Capítulo 13
Ares parte II
A un cuarto para las doce nos estacionamos frente al edificio donde se encuentra la casa de los padres de Alyn. Estoy desesperado por volverla a ver.
Subimos al ascensor y en pocos segundos estamos frente a la puerta del departamento. Camile toca el timbre y en pocos segundos una mujer que supongo debe ser la madre de Alyn, nos recibe cariñosamente.
Entramos y la saludo como todo un caballero que soy. Ella nos hace pasar y lo primero que veo es a mi hermosa chica.
–Pero… ¿Qué hacen ustedes aquí? –sonrío al ver la sorpresa en la cara de Alyn cuando nos ve llegar. Camile no desaprovecha la oportunidad para tomarme nuevamente de la mano y esta vez estoy más que dispuesto a partirle la suya sin con eso logro soltarme.
–¿Alondra no te lo dijo? –contesta cami.
–Por lo visto soy siempre la última en enterarme de los cambios de planes de mi madre.
Me callo mientras observo el cruce de palabras entre Alyn y Camile.
–Ohhh, Camile cariño bienvenida y este chico tan guapo ¿quién es?
Es la madre de Alyn quien afortunadamente detiene la pequeña conversación.
–Es mi novio Eryx, disculpa que no te avisara que traía compañía Alondra, pero quería que todos lo conocieran.
¡Maldita sea! Hasta cuando este empeño de decir a los cuatro vientos que somos novios, cuando ni siquiera le he dado un si al respecto.
–Pierde cuidado nena, déjame conocerlo un poco, me lo llevaré con tu permiso.
Mientras me encuentro con la madre de Alyn, mi nena y yo no podemos dejar de mirarnos recíprocamente. Hay un fuerte magnetismo entre los dos y ninguno lo puede evitar, por más que queramos.
Separamos nuestras miradas cuando el timbre vuelve a sonar y estoy más que seguro que se trata de él. Esta vez quien salió a recibirlo fue el padre de Alyn a quien tuve el placer de conocer minutos antes.
–Bienvenido chico, pasa por favor ya todos llegaron.
El maldito acaba de entrar y tuvo la desfachatez de acercarse a mi mujer y besarla en los labios. Aprieto mis puños, con ganas de acercarme a él y partirle la maldita cara, pero debo ser inteligente y hacer bien mi jugada.
–Así que tú eres Alejandro… el novio de mi hija.
Pregunta la madre de Alyn. Yo solo escucho a la espera de que llegue mi momento.
–El mismo que viste y calza.
Me tenso inmediatamente cuando el maldito confirma la pregunta, pero al mirar a Alyn puedo ver que ella está tan sorprendida por lo que el tipo acaba de responder, tanto como lo estoy yo.
–Ven y dame un abrazo, no sabes cuan feliz me hace que mi hija se decidiera por fin a traer al primer hombre a nuestro hogar. Pensé que era Gay o que pasaría a formar parte de las hijas de María.
Sonrío por las bromas de su madre, a pesar de la ira que me provoca la presencia del hijo de puta.
–Ven querido yerno, déjame presentarte al resto de los invitados.
–Eryx, quiero que conozcas al novio de mi hija… –sonríe orgullosa– el doctor Alejandro López.
–Ya nos conocemos. –le respondo con voz acerada.
–¡Ohh que bien!… entonces estamos en familia.
Me mantengo callado y vigilante de cada uno de los movimientos del idiota, al tiempo que observo a mi hermosa chica escabullirse constantemente de él.
–Bueno chicas, ayúdenme a traer la comida mientras los hombres conversan de sus cosas de hombres.
Las chicas se van a la cocina mientras los tres nos quedamos a la espera de que regresen. Nadie dice una sola palabra, el ambiente es tenso y pesado.
–Bueno chico, para que entremos en confianza y todos se conozcan mejor, Eryx se sentara junto a Ali y Ale junto a Cami, al fin y al cabo ya bastante tiempo compartirán juntos, es hora de que estrechen lazos familiares.
Ahora comienzo a adorar a la madre de Alyn, es la mejor idea que ha podido ocurrírsele.
