Thomoe extendió su mano hacia Dan, instándolo a no permitir que los demás lo vieran derrotado. La preocupación se reflejaba en sus ojos mientras buscaba fortalecer el ánimo de su hermano. —Mi hermano jamás será vencido por esos idiotas, no le des el gusto a nuestro padre de verte de esta manera —afirmó Thomoe con confianza, su voz resonando en el aire tenso de la oficina. Dan, conmovido por el gesto de apoyo de su hermano, tomó su mano y se puso de pie. Un atisbo de gratitud se dibujó en su rostro, aunque su mirada aún reflejaba la preocupación por lo sucedido momentos antes. —¿Te provoca una pizza? —preguntó Thomoe, tratando de desviar la atención hacia algo más liviano. —No, no tengo hambre —respondió Dan, su voz cargada de emotividad mientras recordaba la escena dolorosa que acababa