Capítulo 8
¿El peor día de mi vida?
Si me preguntan, diría tajantemente que fue el día en que follé por primera vez.
Había soñado con que la experiencia sería la mejor de mi vida. Me instruí en las artes sexuales leyendo cada maldito artículo, viendo cada jodido video y cuánta película pornográfica existiera. Pondría en práctica todo lo aprendido y le daría a mi amante un jodido viaje a las estrellas.
La realidad, mi primera vez resulto ser más rápido que el rayo McQueen... apenas entró a los pits realizó el primer cambio de cauchos.
Pensé que ese había sido el peor día de mi vida, pero el de hoy se estaba convirtiendo en lo peor desastre que me había pasado en toda mi existencia. Déjenme y les cuento.
Como les había contado, me encanta estar con mi familia y disfruto al máximo de una comida en su compañía, pero cuando a mamá se le ocurre una idea, es mejor estar preparado para la tercera guerra mundial que para lo que puede suceder cuando a ella se le ocurre una maravillosa idea.
Y una de ellas había sido invitar a mi sexy doctorcito, pero también a mi mejor amiga… y ya pueden entender lo que eso significaba.
Eryx y Camile habían llegado a casa de mis padres tomados de la mano, luciendo como la pareja perfecta.
No entendía que diablos hacían ellos en una comida que se suponía era para tres, que luego se transformó en una para cuatro y finalmente terminamos siendo el peor sexteto de la historia, ¿así se dice no?
Quería morirme, sobre todo cuando los ojos del maldito Dios griego no se apartaban de mí.
–Pero… ¿Qué hacen ustedes aquí? –las pregunta salió de mi boca antes de poder detenerla, pero estaba tan contrariada por la situación y sobre todo por lo que había pasado esta mañana con Eryx, todo comenzaba a salirse de control.
–¿Alondra no te lo dijo? –contesta cami.
–Por lo visto soy siempre la última en enterarme de los cambios de planes de mi madre.
Nuestra conversación se ve interrumpida cuando mi madre decide intervenir.
–Ohhh, Camile cariño bienvenida y este chico tan guapo ¿quién es?
–Es mi novio Eryx, disculpa que no te avisara que traía compañía Alondra, pero quería que todos lo conocieran.
–Pierde cuidado nena, déjame conocerlo un poco, me lo llevaré con tu permiso.
Ruedo los ojos. Mamá toma del brazo a Eryx y lo lleva con ellas mientras Camile y yo continuamos con nuestra conversación.
–No puede decírtelo esta mañana porque apenas si cruzamos palabra, pero Alondra me llamó ayer para invitarme a comer y entonces decidí traer a Eryx conmigo, quería que ellos lo conocieran.
Asiento para indicarle que la entendía… ¿Era así?
No podía apartar la mirada de Eryx y mi madre. Ellos se sentaron en el sillón que estaba frente a nosotras. Mamá comenzó a preguntarle a Eryx de todo, no dejaba de ser una entrometida chismosa.
Yo solo los observaba mientras conversaban y reían sobre las cosas que compartían. Camile se unió a mi padre en otra conversación, yo me quedé allí parada sin saber que hacer… tal vez esconder mi cabeza bajo tierra como el avestruz, de solo pensarlo una sonrisa se escapo de mis labios, soy muy tonta cuando me lo propongo.
Eryx era el hombre más hermoso que alguna vez había visto, de eso no tenía duda, y el único que había despertado en mí tantas emociones desconocidas. Él era como una poción venenosa que cuando entraba a mi sistema me sometía bajo sus encantos sin que pudiera resistirme u oponerme a su dominio. Por eso le temía, porque cuando estaba con él, no era capaz de discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto y entre mi amistad con Camile o el pecado con él.
Unos minutos después volvió a sonar el timbre, lo que me sacó de la burbuja de reflexiones en la cual me encontraba.
Fue mi padre quién acudió a abrir en esta oportunidad. Sabía que Ale había llegado y no sé si agradecer por ello o lamentar su presencia, ya que no he olvidado lo que paso con él y con Eryx la primera vez que se vieron.
Cuándo la puerta se abrió Alejandro estaba allí parado, tan hermoso como la última vez que lo vi. Vestía casual y aun así no perdía esa actitud tan viril que lo caracterizaba.Una traviesa sonrisa lo acompañaba a la vez que mostraba mi celular en su mano.Le devolví la sonrisa, aunque sentía que esta no alcanzaba mis ojos, como iba a estar feliz cuando toda esta situación me repugnaba.
–Bienvenido chico, pasa por favor ya todos llegaron.
Alejandro entro a la casa y en pocos pasos estaba frente a mí. Se acercó y dejó un suave beso en mis labios, mientras yo me quedaba sorprendida por su atrevimiento, no tenia porque hacer eso, nosotros no estamos en una relación.