Ocupamos nuestros lugares y me olvido de todos los demás en cuanto estoy al lado de Alyn. Entran en una conversación en la cual no tengo interés de participar y decido comenzar con mi pequeño juego.
Llevo la mano bajo el mantel y la poso sobre el muslo desnudo de Alyn. Puedo sentir como la hago estremecer instantáneamente.
Subo mi mano hasta llegar al dobles de su falda sin ir más lejos, solo para darle un aperitivo. Todo bajo la presencia de toda su familia y su “novio”.
Luego de un rato de jugueteos, decido llevar mi mano bajo su falda, hasta que pude palpar el tejido de sus bragas. Comencé a acariciar su coño sobre la tela, con las puntas de mis dedos, moviéndome con insistencia sobre su caliente centro. Casi la hago gemir, pero pudo contenerlo a tiempo. Mi pene ya estaba hinchado y apretando bajo mi pantalón.
No pude resistir más y hundí unos de mis dedos en su vagina.Sus uñas se clavaron en mis muslos como respuesta a lo excitada que la tenía. Sentí cuando sus caderas se movieron en busca de fricción y su mano se posó sobre mi pene. Estaba a punto de soltar mi semen en los pies de todos los comensales, cuando sus deliciosos dedos apretaron toda mi extensión.
Llevé mi otra mano bajo la mesa y aparté su mano de mi pene con la intensión de bajar mi cremallera, cosa que evidentemente hice. Saque el pene de mi bóxer y luego coloque su pequeña mano sobre mi abultado m*****o. Sisee cuando su mano se movió sobre mi punta y se llenaban de mi líquido preseminal.
Sin perder tiempo metí dos dedos dentro de ella y esta vez la hice gemir ruidosamente, pero supo disimularlo hábilmente evitando que todos se dieran cuenta de lo que estábamos haciendo.
Mis dedos entraban y salían rápidamente de su coño, mientras sus manos se deslizaban una y otra vez sobre mi pene. Lleve mi pulgar hasta su clítoris y comencé a hacer círculos sobre él. La sentí tensarse, sabía que estaba a punto de hacer explosión.
Paré mi juego, decidido a ir más lejos de lo que había llegado hasta ahora.
–Pueden decirme donde está el baño por favor.
–Ali, por favor acompaña a nuestro invitado a la planta alta, porque el baño inferior se averió esta semana.
Siiii, al fin el destino jugaba una a mi favor.
–Está bien mamá.
De inmediato nos levantamos y nos dirigimos al baño. El resto se quedó entretenido entre risas y conversaciones, mientras la seguía y observaba el delicioso movimiento de su culo al andar.
La sentí temblar cuando me pegue a su espalda y no demoré cuando llegamos al último escalón, la tomé por la cintura y la pegué contra mi pecho.
–Ahora nena es nuestro momento, llévame al baño porque quiero hundirme dentro de ti.
Ella no reculó, así que el numero ganador había sido cantado.
Me llevó al baño y la empujé dentro conmigo. Cerré la puerta y en un instante sus bragas estaban hechas triza dentro de mi puño. La tomé de los muslos y la monté sobre mi cintura enredando sus piernas a mí alrededor, metí mi mano entre los dos y saquémi pene sin demora y entré en ella de un solo impulso. Fue malditamente perfecto estar dentro de ella y hacerla gemir con desesperación. Agité mis caderas rápidamente con movimientos agresivos y constantes, y en pocos minutos explotamos en un maravillosos y descomunal orgasmo. No dio tiempo para más. Nuestros gemidos quedaban en nuestras bocas, mientras que nuestros fluidos se unían en uno solo.
Salí de ella y guardé mi pene dentro de mi pantalón, luego tomé su cara y la besé como nunca antes lo hice con nadie…
–Ahora eres mía nena. Me voy porque no quiero que nos sorprendan, pero quiero y deseo más de ti. Aún no tengo suficiente.
La volví a besar y salí de allí. Extasiado y feliz porque por fin la había hecho mía y la había dejado marcada con mi semen. Ya no iba a dejarla escapar de mí.
