Después de un rato, ambos se acostaron en la cama, envueltos en un silencio lleno de expectativas. Thomoe se retiró suavemente de Celeste y se acomodó a su lado, creando un espacio cercano entre ellos. Celeste se levantó de la cama, sintiendo el peso de la noche sobre sus hombros. Thomoe la observó con curiosidad, preguntándose hacia dónde se dirigiría la conversación. —Voy a prepararme para que puedas llevarme a casa —dijo Celeste, dejando claro sus planes. Se inclinó con gracia para recoger su ropa, mientras Thomoe la observaba con fascinación y confusión. Por un fugaz momento, Thomoe sintió que Celeste estaba más cerca de lo que había imaginado, desafiando sus expectativas. Thomoe guardó silencio, permitiendo que el silencio hablara por sí mismo. Con un gesto suave, la atrajo hac