–Así que tú eres Alejandro… el novio de mi hija.
¡Maldición! ¿Acaso mi madre no puede mantener su boca cerrada?
–El mismo que viste y calza. –¿Quéeeee? Pero… ¿Qué diablos? Extiende su mano para estrechar la de mamá. Pero sin que me causara mayor sorpresa, puesto que conocía bien a mi madre, no me extraño que en lugar de estrechar su mano decidiera darle un abrazo.
–Ven y dame un abrazo, no sabes cuan feliz me hace que mi hija se decidiera por fin a traer al primer hombre a nuestro hogar. Pensé que era Gay o que pasaría a formar parte de las hijas de María.
Bochorno… absoluto y categórico bochorno. Las cosas no podían ir peor, quería salir huyendo, porque toda esta situación estaba del asco, nunca antes me había sentido así.
–Ven querido yerno, déjame presentarte al resto de los invitados.
Cuando Eryx y Ale cruzaron mirada pude notar que el primero cambio totalmente su sonrisa.
–Eryx, quiero que conozcas al novio de mi hija… –sonríe orgullosa– el doctor Alejandro López.
–Ya nos conocemos. –La voz dura de Eryx retumba en las paredes de la habitación llevando cosquillas por todo mi cuerpo.
–¡Ohh que bien!… entonces estamos en familia.
La situación comienza a sobrepasarme. Nunca pensé que mi mundo implosionaría de esta manera convirtiéndose en un maldito desastre.
–No me habías dicho que el venía- me reprocha Camile, como si yo tuviera que darle razones de lo que haga con mi vida.
–Tampoco me habían dicho que lo hacían ustedes. –le respondo con malicia. Luego rectifico mi mala actitud, pero los nervios me tienen al borde de un ataque de estrés.
–Mamá lo invito no yo… él, bueno se me quedo el celular en su casa esta mañana y mamá me llamó, puedes suponer el resto de la historia. – le explico y mi amiga abre los ojos impresionada con lo que acabo de contarle.
–¿Pasaste la noche con él –¿En serio, es lo único que le impresionó de lo que le acabo de decir?– olvida lo que te dije en la mañana –Sus cejas se alzaron y su boca se torció en una pequeña sonrisa– lo estás haciendo de maravilla- rodé los ojos ¿Quién la entendía?
Alejandro se acercó de nuevo a mí, luego de saludar a todos. Me entregó el celular con una gran sonrisa, yo correspondí con otra igual, agradeciendo el gesto.
–Bueno chicas, ayúdenme a traer la comida mientras los hombres conversan de sus cosas de hombres.
No me parecía buena idea dejarlos solos, pero nadie podía decirle que no a mi madre, solo esperaba que entre Eryx y mi padre no mataran al pobre doctor.
Luego de que toda la comida estaba servida sobre la mesa, a mamá se le ocurrió de nuevo una de sus maravillosas locuras.
–Bueno chico, para que entremos en confianza y todos se conozcan mejor, Eryx se sentara junto a Ali y Ale junto a Cami, al fin y al cabo ya bastante tiempo compartirán juntos, es hora de que estrechen lazos familiares.
¡Trágame tierra! Todos sonreían con la idea excepto yo. No me parecía nada bueno el hecho de que Eryx y yo estuviéramos tan cerca el uno del otro y menos con lo que sucedía cada vez que estábamos juntos.
Ocupamos nuestros lugares y como lo supuse, no había pasado ni un segundo cuando la tensión en mi cuerpo por su cercanía comenzó a hacer estragos en mí, ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?
–Entonces cuéntanos de ti –le preguntó mi padre a Alejandro.
Él no demoro en responder y con una gran sonrisa en su rostro comenzó a hablar.
El almuerzo había comenzado bien. Todos estaban concentrados escuchando la historia que contaba Ale y sus ojos no se apartaban en ningún momento de él… todos excepto uno.
Cuando la mano de Eryx empezó a tocar mi muslo desnudo, fue cuando percaté en donde estaba concentrada toda su maldita atención. Me acaloré en un instante y mis nervios se dispararon ante su gran osadía.
Su mano subió deslizándose suavemente y cuando llegaba al comienzo de la falda de mi vestido, la volvía a bajar. No me atrevía a moverme y mis ojos se dispararon a mirar al resto de mi familia, pero estaban tan distraídos con Alejandro que todo transcurría normal para ellos, excepto para mí.
Sus caricias provocaban que mi piel se erizara, todo mi cuerpo añoraba sus toques, aunque muy dentro de mí sabía que él estaba prohibido para mí. Su mano no entendía de límites ni de quienes estaban a nuestro alrededor. Se movían a gusto mientras cada partícula de mi gritaba desesperada por más.
