Capítulo 11
Salgo de la oficina y vuelvo a mi escritorio porque no quiero que las chismosas de mis compañeros comiencen a esparcir rumores sobre Eryx y yo en una relación.
Me acerco al hermoso ramo de flores que Eryx me envió y aspiro el delicado aroma. Por primera vez puedo sentir lo que es estar enamorada. Por fin ese sentimiento que se me hizo tan esquivo durante tantos años, lo puedo reconocer de primera mano, palparlo y disfrutarlo como siempre lo soñé.
Un pequeño movimiento a mi derecha me hace voltear la mirada y puedo ver a Camile sentada en el sofá de la sala de espera. Me pongo nerviosa, temiendo de que ella haya podido notar u oír lo que pasó en la oficina de Eryx.
Me recompongo y actúo von total naturalidad.
–Cami, no te esperaba por aquí, de haber sabido que venias te hubiese esperado.
Se acerca a mí, pero noto algo extraño en ella, tal vez sean ideas mías, pero me dio la ligera impresión de que estaba molesta. La observo fijamente pero su rostro ya no tiene el gesto duro que pensé haber visto hace un momento, quizás este imaginando cosas, mi conciencia me está pasando una mala jugada.
–Lo decidí en el último momento, solo vine a visitar a mi prometido –sus palabras inconscientemente me lastiman– ya que ayer no supe de él. ¿Está en su oficina?
Me aclaro la garganta, luego del amargo momento, pero al fin le respondo.
–Si… está en su oficina, ya le anuncio que estás aquí.
–No te preocupes, no es necesario, quiero darle una sorpresa.
Sonríe y luego se va a su oficina. Tengo celos y rabia y no puedo evitarlo. Quiero gritarle que lo deje en paz, que él es mío y que es a mí a quien ama… pero aun sabiéndolo, no me siento con el derecho de hacerlo, y como tenerlo, si yo me estoy metiendo en su relación, soy la otra, la amante, porque ante los ojos de todos ella es su novia, su prometida, la mujer que lo hizo volver para casarse.
Regreso a mi rutina laboral para realizar el trabajo cotidiano, pero saber que ella está con él, me tienen descompuesta e inquieta.
No aguantado más esta zozobra, decido ir por café y utilizarlo como excusa para entrar a la oficina.
Al entrar, encuentro el lugar vacío, el corazón comienza a palpitarme al tiempo que mi respiración se torna difícil. El único lugar en el que deben estar es el baño… el mismo sitio en el que acabábamos de compartir Eryx y yo.
La desesperación me atrapa entre sus manos como garras salvajes a punto de desgarrar mi piel, mi corazón. La bandeja entre mis manos vibra y el café se derrama de las tazas. Toco la puerta y hablo para llamar su atención.
–Camile, Eryx…
Segundos después los dos salen del baño. Camile se acomoda la blusa y su mirada satisfecha me apuñala como espada afilada. La cara de Eryx es de sorpresa y preocupación… la mía debe ser de decepción, dolor y tristeza. Acababa de decirme que me amaba y apenas di la espalda se entrega a los brazos de otra… la mujer que puede identificarse con orgullo como su novia.
Con el corazón en la garganta y con las lágrimas a punto de salir, dejo la bandeja sobre el escritorio, sin palabras, sin mirarlo de nuevo, sin derecho a pedir explicaciones. Doy la vuelta para salir inmediatamente de allí, porque el dolor que sentía era tan fuerte que pensé que el pecho me explotaría.
–Espera Alyn. –Camile me detiene antes de salir.
No volteo, peo escucho lo que tiene que decir.
–Esta noche voy a quedarme con Eryx en su departamento, no te preocupes por mí si no me ves llegar.
–Está bien Cami, gracias por decírmelo.
Mi voz es plana y apenas en susurro. Siento que la felicidad de hace unos minutos, cuando estaba en sus brazos y nos jurábamos amor, fue aplastada sin piedad, matando todos mis sueños e ilusiones y dejándome con el corazón roto y hecho pedazos.
