CAPITULO 25.
Estaba ya en casa, las cunas de los niños estaba a un lado de mi cama, pensaba una y otra vez las palabras del señor Andreato, me había dicho que el cubriría todos los gastos de los niños, que por lo único que debía de preocuparme era por ellos, pero no quería ser eso, aunque deseara estar siempre con mis hijos, quería ser una mujer independiente.
-Se ven tan bonitos mienstras duermen- me dice Ale acostándose a mi lado- hasta me provoca tener los míos.
-Todo cambia cuando se despiertan- el se ríe en silencio y toma mi mano
-Haz pensado lo que te dijo tu suegro?
-No es mi suegro - el se ríe y niega
-El abuelo de tus criaturas.
-Si lo e pensado pero de otra manera... Irme a Londres y que el me ayude los primeros meses con los gastos mientras me estabilizó- el se queda callado y se que le está dando vueltas al asunto.
-Londres está muy lejos, ya no los veria nunca, porque te quieres ir?
-No quiero que Camile sepa en dónde estoy yo o mis hijos, ella está loca Ale, y temo que les haga daño- el me abraza y se que me entiende, el debe de entender que lo único que quiero es alejar a mis hijos de esa loca.
-Yo te ayudo, no le digas nada a tu suegro, si el sabe en dónde vas a estar le puede decir a Eryx o hasta a la misma Camile, yo te ayudo con los gastos, sabes que ganó muy bien siendo médico no tendré problema con eso- tomo su cara y dejo un beso en su mejilla.
-Harias eso por nosotros?
-Eso y más Ali, ustedes son parte de mi familia, no los dejaría solos por nada del mundo.
Tuve una entrevista vía zoom en la cual a los dos días me avisaron que el puesto era mío tenía 1 mes para instalarme en Londres y empezar a trabajar, mis niños apenas tenían un mes de nacido y dejarlos con una niñera me dolía en el corazón pero estaba segura que era lo mejor para los 3, era lo que tenía que hacer para que estuviera seguros.
Mis padres querían viajar conmigo, pero eso implicaría que mi padre dejara su trabajo, y la verdad es que no me encontraba en condiciones de cubrir con todos los gastos por los momentos lo mejor es que permanecieran aquí, cuando las cosas se arreglaran ya se podrían ir conmigo.
Pase una semana buscando por internet el apartamento ideal, lo mejor que pude conseguir en mi rango de precio fue uno que quedaba cerca de la oficina tenía dos cuartos una pequeña sala al igual que la cocina y un baño cómodo, no era mucho pero estaba bien para empezar y no podía abusar del bolsillo de Alejandro.
Tuve que viajar y dejar a los niños con mi madre, me partió el alma pero sabía que volvería por ellos, pase una semana en Londres firmando los papeles del arriendo buscando niñera y viendo como serían las cosas aquí, extrañaba por demás a mis bebés, nunca había estado separada de ellos, y aunque mamá me los mostraba todos los días por video llamada no era lo mismo, nunca sería lo mismo.
Volví a la ciudad a buscar a mis hijos las maletas y todo lo demás que debía de llevarme, despedirme de mis padres fue doloroso nunca habíamos estado en países diferentes y alejarlos de sus nietos a los que querían mucho era un martirio pero trataba de convencerme de que era la mejor descicion.
Alejandro me acompaño ya que no podía viajar yo sola con dos niños, se porto cómo todo un caballero y todo aquel que nos veía decía lo buen padre que se veía, yo solo deseaba que el fuera el padre de mis hijos, era lo que más quería en el mundo, que mis hijos tuvieran un padre que los amara, que siempre estuviera ahí para ellos, pero eso era mi culpa ya que fui yo la que elegí a su padre no ellos.
-La ciudad es bonita- me dice para animarme y le sonrió.
-Pero no como Nueva York.
-Se ve más amigable con los niños, un buen lugar para que crezcan... Los voy a extrañar mucho, ya me había acostumbrado a ustedes- le sonrió y acaricio su mejilla.
-Deberiamos de ir a dormir.
-Yo duermo aqui- señala el sofá y niego.
-Aunque valoro tus buenos modeles no te puedo dejar dormir aquí, duerme conmigo, la cama es grande ni nos tocaremos.
Aunque quisiera contarles que esa noche paso de todo no fue así, dormimos dándonos la espalda no hubo acercamientos sexuales, lo agradecí, porque no estaba lista para estar con otra persona que no fuera Eryx y tampoco estaba lista para rechazar a Ale, así que fue lo mejor que pudo pasar.
Dos días después Ale se fue con la promesa de que vendría en navidad a vernos y que llamaría todos los días, la niñera se incorporó y los niños se acostumbraron de manera rápida a ella, lo agradeci, quería que todo marchara bien, solo me quedaba enfrentar el primer día de trabajo y el resto de mi vida.
-Señora Davis, ya me voy- me dice Sharon la niñera y veo mi reloj, son las 8 de la noche.
-Debiste de haberte ido hace rato - le recirmino y ella me sonríe.
-No se preocupe, me encanta estar con los niños.
Sharon era una buena chica tenía 25 años y sabía cuidar muy bien de mis hijos, me contó que tenía 6 hermanos menores así que tenía mucha experiencia en el cuidado de niños, estaba en la universidad nocturna, y trabajaba para pagarla ya que sus padres no tenían como mantener la casa y pagar sus estudios.
Los niños ya estaban dormidos cada uno en su cuna, así que fui a mi habitación para yo hacer lo mismo porque sabía que ese sueño no duraría mucho, amaba a mis hijos pero si era agotador ser madre y sabía que ahora era que me faltaba camino por recorrer.
Me acosté y se me fui imposible no acordarme de Eryx, queri olvidarlo de una vez por todas, quería arrancarlo de mi ser, y ser feliz, quería volver hacer la misma Ali de antes, no está mujer dolida y descepcionada del amor y los hombres, mi teléfono vibró y lo tome era un mensaje del doctor Fox que me robó una sonrisa.
Ese hombre siempre estaba la pendiente de mis hijos, no sé si tenía algún interés hacia mi, pero me gustaba las largas charlas que teníamos, disfrutaba hablar con alguien más que no fueran mis padres o Alejandro, no me quejaba de ellos, pero era un buen desahogo.