Volví a la mesa y me senté como si nada hubiera pasado, pero podía sentir su olor en mis manos y las lleve a mi nariz cada vez que podía, para sentir su exquisito olor.
Al rato ella volvió y no pude dejar de observar el precioso color rojo que aún permanecía en su rostro. Deseaba más de ella y no iba a descansar hasta conseguirlo nuevamente.
El maldito idiota se acercó apenas la vio y estuve a punto de pararlo y machacarlo cuando volvió a colocar un beso sobre sus labios, estaba a punto de explotar de ira, cuando poco después indicó que debíamarcharse al igual que tenía que hacerlo Camile, fue la mejor de la noticias que pude escuchar durante el día.
–Que les parece si abrimos una botella de licor y celebramos por este día tan maravilloso.
–Estoy de acuerdo con eso. –contesto de inmediato.
Sus padres se marchan en busca de las botellas mientras me dejan a solas con ella.
–Aún tengo tu olor sobre mí –le susurro al oido– y espero el momento de probarte, de saborear la dulzura que tienes en tu delicioso coño.
Comenzamos a beber y a charlar por espacio de cinco horas. Y no es hasta 3 botellas vacías después que sus padres completamente borrachos se despiden de nosotros para irse a dormir. Ella también está ebria, feliz y tranquila.
La sujeto de la cintura y la conmino a que me lleve a su cuarto.
–Vamos a tu cuarto nena… quiero más de ti.
Sonrío, conforme con mi propuesta.
Me toma de la mano y me lleva hasta su habitación que se encuentra afortunadamente en la planta baja, lejos de la de sus padres así que el ruido difícilmente podrá llegar a ellos y menos estando borrachos.
Llegamos a su habitación y no pasa un segundo paso el seguro y comienzo a quitarle la ropa. Le quito el vestido y sus gemidos son intensos y frenéticos, al igual que los míos.
–Déjame quitarme los zapatos.
–No… déjatelos puestos.
Trata de desvestirme, pero falla en el intento, así que lo hago yo mismo.
–Déjame hacerlo yo mismo nena, no quiero perder tiempo, quiero enterrarme de nuevo dentro de ti.
Brinca sobre mí y hunde su lengua en mi boca. Los dos gemimos y jadeamos mientras nos besamos con intensidad. Mi ropa cae en un solo montón y ella jadea cuando ve mi inmenso pene duro e hinchado. La tomo por los muslos y la monto sobre mi cintura y la empujo contra la pared, puedo sentir como la punta de mi pene se desliza rápidamente dentro de su v****a. Grita desesperada. Mis embestidas son implacables y feroces. Ella se sujeta fuerte de mi cuello y de mi cintura para evitar resbalarse. Mi boca toma uno de sus pezones y la hago chillar. Tantas sensaciones juntas me están volviendo loco, sensaciones y sentimientos que nunca había sentido antes.
La llevo hasta la cama, sin salirme de ella. Me hundo una y otra vez dentro de su coño, en una sincronía perfecta de movimientos rápidos y demoledores que nos tienen al borde del orgasmo.
–No puedo más Eryx… me voy a venir.
–Dámelo nena, no lo reprimas, yo también estoy a punto de hacerlo.
Meto mi mano entre nuestros cuerpos y comienzo a frotar su clítoris mientras me sigo impulsando dentro de ella. Segundos después explotamos en un inmenso y potente orgasmo que nos deja completamente destrozados.
–Te amo Eryx.
Me sorprende cuando la escucho decir lo inimaginable.
–Yo también te amo nena, como nunca a nadie.
Cierra sus ojos y se queda dormida entre mis brazos, con su corazón latiendo fuerte por su declaración y mientras aún me mantengo dentro de ella.
Vuelvo a despertarla en medio de la noche, cuando mi boca muerde y chupa su coño y arrastro mi lengua una y otra vez por todo su canal, luego un par de dedos se unen hundiéndose profundamente dentro de ella, haciéndola temblar y gritar como loca. El orgasmo la sobreviene de inmediato y mientras aún estáen medio del cataclismo me meto dentro de ella hasta lo más profundo de su v****a, extendiendo su clímax y haciéndola sentir la mujer más feliz de todo el universo.