Cierro la puerta tras salir y huyo corriendo hasta el baño, desecha, destrozada. Reviso los cubículos para comprobar que el lugar está solo y al confirmarlo, paso el seguro para evitar que alguien más pueda entrar. Me apoyo en una de las paredes y me dejo caer hasta el piso, mientras lloro desconsolada. Tapo mi cara con las palmas de mis manos para ocultar el sonido desgarrador de mi llanto. Nunca imaginé que doliera tanto amar, nunca pensé que al encontrar al hombre de mis sueños el amor resultara tan difícil de alcanzar. ¿Por qué tenía que enamorarme de un hombre imposible y prohibido?
Quince minutos después me levanto del piso, lavo mi cara y enderezo mi ropa. Me observo al espejo y es fácil identificar en mis ojos el dolor que en estos momentos estoy sintiendo.
Salgo del baño y vuelvo a mi escritorio, haciendo todo lo posible por concentrarme en mi trabajo y olvidarme de lo que había pasado. Pero cada vez que miraba el hermoso ramo de rosas, mi corazón se llenaba de pesar.
No sé si aún ella se encuentra con él, tampoco quiero saberlo, tan solo con saber que ésta noche dormirán juntos en la misma cama, que él la tocará como lo hace conmigo, está transformando mi día en un infierno.
Mi teléfono suena y al contemplar la pantalla veo que se trata de Alejandro.
–Hola preciosa.
–Hola Ale.
Mis ánimos estaban por el suelo, quería salir corriendo de aquí para nunca más volver.
–Nena, tengo la tarde libre y me encantaría invitarte a almorzar.
Quería decirle que no, e irme a mi casa y encerrarme en mi cuarto para ahogar mis penas, sola en mi habitación. Pero no quería encontrarme con Camile, así que terminé aceptando su invitación.
–Está bien Ale, me encantaría ir a almorzar contigo.
–Bien preciosa pasaré por ti antes del mediodía… lo siento cariño, tengo que dejarte un paciente me espera en el consultorio.
–Nos vemos luego.
En ese momento la puerta de la oficina de Eryx se abre y yo desvío la mirada hacia la pantalla del computador para evitar mirarlos.
–Nos vemos esta noche cariño, estoy ansiosa por pasar la noche contigo, entre tus brazos.
Aprieto los ojos mientras la ponzoña que llevan sus palabras se esparce por mis venas, consumiéndolo todo, desgarrándome las entrañas. Él no la contradice en ningún momento, así que imagino que está de acuerdo con todo.
Camile se acerca a mi escritorio y lo rodea para abrazarme.
–Alyn… nos vemos mañana, tal vez luego no pueda despedirme de ti, me iré temprano a la casa de Eryx.
Me levanto de la silla y me dejo abrazar, apenas mis brazos pueden hacerlo, mis ojos sobre Eryx, llenos de decepción, sus ojos mirándome con suplica, rogando por una oportunidad.
–Hasta mañana Camile.
Ella se separa de mí y vuelve con Eryx y entonces pasa sus brazos alrededor del cuello de Ares y luego lo besa.
–Te amo cariño, te veo esta noche.
Él no responde.
Camile se va, yo regreso a mi escritorio sin voltear hacia él, no tengo el valor para hacerlo porque entonces romperé a llorar.
–Nena no es lo que tú piensas. –Susurra bajito para que nadie más lo escuche.
Trata de explicarme, pero decido ignorarlo.
Cuando intenta hablar de nuevo, su padre lo interrumpe y evita el tenso momento entre los dos.
–Eryx hijo, te estaba buscando, necesito hablar contigo… por favor acompáñame a mi oficina.
–Hola papá… ¿tiene que ser justo ahora?
–Sí, es un asunto urgente y tenemos que resolverlo antes del mediodía.
