Capítulo 2
Llegue a casa ese día con una sonrisa inmensa en la cara, y sin saber que pronto mi mundo entero caería a mis pies.
Nací en Venezuela, es un país hermoso,pero mi padre era norteamericano. Un gringo, como muchos le llamamos por aquí. Adquirí los rasgos físicos de él, aunque mi fisionomía era una mezcla de las dos culturas. Mi cuerpo tenía las curvas que caracterizaban a las latinoamericanas. Y aquella gracia y seguridad que volvía loco a los hombres.
A los doce años me vine con mi padre a New York. Al principio andaba algo pérdidacon el idioma y las costumbres de ese nuevo país, pero poco a poco fui aprendiendo el inglés y adaptándome a los cambios, hasta que de un momento a otro deje de hablar con acento, y me convertí en toda una neoyorkina.
El mundo en Nueva York es muy agitado. Todos corren de un lado a otro, siempre apresurados y sin preocuparse pornadie a su alrededor. Me dejé envolver poco a poco por ese ambiente avasallador, ahora soy una más de esas que caminan sin mirar hacia a los lados.
Llego al edificio cansada luego de un día tan excepcional. Me quito los zapatos nada más al entrar y me tiro despatarrada en el sofá.
–Lilly no podrás creer lo que me paso hoy- grito desde el sofá para que me alcance a escuchar hasta la cocina, ya que escucho ruidos que me advierten que ella se encuentra allí– había un tipo súper bueno, que estaba como le daba la gana.
–Sigue contando –me devuelve con otro grito, mientras me levanto para quitarme la incómoda camisa y quedarme solo con el sujetador, luego vuelvo a recostarme en el sofá.
–Se trata del hijo de mi jefe y está hecho un…
De la cocina sale Lilly pero no estaba sola. Venía acompañadadel hombre más sexy del planeta. No entendía que hacía él aquí, y por el momento olvide que no llevaba la camisa puesta, solo me centre en el hecho de que él estaba en mi apartamento, y tomado de la mano de mi mejor amiga.
– ¿Qué hace él aquí? –pregunto confundida, mientras lo señalo con el dedo.
Ella aclara su garganta y señala hacia mí.
–Creo que deberías ponerte la camisa antes. –me dice con suspicacia.
–Sí, claro- murmuro y tomo la prenda del piso y metapo con ella rápidamente los pechos. El tipo ni siquiera se digna a verme, sino que tiene todo el tiempo su mirada en el suelo.
– ¿Lo conoces?- me pregunta Lilly intrigada.
No respondo ya que una pregunta da paso a la otra.
–A ver, que me contabas del hijo de tu jefe- me dice mientras se sienta con él en el sofá que está enfrente de mí.Yo no puedo apartar la mirada de Ares, porque estoy confundida
–Disculpa mis modales, él es Ares, el amigo del que te hable que estaba en Grecia, ha vuelto, y me ha pedido que retomemos nuestra relación en el momento que has llegado.
Pero… ¿Qué mierda?
Lilly era una niña consentida, creció rodeada de lujos y riquezas. Lo que ella quería ella lo tenía. Cuando apenas llegué a América, ella fue la única que se me acerco en la escuela. Vivía en su mundo perfecto, pero en el cual no se sentía a gusto. Así que un día decidió escapar de él y yo le ayudé a hacerlo.
Sus padres pretendían que ella fuera abogada, pero ella solo quería ser estilista. Así que dejo a un lado a su familia y se dedicó a redescubrirse y a luchar por ser ella misma. Debido a la decisión que había tomado, sus padres le suspendieron toda la ayuda económica, así que ahora estaba por su cuenta.
Mis padres la ayudaron hasta que obtuvo un trabajo estable y pudo valerse por sí misma. Rento un apartamento y me fui a vivir con ella.
Yo por mi lado no conseguía trabajo en ningún lado, siempre oía las mismas excusas: eres muy joven, o muy vieja, muy alta, muy flaca, muy gorda, estaba pensando seriamente en la prostitución, o convertirme en proxeneta hasta que Lilly pudo conseguirme un trabajo.
– ¿Así que tú eres la Alyn de la que siempre habla Camile?- me pregunta Eryx como si tal. Mientras yo espero a que haya un terremoto, se abra una grieta en el piso y me trague por completo.
¿Estaba fantaseando con el ex novio de mi mejor amiga?
–Eso creo, hasta donde sé ella no conoce a otra Alyn, señor- Cami hace una mueca y luego abre los ojos al tope.
–Del tipo buenorro del que estabas hablando era Eryx ¿es así?- me pregunta riendo.
Yo solo asiento con mi mirada clavada en el piso.
–Rayos amiga, cuéntame… ¿te gusta mi novio?– pregunta como si aquello fuera un chiste, cuando para mí en absoluto no lo era.
–Obvio que no me gusta tu novio Lilly –digo a secas y con la voz plana, apartando la vista de ellos en todo momento y esperando a la llegada de la guerra mundial Z y que los zombies me llevaran con ellos.
Pero yo no había sido la única en caer en la tentación. Él también había caído y de peor manera. Me había seducido, mirándome de aquella forma en que miras algo apetecible y tocándome de la forma más deliciosa.No quería sentirme mal ni avergonzada por lo que había sucedido con él, porque desconocía de quien se trataba. En tal caso, quien debería sentirse avergonzado era él, porque él sabía muy bien cuál era su compromiso con Camile.
