Capitulo 17

2187 Words
Capítulo 17 Su aliento cálido y tranquilo golpea mis labios, mientras duerme amarrado a mi cuerpo. Ha sido incapaz de soltarse de mi agarre, como si tratara de evitar que salga huyendo en medio de la noche o antes de que amanezca. Acerco mis labios a los suyos y coloco un tierno beso que hace palpitar desbocadamente mi enamorado corazón.Sus ojos se abren al contacto y su sonrisa pícara se extiende a lo ancho de su hermoso rostro. —Hola dulzura. En un rápido movimiento me coloca debajo de su cuerpo, mientras me rindo bajo el hechizo de un delicioso beso. —Hola cariño. Respondo, al tiempo que me dejo besar y disfruto del rose de nuestros cuerpo, que en instantes claman por un nuevo encuentro. —No sabes lo maravilloso que es tenerte conmigo, en mi casa, a mi lado. Como siempre debió ser. —A mí me encanta estar contigo Eryx… no hay otro lugar en el que prefiera estar. Separa mis piernas y lentamente se hunde dentro de mi v****a que ya está lista para recibirlo. Sus besos no se detienen, calientes y lascivos, me hacen estremecer como lo han hecho desde el mismo primer instante en que me beso por primera vez. Sus caderas se menean intensamente en un movimiento acompasado que hace hervir la sangre dentro de mi cuerpo.Hundo mis uñas en su espalda y un gemido ronco sale disparado desdelo más profundo de su pecho. Comienzo a pasear mis manos sobre sus duras nalgas, con descaro, tal como lo deseaba. Estaba hambrienta de sexo y cada impulso de sus caderas, me hacían jadear de satisfacción, al sentirlo en lo más profundo de mis entrañas. Placer, es lo que ocasionaba Eryx dentro de mi cuerpo. Extremo y delicioso placer que era capaz de catapultarme hasta el séptimo cielo. —Mírame nena, quiero tus ojos sobre los míos. Su mirada era tan penetrante que tenía el don de excitarme como nunca nadie lo había hecho. Me encantaba la manera en la que Eryx era capaz de poseerme, como si mi cuerpo le perteneciera, como si desde siempre mi cuerpo hubiera sido suyo. El placer me estaba devastando y su boca me volvía loca y lujuriosa. Tenía gran habilidad con su lengua y la movía con experta maestría a veces rosando con mi paladar y enlazándose en una sola con la mía. —¿Te gusta así cariño? Me arqueé y mientras jadeaba, con mi cabeza hacia atrás.Chillé con voz profunda y entrecortada, cuando sus caderas me impactaban con rudeza y las agitaba con movimientos circulares. —Ahhhh… sí… sí… me encanta Eryx. Pero hazlo más fuerte. Disfruté de la total posesión que ejercía Eryx sobre mi cuerpo. Sentí que el aire comenzaba a faltarme de tanto placer que me embargaba. Salí y entraba de mi cuerpo con ímpetu, haciéndome sentir llena y amada. Todo era delicioso y nuestros cuerpos se acoplaban perfectamente en una danza que estaba a punto de devastarnos, y en unas cuantas estocadas más, sucumbimos a un intenso clímax que nos inundó por completo. —¡Maldición nena! Eso fue maravilloso. Apenas podía hablar. Estaba agotada y mi cuerpo yacía lánguidamente mientras mi respiración poco a poco comenzaba a tomar un ritmo normal, luego de semejante orgasmo. —El mejor sexo de mi vida. Respondo apenas en susurros. Sonrió y sus labios impactan nuevamente con los míos, como si no pudiera dejar de besarme. Yo lo recibo con intensas ganas porque tampoco puedo resistirme a sus besos. —Vamos a bañarnos cariño, luego desayunemos. Luego de un largo baño en el que por supuesto hicimos de todo, menos ser ecológicos, me visto con una de las camisas de Eryx, que por supuesto llega a darme a mitad de los muslos, mientras que el opta por ponerse un chándal a la cadera que le queda de muerte. Los deliciosos chocolates que se marcan sobre su perfecta figura, incitan pensamientos libidinosos que me tienen a punto de saltarle encima y follármelo sobre la encimera de la cocina. —Si me sigues mirando de esa manera no llegaremos a probar un solo bocado de comida y necesito que te alimentes para que estés fuerte o te desmayarás en la siguiente sesión de sexo a la que nos sometamos. S-E-X-O… oír