–Ali buenos días, por favor que no nos interrumpan y no me pases ninguna llamada a menos que sea un asunto de suma importancia.
–Buenos días señor Andreato –sonrío, aunque esta no alcance a llegar a mis ojos– como usted ordene.
Su padre se va y el demora en seguirlo con la intención de decirme algo antes de marcharse.
–Por favor nena… espérame a la hora del almuerzo, tenemos que hablar sobre lo que pasó.
Me niego a mirarlo, porque sé el efecto que él tiene sobre mí y no dudaría ni un segundo en saltar a sus brazos como una estúpida, aun consciente de todo lo que acaba de pasar.
–Señor Andreato… ¿necesita que lo ayude en algo más?
Su mirada dolida me ruega con pesar, esperando a que rectifique y escuche lo que tiene que decirme.
Aprovecho la oportunidad de esquivarlo, cuando la central telefónica se dispara con algunas llamadas y contesto, ignorando su ruego. El me observa durante algunos minutos más y al ver que permanezco en mis trece, sin dar mi brazo a torcer, se marcha sin más.
Cerca de las doce, la puerta del ascensor se abre y Ale parece risueño y más hermoso que nunca. Su figura fuerte y estilizada no pasa desapercibida ante los ojos de mis compañeras, quienes curiosas y atraídas por el magnífico espécimen que camina con soltura y masculinidad por el corredor, las deja completamente mudas y descolocadas.
–Hola cariño –se acerca a mí y me toma por sorpresa cuando me da un beso corto sobre los labios, mientras me percato por el rabillo del ojo de que Eryx está parado frente a nosotros y observa nuestro encuentro con desconcierto.
–Hola Ale. –Respondo nerviosa.
Se quita los lentes estilo aviador y sus ojos intensos y azules destellan con brillo.
–Lista para irnos… te quiero llevar a un sitio especial, estoy seguro que te va a gustar.
Asiento, porque en este momento soy incapaz de pronunciar una sola palabra.
Apago la computadora, organizo mi escritorio y tomo mi cartera. Todo bajo la atenta mirada de Eryx y Alejandro.
–Alyn necesito hablar contigo un momento.
La voz enérgica de Eryx me hace estremecer. Pero no cedo ante sus demandas, estoy muy dolida en estos momentos y necesito salir de aquí lo antes posible para despejar mi mente y meditar sobre nuestra situación.
–Lo siento señor Andreato, tendrá que ser luego de que vuelva de mi almuerzo con mi novio.
Mis palabras malintencionadas pronunciadas con el propósito de hacerle daño, causan el efecto esperado. Puedo notar el dolor en su mirada, pero lo ignoro totalmente y me alejo de él.
–Estoy lista Ale… podemos irnos.
Coloca su mano en mi espalda baja y caminamos juntos hasta el elevador. Entramos y antes de las puertas se cierren, nuestras miradas se encuentran por última vez.
–Te pasa algo cariño, te veo algo distinta, como apagada.
Ale me saca de mi distracción, sin poder olvidar la tristeza y el dolor en los ojos de Eryx.
–Solo es un dolor de cabeza, no me he sentido bien durante la mañana.
Miento, al tiempo que me consumo en el dolor pensando en el encuentro de esta noche entre Eryx y Camile.
–En mi auto cargo algunas pastillas para el dolor, vayamos por una botella de agua y luego nos iremos a comer.
Asiento en conformidad. Entramos al café ubicado frente al edificio y muy amablemente compra una botella de agua para mí. Salimos y bajamos al estacionamiento para ir en busca de su auto. Al llegar a su vehículo, abre la puerta del copiloto para que suba al auto. Luego lo rodea y en dos zancadas se encuentra sentado a mi lado.
Tomamos la avenida y minutos después lo veo girar en un desvío y luego tomar la ruta hacia una carretera que se dirige a un hermoso pueblo en las afuera de la ciudad.