Fue aún más atrevido y deslizó su mano por debajo de mi vestido. Me tensé de inmediato pensando que todos se darían cuenta de lo que estaba sucediendo con nosotros en ese momento. Sentí su mano sobre mis bragas y comenzó a acariciarme sobre la tela, pasando las puntas de sus dedos por todo mi centro. Mordí mis labios para evitar que se escapara un gemido, pero sus caricias eran cada vez más rápidas y más intensas. Sentía que en cualquier momento se escucharía lo que hacían sus dedos.
Podía sentir la pequeña humedad que comenzaba a depositarse sobre mis bragas. Fue entonces cuando apartó la tela con sumo cuidado y toco mi piel que ya chorreaba a raudales. Solo quería cerrar mis ojos y gemir como posesa, concentrarme en el juego mágico que hacían sus dedos.
Uno de sus dedos entro en mí y clave mis uñas en su muslo, esto se sentía tan maravillosamente bien, me removí buscando fricción y mi mano fue de inmediato a su paquete. Toque su pene sobre el pantalón y lo pude sentir duro, era malditamente grande y grueso. Lo apreté un poco y recorrí toda su extensión y fue su turno de tensarse, estábamos en un juego muy peligroso pero extremadamente placentero.
No me enteraba de lo que estaban hablando solo reía cuando ellos lo hacían para evitar sospechas. Eryx llevó su otra mano bajo la mesa y apartó mi mano de su pene para bajar su cremallera. Estaba excitada porque sabía lo que hacía y lo que él quería que hiciera.
Mi centro se convulsionó cuando sentí su pene fuera de su pantalón. No pude evitar deslizar mis dedos hacia su glande para tocar su punta y ver qué tan húmedo estaba.Sus fluidos rebasaban el límite de lo extraordinario y era todo por mí.
Metió otro dedo dentro de mí y esta vez no pude evitar un gran gemido, por lo que todos desviaron su mirada hacia mí. Temí que nos habían descubierto mientras sus dedos permanecían aún dentro de mí. Afortunadamente estaba metiendo una cucharada de puré en mi boca y pude disimular con el hecho.
–Mamá este puré te ha quedado espectacular, es lo más delicioso que he probado en mi vida.
Todos desviaron su mirada de mí y continuaron con su conversación, mientras yo me derretía con cada uno de sus toques.
Sus dedos entraban y salían rápidamente, y su pulgar se unió en un delicioso baile sobre mi clítoris. Podía sentir el gran fuego que estaba dormido dentro de mí y que ahora estaba a punto de hacer explosión.
–Pueden decirme donde está el baño por favor. –Eryx habló sorprendiéndome y terminando con todo nuestro juego.
–Ali, por favor acompaña a nuestro invitado a la planta alta, porque el baño inferior se averió esta semana.
¡ayyyy dios! Eso no traerá nada bueno.
–Está bien mamá.
De inmediato nos levantamos y nos dirigimos al baño. El resto se quedó entretenido entre risas y conversaciones, mientras mis miedos y mis dudas me invadían velozmente.
Mis piernas temblaban cada vez que subía un escalón y lo sentía pegadoa mi espalda.
Cuando alcanzamos el último peldaño, Eryx me tomo por la cintura y me pego a su pecho.
–Ahora nena es nuestro momento, llévame al baño porque quiero hundirme dentro de ti.
No lo pensé dos veces. La lujuria pensaba por mí y nada la iba a detener.
Lo lleve al baño y me empujo dentro con él. Cerró la puerta y en un instante mis bragas estaban hechas triza dentro de su puño. Me tomó de los muslos y me montó sobre su cintura enredando mis piernas a su alrededor, sabía que todo lo que estaba pasando estaba mal, pero mi cuerpo era rebelde y egoísta.
Metió su mano entre los dos y saco su inmenso pene sin dilación y entró en mi de un solo impulso. Vi el paraíso y mis entrañas lo recibieron con desesperación. El movimiento de sus caderas y la rapidez de sus movimientos hicieron su magia y en pocos minutos explotamos en un maravillosos y descomunal orgasmo.No dio tiempo para más. Nuestros gemidos quedaban en nuestras bocas, mientras que nuestros fluidos se unían en uno solo.
Salió de mí y guardó su pene en su pantalón, luego tomó mi cara y me beso como nunca antes nadie lo había hecho.
–Ahora eres mía nena. Me voy porque no quiero que nos sorprendan, pero quiero y deseo más de ti. Aún no tengo suficiente.
Me besó de nuevo y salió del baño y me dejó allí hecha ruinas, porque comprendí que tenía sentimientos por Eryx y porque pocos segundos después, me di cuenta que habíamos tenido sexo sin protección y hace meses que había dejado de cuidarme, estaba metida en grandes problemas.