras yo aprieto ligeramente su pecho. Me acaricia el rostro con una mano y se pega más a mí, haciéndome notar su erección que apenas quiere tener acción, con la cual gimo y Liam aprovecha para morder mi labio inferior. Santa cachucha…. ¿Qué hago ahora?
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