esa palabra en sus boca, provoca palpitaciones en mi entrepierna y con gusto me sacrificaría para resistir todo un día en ayunas, si a cambio solo lo tengo a él metido entre mis piernas. —Como dejar de mirarte si eres el hombre más hermoso que he conocido en mi vida cariño —me acerco a él y me levanto en la punta de mis pies, rodeo su cuello con mis brazos y le doy un beso firme sobre los labios— eres mío para besar cada vez que se me antoje. Le guiño el ojo y me alejo de él, mientras contoneo mis caderas en un movimiento de evidente provocación. —Puedes besarme cuantas veces quieras preciosa —me sujeta de la cintura y me atrae contra su cuerpo— estaré gustoso de sacrificarme por la causa. Sonríe con picardía, mientras me derrito por lo hermoso y jovial que se ve. —Siéntate cariño, el desayuno estará listo enseguida. Eryx me sorprende con sus dotes culinarias, al prepararme una comida que se ve como desayuno para reyes. Huevos fritos, tocino, pan tostado, algunas frutas y jugo de fresa natural recién hecho. Le pido un poco de mantequilla para untar los panes y unas cuantas rebanadas de queso para complementar el delicioso menú. No soy de esas chicas que andan matándose del hambre, siguiendo dietas estrictas para mantener su figura. Al contrario, disfruto de la buena comida y soy capaz de comer tanto o más que un camionero. Pues de que otra manera podría mantener mis perfectas y redondas curvas. Eryx repentinamente se levanta de la mesa y saca del gabinete un envase de píldoras. —Bébelas cariño, son vitaminas. Coloca las tres píldoras sobre su mano y me quedo esperando a que las beba. Consulté con un amigo medico sobre los medicamentos que debe comenzar a consumir una mujer embarazada. De inmediato me prescribió unas cuantas vitaminas y apenas colgué la llamada me dirigí a la farmacia y las compré. Voy a cuidar de mi mujer y de mi hijo, mientras mi nena ignore que de seguro ya debe llevar a nuestro hijo dentro de su vientre. Ella me observa expectante e inquisitiva, hasta que no aguanta la curiosidad y suelta la pregunta. —¿Vitaminas? ¿Para qué diablos necesito vitaminas? Rápidamente contesto con cara de póker. —Las vas a necesitar de ahora en adelante cariño —le contesto como si tal— te voy a someter a una rigurosa actividad s****l y no quiero que desmayes en el proceso. ¿Pero qué mierda? ¿Eryx se ha vuelto loco? —¿En serio? ¿Debo tomarlas? Los diversos gestos de su cara me divierten al punto que estoy que me rio a carcajadas. —Si cariño, por supuesto que debes hacerlo. Eres mi mujer y voy a cuidar de ti y no voy a aceptar un no por respuesta. Sus ojos se abren como platos, incrédula y sé que está a punto de formar un berrinche, así que la beso en los labios para condicionarla y evitar que lo haga. —Vamos preciosa, solo compláceme.Un hombre debe cuidar de la mujer que ama y quiero cuidarte como te lo mereces. Me mira durante unos segundos, pero a la final acepta y se toma las pastillas. La vuelvo a besar y sonrío feliz, porque ha cedido a mi petición sin rechistar. —Buena chica. Terminamos el desayuno y luego de meter los platos al lavavajillas, nos dirigimos a la sala para disfrutar de un poco de televisión. Nos sentamos en el sillón grande y la coloco entre mis piernas con su espalda apoyada sobre mi pecho, para mantenerla cerca de mí. Me gusta sentir su calor y el olor de su delicioso aroma. —Que te gustaría ver nena. Se acurruca entre mis brazos y mete su cara bajo mi cuello. —Lo que quieras ver cariño, yo solo quiero estar contigo, me importa el programa que escojas. Tomo el control y pongo un canal de deportes, porque estoy segura que lo que menos hará mi nena será ver algo de la programación. Hago zapping durante un rato, mientras Aly solo comienza a darme besos por todo mi cuello, calentándome y encendiéndome en un instante. Sus besos comienzan a descender por mi pecho, pasando por mi barriga y dirigiéndose a la parte más baja de mi entrepierna. Sus uñas se deslizan por el centro de mi cuerpo haciéndome estremecer y tensando