Keren.
—¿Vamos al cine?.
—Vamos.
—¿No me digas que nunca fuiste?. —me giro enojada por sus palabras cargadas de burla hacia mi inexperiencia en la vida y él solo se ríe.
—Si vas a estar burlándote de todo es mejor que me vaya al pueblo.
—Solo me da risa tu cara no te enojes. —se cruza de brazos mirándome con una sonrisa—. Pareces nena con un juguete nuevo de verdad te lo digo.
—Para mi es todo nuevo, ¿cómo quieres que actúe?.
—Tienes razón disculpa. —me agarra de la mano cuando me quiero ir—. Ey, te pedí disculpas.
—Todo el tiempo te burlas. —sin que me lo vea venir comienzo a llorar y él no sabe que hacer donde lo dejo sorprendido por eso, pero no lo logro contener—. Me avergüenza actuar de está manera pero me sale natural y aunque lo intente no puedo.
—¡Por Dios no llores!. —limpia mis lágrimas y su cara cambia—. Vamos a comer y juro no molestarte más.
—Esta bien. —quedo media sensible por lo que pasó y mas por demostrarle delibilidad al punto de llorar, vamos al cine y primero vamos al área de comidas.
—¿Hamburguesa?.
—Si.
—¿De qué?. —bajo mi cabeza y él me la alza con suavidad—. Ahí está la cartelera... Léela tranquila y después pedimos.
—Bien. —los dos leemos todo lo que nos ofrecen que es bastante y todo apetecible, sonriendo lo miro cuando encuentro la que me llama la atención y me pide que la pruebe—. Me llama la atención la de pollo con tomate.
—Bien... ¿Alguna otra?.
—No, solo esa, no como mucho.
—Pues yo como muchísimo... Y me voy a elegir varias.
Mientras él va a hacer el pedido miro todo a mi alrededor maravillandome con todo el decorado, es hermoso este lugar, veo a varias parejas recorriendo, algunos agarrados de las manos y otros peleando, ¿así será una relación? Sé que hay altos y bajos pero a mis papás jamás los vi pelear, sé que lo hacen ya que no en todo están de acuerdo pero no sé donde pelean; hay niños felices de estar en este lugar, seguramente mi cara es igual a la de ellos porque es mi primera vez acá y estoy ansiosa.
Las chicas del local un poco mas se tiran arriba de Lautaro porque la verdad es muy lindo pero no me gusta para nada, no me atrae como hombre, lo miro como un primo lejano con el cual no deseo tener trato ya que cuando lo tengo me molesta y hace cosas para hacerme llorar como siempre hizo, cuando ibamos de visita a su casa de chicos me iba con Brisa que me defendía pero siempre terminaba logrando que llore y me enoje dándole un golpe y después me terminaban retando a mi por algo que él hizo que haga.
—¿Hola?. —dice cuando su celular suena como cinco veces, ahora estamos en una plaza tomando un helado—. ¿De verdad?. —me mira riendo—. ¿Para tanto va a ser? Bueno no grites... No pasa nada esta bien... Chao, avísame de lo que pase. —corta y sigue comiendo helado ignorando el que yo también quiero saber que pasa en el pueblo—. ¿Te gustó la película?.
—Me encantó... ¿Quién te llamó?. —alza las cejas y me pongo roja de vergüenza—. No quiero ser metida pero me pareció algo importante.
—Era Fede... Nos están buscando.
—¿Qué?. —mi helado se cae al escuchar eso.
—Tranquila... Te prometí una semana y es lo que te voy a dar.
—Tenemos que volver. —me paro y camino dando vueltas poque sinceramente no tengo idea a donde ir—. Vamos a volver, esto es una locura.
—No vamos a volver. —se para y mira el cielo estirando los brazos como sacándose la pereza—. ¿Te gustaría ir a una pista de patín?.
—¡Lautaro!.
—Por una vez vive la vida Keren... Deja que se preocupen por una vez en tí y vivamos el momento sino, ¿qué le vas a contar a tus nietos de vieja? ¿Que hacias lo que te decian sin chitar? ¿O que te fuiste de aventura y la disfrutaste?. —me deja callada, me agarra de la mano caminando hacia el departamento—. Vamos a ir a otro lado, ya no nos vamos a quedar donde Fede porque deben saber que estamos ahí y van a mandar a Bri que es la que mas rápido va a llegar y no quiero pelearme con ella.
—Pero...
—Todo lo que viste hoy es lo único que te ofrece la ciudad no hay nada más. —la verdad que me esperaba otra cosa, no sé qué en realidad pero me esperaba mas—. Vamos a ir a una pista de patín muy buena que mi hermana me llevó hace unos meses y me gustó.
—Esta bien.
