Monica quedó atónita ante la inesperada cercanía de Dan. Su reacción instintiva fue empujarlo, pero él la sujetó hábilmente por la cintura, provocando que ambos perdieran el equilibrio y terminaran en el suelo, con ella sobre él. —¿Qué estás haciendo? —exclamó Monica, tratando de recobrar la compostura. Dan, con una sonrisa pícara bailando en sus labios, la miró con un brillo travieso en los ojos. —Creo que necesitas clases de besos —bromeó Dan, provocándola con su comentario. Monica rodó los ojos, pero respondió con un toque de sarcasmo en su tono. —Oh, claro, ¿y quién mejor para enseñarme que tú? —replicó Monica con ironía. Dan soltó una risa suave, deleitándose en el juego verbal. —Si lo dices tú, debe ser verdad —respondió Dan con sarcasmo, disfrutando del contrapunto entre ello