cada musculo de mi cuerpo. Mi respiración comienza a agitarse al hacerme consciente de sus intenciones. Hunde su mano bajo mis pantalones y toma mi pene erecto entre sus manos. Gimo fuerte al tiempo que me estremezco con total desesperación. Levanto mis caderas para ayudarla a deslizar mis pantalones hasta mis rodillas y sin perder tiempo se inclina para rozar la punta de mi pene con su caliente y húmeda lengua, haciéndome conjurar mil maldiciones por lo bajo, cuando la sensación me hace perder el control y me vuelve un loco desesperado. Mete la punta de mi pene dentro de su boca y mis bolas se tensan con la divina sensación. La observo absorto mientras sus carnosos labios se posan sobre mi glande y comienza a succionarlo lentamente.Ella no aparta sus ojos de mí, para ser testigo de cada uno de los gestos que su acto me ocasiona. Dejo caer la cabeza hacia atrás cuando sucumbo a la sensación que me produce su boca sobre mi pene. No puedo evitar jadear perdidamente mientras los lametazos y las succiones se intensifican y me tienen al borde del orgasmo. Toma mi pene de la base y lo hunde completamente en su boca al tiempo que mueve su mano de arriba abajo y su boca me absorbe como una maldita aspiradora.No tardan en aparecer los intensos cosquilleos que me indican que el orgasmo está a punto de llegar, así que le aviso a mi nena para que se aparte. —Cariño… estoy a punto de acabar. Sus movimientos se intensifican en lugar de detenerlos y sin más fuerzas para contenerme, exploto y derramo mi leche al fondo de su garganta y el excedente se derrama por las comisuras de su boca. Ella me saborea mientras traga todos mis fluidos como la maldita diosa que es, la tomo del rostro y la acerco para besarla y probar mi propio sabor de su boca. —Vas a matarme con tu descaro cariño, eres más que sensacional. La vuelvo a besar, mientras se sube a mi regazo. Tomo mi pene y apunto su centro y lo deslizo por su húmeda v****a que me recibe con beneplácito. Ella comienza a cabalgarme, desesperada y lujuriosa, buscando ese contacto que la haga estallar. Llevo mi mano hasta su clítoris y comienzo a dar fricción en su hinchado botón, mientras ella sube y baja una y otra vez deslizando su delicioso coño a lo largo de mi sexo, como una experta amazona. Presiono con más intensidad y muerdo uno de sus pechos y el orgasmo la sorprende, sacudiéndola intensamente hasta que cae rendida sobre mi pecho, unos segundos después el clímax me sobreviene y con roncos gemidos y fuertes latigazos que me dejan agotado caigo de espaldas sobre el mueble, extasiado del maravillosos sexo que solo con ella he logrado disfrutar con plenitud. —Vaya cariño, cada vez el sexo entre nosotros es más delicioso. Ella sonríe en acuerdo mientras deja un extenso beso sobre mis labios que me llena de infinito placer. Ella se levanta de mi regazo y puedo ver como mi semen se desliza por la parte interna de sus muslos. —Voy al baño cariño, me estoy haciendo pis. Me da un nuevo beso y sale corriendo hacia el baño. Me levanto del mueble y subo mis pantalones para reunirme con ella en el baño, pero me detengo cuando el timbre dela puerta suena. ¡Maldición! Ahora quien coño viene a molestarme en este preciso momento. Espero unos segundos hasta que mi pene baja y me dirijo de inmediato a abrir la puerta. Abro sin observar a través de la mirilla y me sorprendo cuando veo a Camile pasar a mi lado y entrar a mi apartamento sin mi invitación. —Pero ¿Qué coño piensas que estás haciendo Camile? Te dije que no quería volverte a ver y eso fue definitivo. —ahora vas a escucharme bien maldito idiota, tu… En ese momento la puerta del baño se abre y Aly se dirige hacia la sala sin ser consciente de que Camile está en el departamento. Sube la mirada que hasta ese momento se mantenía en los botones de mi camisa y se encuentra de frente con la maldita zorra. —Tú… Aly… ¿Cómo pudiste traicionarme? Veo el rostro consternado de Alyn y lo que veo en él no me gusta para nada.
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