Lo observo con preocupación puesto que debo volver en dos horas al trabajo y estoy segura que no podré llegar a tiempo.
—Ale... ¿A dónde me llevas? Sabes que debo regresar a trabajar en menos de dos horas.
Sonríe con suficiencia.
—He decidido raptarte, así que toma tu teléfono y avísale a tu jefe que no irás a trabajar ésta tarde.
Lo miro pasmada y confusa... ¿Me está tomando el pelo?
—Sabes que no puedo hacer eso Ale —me observa con diversión— nunca he faltado a mi trabajo, sería irresponsable de mi parte.
Detiene el auto a un lado de la carretera, suelta el cinturón de seguridad, se acerca a mí y luego de darme un beso, me explica...
—Voy a llevarte a casa de mi hermana —lo miro con desconcierto— me han invitado a almorzar y como hace más de tres meses que no la veo y extraño a mis sobrinos, me pareció una magnífica oportunidad para que los conozcas.
¿Por qué razón quiere llevarme a conocer a su familia? Apenas me conoce, incluso no tenemos nada serio y cuando un hombre lleva a una mujer a conocer a su familia, significa que quiere algo serio y definitivo con ella... no solo follar con ella. ¡Por Dios!... Comienza a dolerme la cabeza, mi vida no puede ponerse peor.
Seguimos rodando hasta que llegamos a una hermosa casa situada en medio del campo. Una hermosa valla rodea toda el área. Hay hermosos árboles frutales, ganado e incluso caballos galopando dentro de un corral. Es la vista más hermosa que había disfrutado en toda mi vida.
Estacionamos en un amplio sendero, a un lado de la casa. Alexandre apagó el auto, luego se bajó y rodeó el vehículo para abrirme la puerta y ayudarme a bajar.
Me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos. Me sentí incómoda cuándo lo hizo me pareció que era indebido, aun así no retiré mi mano porque no quise despreciarlo.
Me llevó hasta la entrada de la hermosa casa, en la que ya nos esperaban una mujer de facciones semejantes a las de Ále, junto a un hombre que supongo es su marido y tres lindos y pequeños niños.
—Cariño por fin llegaste.
La chica se acerca a Ále y lo abraza fuertemente.
—Hola Betsy —sonríe feliz— no pude escaparme antes del trabajo, además tenía que esperar a que Alyn terminará su jornada —ahora se dirige a mí— ven cariño, quiero presentarte a mi hermana.
—Hola Alyn es un placer por fin conocerte —me da un abrazo al igual que lo hizo con Ale— mi pequeño hermano nos ha hablado mucho de ti — ¿Les ha contado sobre mí? ¿Qué les dijo? Que habíamos pasado la noche que nos conocimos follando, porque que mas podía decir de mi.
—Es un placer conocerte Betsy y gracias por recibirme en tu casa.
—Como no hacerlo, eres la primera mujer que Ále se atreve a traer a casa —miro a Ále con sorpresa— estoy feliz de que por fin se haya decidido y me contenta que sea a una hermosa chica como tú.
Me he quedado sin palabras, nunca lo hubiera imaginado. Estoy tan desconcentrada que no sé qué pensar al respecto.
—Vamos hermanita no me avergüences delante de Alyn, mejor invitamos a pasar.
—Alyn este es mi esposo Michael y mis tres pequeños hijos, Brittany, Jeimison y Caleb.
—Bienvenida a nuestro hogar Alison. —el esposo de Betsy extiende su mano y no dudo en estrecharla.
—Gracias Michael, es un placer conocerte.
Me agacho frente a los tres pequeños y los saludo con cariño.
—Hola chicos, su tío me ha hablado de ustedes y se quedó corto al contarme que eran unos chicos muy fuertes y tú una hermosa princesa.
Toco la pequeña naricita de cada uno de ellos y de inmediato saltan emocionados sobre mí, abrazándome los tres al mismo tiempo. Casi caemos al piso, si no es por Ale que nos sostiene a tiempo.