Ellos habían sido novios cuando ella tenía 15 años, yo nunca lo llegue a conocer. Pero él se fue, y según lo que me conto Cami él le hizo la promesa de que volvería por ella, y se casarían, ¿lo pueden creer? Así que prácticamente él está comprometido con mi mejor amiga, razón por la cual todo pensamiento irracional sobre cuerpos enredándose, llamas ardiendo de pasión hasta su punto más alto y deseos desatados, estaban más que prohibidos para mí.
–Tengo que bajar un momento a buscar unas cosas en el auto, pero ya vuelvo, ¿se pueden quedar solos unos minutos?- pregunta Cami como si estuviera cantando los números ganadores de la lotería.
– ¿Acaso dudas de mí? –le pregunto contrariada.
–No dudo de ti Alyn, nunca lo haría. Solo no quiero que se maten mientras no estoy, sus miradas me dicen que no se llevan nada bien. –su respuesta nada tiene que ver con lo que realmente está pasando.
–No tengo razones para matarme con tu novio Camile. –lo digo tajante.
–No soy su novio- menciona Eryx como si lo que le dije le hubiera sentado mal.
Su respuesta me deja atónita –lo miro con desconcierto-,mientras mi amiga hace una mueca de dolor.
–Aun no somos novios, lo estábamos discutiendo en el preciso instante en que llegaste ––trata de remendar su error corrigiéndose rápidamente al notar que la cagó– y quiero abofetearlo por estúpido.
–Solo esperen. –la veo partir con gran tristeza en su rostro.
Cuando Camile cierra la puerta del apartamento me paro rápidamente, fulminándolo con la mirada, y yéndome a mi cuarto para mantenerme lejos de él.¿cómo esto puede ser posible? Escucho sus pasos siguiéndome y me giro bruscamente.
– ¿Qué?- le grito con rabia y él hace una mueca.
–No sabía que tú eras la amiga de Lilly –me dice en un susurro–, lo siento, por lo de hoy ¿sabes? –y sus palabras me duelen en lo más profundo del pecho, porque a pesar de todo, siento algo indescriptible por él.
– ¿Que sientes? ¿Que me haya enterado que eres el pringado prometido de mi amiga? Pues tranquilo no te preocupes por eso porque a mí no me importa –miento,en tanto las lágrimas comienzan a anegarse en mis ojos.
–Yo no… –no lo dejo terminar.
–Simplemente aléjate de mí y haz como si eso nunca hubiera pasado.
Entro a mi habitación y cierro la puerta en su cara y me voy a dormir tratando de olvidar el maldito día que me había tocado vivir.
Pero el mundo no estaba de mi lado. Al siguiente día el primero en llegar al piso fue Eryx. Me vio pero me ignoró completamente.Siguió de largo como si yo no estuviera allí. Estaba molesta, porque su nueva actitud me llenaba de rabia. Pero decidí obviar toda la situación y me concentré en mi trabajo para olvidar todo lo que tenía que ver con él.
Rato después uno de los compañeros de la oficina se me acercó para hablar conmigo, aunque más bien quería tirarme los tejos.
–Hola bonita- me dice zalamero al llegar.
–Hola bombón –le contesto siguiéndole la corriente.
Le sonrió y luego nos centramos en una interminable conversación sobre los chismes de la oficina. Veo de reojo que Eryx nos observa desde la oficina, ya que su puerta ha quedado entreabierta. Así que al igual que él hizo, lo ignoro de igual manera y continúo conversando con Tom.
Cuando mi trabajo ha terminado salgo apresurada ya que tengo cita en el hospital, debo estar con el ginecólogo para un chequeo de rutina. Al llegar me siento en una de las sillas de la sala de espera, hasta que sea mi turno de entrar. Estoy esperando sentadita y tranquilita, cuando un medico entra y habla con una de las enfermeras que se encuentran en el lugar.
El hombre se ve bien pero muy bien. Es alto de cabello n***o, y ojos azules, tienen un muy buena apariencia y se ve que trabaja su cuerpo arduamente. Puedo notarlo en esos músculos que tratan de escapar a través de la tela de su camisa. No evito mirarlo para deleitarme un poco, porque mis ojitos se van solo hasta su terso y redondo trasero. El me pesca repasándolo, me atrapa infraganti y sonríe por mi atrevimiento.
Cuando me llaman y me indican que ya la ginecóloga esta lista para verme, paso al consultorio. La doctora hace las preguntas de rutina y luego de revisar y chequear aquí y allá, salgo hacia el escritorio de la secretaria para cancelar el costo de la consulta. Le entrego la tarjeta a la chica y en ese preciso momento, siento que alguien se detiene a mi lado, pero no alcanzo a mirar de quien se trata, ya que mi móvil comienza a sonar y me distraigo al contestarlo.Luego de terminar con la llamada, alguien me habla por lo que volteo mi mirada para ver de quien se trata.
–Disculpa- alzo la vista– ¡la madre que lo pario! pero si se trata del doctor guapo.
–Sí dígame –Me hago la interesante.
–Te vi hace rato sentada allí –señala con su dedo- y me preguntaba –toca la parte posterior de su cuello con una de sus manos– si te gustaría acompañarme a tomar un café.
Y como si la vida acabara de perdonarme todos mis errores, pone en mi camino a la distracción perfecta para olvidarme definitivamente de Eryx. Y estoy más que satisfecha con eso.
Es hora de continuar.