Nos amamos toda la noche, hasta que el sol nos sorprende enredado en los brazos del uno y del otro. Caemos agotados y satisfechos y totalmente rendidos en los brazos de Morfeo.
Abro los ojos y aún está oscuro. Alyn está completamente rendida, me acerco a ella y le doy un casto beso en los labios, apenas se mueve cuando lo hago. Me levanto de la cama con cuidado y busco mi ropa, tengo que salir del apartamento antes de que alguien se dé cuenta de que dormí con ella.
Cuando estoy listo me acerco de nuevo a ella y me inclino para besarla, detengo mis labios sobre los de ella por breves segundo, estoy negado a irme y abandonarla en esta habitación, quiero quedarme con ella y hacerle el amor una y otra vez… pero sé que no es posible.
Al fin me alejo de ella y salgo con el corazón acelerado, recordando una y otra vez cuando me declaro su amor, pensé que nunca lo oiría de sus labios y ahora que lo hice no estoy dispuesto a perderla, ella es lo más importante para mí.
Salgo a hurtadillas y afortunadamente no hay nadie despierto, apenas son las 5.30 de la mañana, iré a mi apartamento, me cambiaré para salir a correr un rato.
Una hora después, estoy de vuelta en mi recorrido por las calles de la ciudad, decido pasar cerca del edificio donde vive Alyn para ver si logro verla de nuevo, no puedo dejar de pensar en ella y luego de nuestra primera noche juntos deseo traerla conmigo y obligarla a dormir a mi lado durante el resto de las noches de mi vida.
Sorprendentemente mis deseos son escuchados por alguien allá arriba y en ese momento logro ver a Alyn, así que decido ir por ella.
–Tú… pedazo de idiota –le digo molesta y el alza una ceja.
Sin darle tiempo a nada y a pesar que está furiosa quien sabe por qué, rodeo su cintura y la atraigo hasta mí y estampo mis labios con los suyo y le entrego mi alma en un beso. Al terminar el beso me empuja con fuerza.
–¿Estás loca?
–Obviamente que estoy loca y eso es por tu culpa –me señala con su hermosos dedo– no usaste protección –ella me reclama por lo que paso anoche y yo solo pienso en tenerla de nuevo en mis brazos.
–Fue una delicia sentirte piel a piel, la mejor sensación de mi vida.
Esta nerviosa de que alguien pueda vernos, mientras que a mí me importa una mierda si alguien nos descubre.
–Estoy hablando en serio Eryx.
Me deleita verla como una gatita salvaje.
–Lo siento, pero tranquila, estoy limpio, siempre me he cuidado, es la primera vez que no uso protección. –le explico.
–Yo no me cuido Eryx –replica– yo puedo estar embarazada.
Me quedo en silencio con sus últimas palabras… un hijo de ella y mío. Vaya… no lo había pensado. No sé si esté preparado para tener un hijo en este momento, sin embargo, cuando la observo preocupada y nerviosa, pero más hermosa y bella que nunca, siento en mi pecho como una especie de paz y comprendo que estaría encantado de tener un hijo con esta mujer… la mujer que amo.
–Mierda, tenemos que hacer algo Ali, no creo que estemos preparados aun para esto – dice nerviosos y yo alzo una ceja.
Simulo que estoy preocupado por lo que pasó porque de otra manera, si le dijera la idea que acabo de tener, estoy seguro que me mataría. Así que sigo su juego.
–No obviamente no, ni ahora ni nunca Eryx Andreato –me dice mientras repasa mi cuerpo, sé que está pensando en lo que hicimos anoche–no tenemos una relación no tenemos nada, simplemente fue un…
Detengo su perorata y la callo con un beso. La llevo contra la pared sin importarme si alguien puede vernos y hundo mi lengua profundamente en su boca. A los pocos segundos ella deja de resistirse y enrolla sus piernas en mi cintura. Me aprieto contra ella para que sienta mi pene duro e hinchado y la hago gemir, alargamos el beso pero cuando las cosas están a punto de descontrolarse ella se detiene un poco avergonzada y se baja de mi cintura.