—Vamos chicos —habla Michael— dejen tranquila a Alyn y vayan ahora mismo al baño a lavarse las manos, luego tomen su lugar en la mesa, mientras mamá sirve la comida.
Todos entramos a la casa y me quedo maravillada con el precioso lugar. En el ambiente se respira calor de hogar y a familia, es además acogedor.
—Ven Ali ayúdame a traer las cosas mientras los hombres se encargan de los chicos y las bebidas.
Ále se acerca y me besa suavemente. Sus labios no se sienten bien, me son indiferentes y extraños, no son los labios que deseo que me besen, no es Eryx.
—Estás en tu casa nena, vuelvo en un rato.
—Vamos Ale, lárgate de una vez y déjame disfrutar de su compañía —lo saca a empujones de la cocina mientras ambos ríen a carcajadas, yo los imito— ya tendrán suficiente tiempo para estar juntos.
Ale se va y me deja a solas con Betsy.
—Estoy tan feliz de que Ale tenga a alguien a su lado, nunca lo había visto tan feliz.
Se me arruga el corazón porque no quiero crear falsas expectativas sobre nuestra relación., no cuando yo estoy profundamente enamorada de otro hombre, un hombre que ya tiene dueña.
—Ali toma el tazón de la ensalada y el del puré y llévalos a la mesa, mientras yo voy por el cordero y el pan.
Tomo ambos tazones y me dirijo a la mesa y los coloco en el centro de ésta. Betsy llega con el resto de la comida y las coloca a un lado.
—Chicos vengan —grita— ya todo está listo.
Los niños son los primeros en llegar. Corren alborotados entre risas y juegos al tiempo que cada uno de ellos se ubican en su lugar. Seguidamente aparecen Ale y Michael con dos botellas de vino en sus manos.
—Dos botellas de Merlot de la mejor cosecha. —expresa Michael.
Nos sentamos a la mesa, Ale junto a mí y disfrutamos de una deliciosa comida, entre animadas conversaciones y un ambiente agradable y familiar.
Una hora después vamos a la sala para continuar con nuestra conversación.
—Chicos es hora de la siesta, vayan con mami y sean obedientes con ella.
Los niños se niegan al principio, pero terminan obedeciendo y suben con su madre para su debido descanso.
—Vamos... salgamos al porche a terminar con estás botellas.
Los chicos toman las botellas y algunos vasos y salimos al exterior.
—Ale... ¿dónde está el baño?
—Déjame poner estás botellas sobre la mesa y te llevo luego.
Coloca las botellas y de inmediato me lleva hasta el lugar.
—Te esperaré afuera, no vas a perderte de regreso. —sonríe feliz.
Asiento y le devuelvo la sonrisa.
—Estoy feliz de que estés aquí conmigo Ali —toma mi rostro y me besa profundamente, yo apenas puedo devolverle el beso— no sabes cuán importante es para mí que hayas aceptado venir.
Me da un beso corto y luego se va.
Entro al baño y paso el cerrojo. Me detengo frente al espejo y comienzo a llorar. Cuánto quisiera que fuera Erix el que estuviera aquí conmigo, que me mostrara ante su familia, que me llevara de la mano sin miedo, que solo fuera mío.
Me rompe el corazón que Ale y su familia se cree expectativas con una relación que ni siquiera existe, sobre todo cuándo es a otro hombre al que amo, cuando no siento nada por Alejandro, quizás podamos tener una amistad, pero en el plano romántico mi corazón ya está tomado.
Mi móvil comienza a vibrar dentro de mi cartera. Lo saco y observo en la pantalla que se trata de Eryx, puedo ver qué hay varias llamadas perdidas e innumerables mensajes de él.
Me debato entre contestar o ignorar su llamada y al fin tomo una decisión...
Cuelgo la llamada y apagó el celular. Es hora de que me olvidé de Eryx Andreato, antes de que destroce por completo mi corazón.