–Ali –murmuro mientras beso su cuello– me tienes loco y no me importa si esto tiene consecuencias, te dije que te amaba y no me importa si quedas embarazada, siempre que sea un hijo nuestro.
Vuelvo al ataque y beso sus senos sobre el vestido, olvidándome del sitio donde nos encontramos.
–No deseo quedar embarazada Eryx, no es prudente y menos en estas circunstancias.
Me importa una mierda, porque voy a hacer lo posible por cambiar esas circunstancias.
–Está bien nena, que necesitas que haga.
La vuelvo a besar mientras trato de calmarla, pero sin dejar de besarla.
–La pastilla –murmura en mi boca, luego asiento para indicarle que entiendo de lo que me habla.
–Vamos por ella.
La llevo al estacionamiento y subimos a mi deportivo rojo.
La tomo de la mano porque necesito sentir su contacto, sentirla cerca de mí.
El camino a la farmacia fue corto y callado mientras nos manteníamos sujetos de las manos.
Ella baja del auto para buscar las pastillas mientras me quedo esperándola a que vuelva. Sigo pensando en la idea de tener un hijo con ella y cada vez me siento más a gusto con eso.
Al rato la veo volver con cara de molesta, algo no resulto bien en esa farmacia.
–¿La tienes?
Le pregunto mostrando seria preocupación.
–No, a la próxima te bajas tú. –inquiere molesta.
–¿Por qué yo? –sonrío divertido.
–Porque esto no es solo mi culpa.
Suspiro porque para ella la idea de que tengamos un hijo aun no le ha asentado bien.
Arranco el auto con destino a la próxima farmacia.
En esta oportunidad soy yo el que se baja.
Entro a la farmacia y una vez que estoy al frente del anaquel donde se encuentran las pastillas, veo la caja rosada, pero detengo mi mano antes de tomarla cuando veo una pequeña princesa llorando cerca de mí. Me acerco a ella preocupado y le pregunto que le sucede.
–A ver princesa –le pregunto cauteloso– ¿dónde está mami?
Sus ojos dulces están anegados de lágrimas. La tomo en los brazos, y la sensación de tener esa pequeña en los brazos me llena de tanta emoción, que mi pecho se presiona con la idea de que es a mi hija la que llevo en los brazos.
Tras dar unos pasos encuentro al angustiado padre buscando a la pequeña.
–Acá… tengo a la pequeña.
El hombre se acerca y su expresión al ver a la pequeña se relaja al instante.
–Ohhh, gracias, casi se me sale el corazón del pecho y si su madre se entera que la perdí por unos segundos, estoy seguro que acaba con mi vida.
Sonrío y le entrego a la niña.
–No hay de qué… cuídala, tienes a una hermosa pequeña.
–Gracias amigo… es el mejor regalo que Dios me ha dado en mi desastrosa vida, no lo cambiaría ni por todo el oro del mundo… ella es mi orgullo y mi adoración, la amo más que a mi vida.
Asiento y me despido de él. Luego vuelvo al estante de las pastillas. Cuando estoy frente a ellas y a punto de tomar la caja, recuerdo el instante que pasé con la pequeña y todo lo que sentí cuando la tuve en mis brazos, así que retrocedo respiro profundo y abandono el lugar.
Cuando regreso al auto y ve mis manos vacías suponen que tampoco encontré las pastillas.
–¿Qué haremos?
Me pregunta y suspiro temeroso por lo que acabo de hacer.
–No sé, nunca había pasado por algo así… como las farmacias no van a tener la dichosa píldora, esto parece una broma. –miento descaradamente.
–Nunca me había pasado algo semejante.
Le acaricio la mejilla porque muero por ver el momento en que vea su pancita hinchada y con mi bebé dentro de ella.
–Saldremos de esto nena, pero pase lo que pase siempre contarás conmigo.
Asiente conforme.
Arranco el auto y abandonamos la búsqueda, mientras en mi mente las ideas de los tres juntos llenan de alegría mi corazón y me transforma en el hombre más feliz del maldito universo.