Juntamos todo y salimos del departamento dejándolo como cuando llegamos, cuando salgo pego una última mirada y es como si nunca nadie lo hubiera usado, maneja como si nos estuvieran siguiendo pero todo el tiempo hay una sonrisa y canta todas las canciones que hay en su celular porque lo que pasan en la radio no le gusta, y a mi ninguna, ni de la radio, ni la del celular, pero va manejando él y el conductor decide la música por lo que tengo entendido.
En la noche llegamos a un lugar que no tengo idea de donde es, la verdad que me da miedo que me lleve a algún lado y me deje tirada a mi suerte aunque no creo que sea capas de eso, de dejarme hatada en el corral de los chanchos llenandome de su caca si, de romperme huevos en la cabeza y hacer que las gallinas me corran por eso, también, de tirarme al agua donde toman los animales también, pero dejarme abandonada no creo.
Entramos a un Motel y la señora nos mira sonriendo.
—Hola jóvenes.
—Hola lindura. —la señora se ríe por las palabras de Lauti—. Una habitación por favor.
—¿Cuánto tiempo?.
—Una noche... Nada mas.
—Lo que es el enamoramiento. —Lautaro me mira alzando las cejas y su estúpida sonrisa ya me esta cansando—. Acá... Es la mejor pero páguenme como una normal.
—Gracias preciosa... Eres todo un amor. —buscamos la habitación y cuando entramos es una cama de dos plazas—. Me pareció que si pedíamos dos van a sospechar, y como no te considero apetecible no te voy a tocar ni un pelo.
—Tranquilo que a mi no me atraes tampoco. —me saco su campera y las zapatillas—. A parte no me acostaría contigo para nada, deseo llegar pura al casamiento.
—Bien... No te voy rozar si quiera ya que no quiero casarme.
—¿Ni siquiera con la mujer que ames?. —niega y se tira en la cama haciendo que salten todos los almohadones.
—No esta en mis planes. —abro la colcha de mi lado—. Ni presentes ni futuros.
—Esta bien, es lindo que pienses así.
—¿Me estas jodiendo?. —me tapo bien y nos miramos a la cara—. ¿La que quiere llegar virgen al matrimonio me lo dice?.
—Cada persona es diferente y no seria normal que pensemos iguales ni te haga tener mis valores. —voy cerrando los ojos al hablar—. Eres único y eso te hace humano.
—Bueno, eso fue profundo.
—Mejor dormamos que no doy mas. —lo veo medio adormilada como abre la cama para taparse—. Quiero que mañana me enseñes a patinar.
—Bien.
Me despierto cuando siento que me sacuden con fuerza, abro los ojos y es él moviéndome mientras se mata de risa, furiosa pateo las sabanas y me paro refunfuñando ya que me hace estar de mal humor esto, ¿acaso no puede ser una persona normal como cualquier otra y dejar de molestarme? No, es Lautaro, no va a dejar de joder nunca.
Salimos a almorzar ya que es mediodía, nunca me había levantado tan tarde pero realmente estos viajes en auto me dejaron frita.
—Sientate y te ayudo a ponerlas. —me siento en la banca y me pone los patines—. Levanta los pies para ver si te quedan flojos.
—Bien. —digo moviéndo mis piernas a ver si me quedan sueltos o grandes—. Me quedaron bien.
—Bueno, me pongo los míos y vamos. —una vez listo vamos de la mano hacia la pista.
—Tengo terror.
—Tranquila... Seguro te vas a caer pero no tengas vergüenza ni miedo ya que vamos a ir despacio y a los golpes se aprende todo en la vida. —miro la pista de hielo y no me hace gracia caer ahí, me he caido por pegarme patinadas en el pueblo y es doloroso— Vamos.. Tranquila.
—Es... —me sube como un ormigeo por todo el cuerpo—. Se siente raro.
—Bueno. —me agarra las dos manos poniéndose frente a mi—. Demos una vuelta por toda la pista así nos acostumbramos al estado en que este.
—Si. —se me traban los pies y caigo de culo—. AAAAAA... JAJAJAJAJAJ.
—Traba los pies con los míos. —me levanta y riendo me agarro de sus brazos.
—Me dolió. —me rio tanto que no tengo dolor y él se contagia de mi.
—¿Quieres salir?.
—No... Sigamos, quiero aprender.
—Bien... Vamos mas despacio porque no quiero que te lastimes.
—Si.
*****
Lautaro.
La miro dormir en la cama toda desparramada, estoy medio incómodo ya que se cayó muchas veces y siento que quedó muy lastimada pero en cada caida se levantaba riendo y quería seguir, lo disfruto realmente aunque quedó toda magullada la pobre, miro por la ventana ya que no puedo dormir hasta que me llamé Sergio para saber como va todo en el pueblo.
—¿Hola?.
—¡Mierda Lauti!, está todo jodido acá.
—¿Qué pasa?.
—El viejo Zelzer esta vuelto loco. —la miro a ver si escucha pero esta profundamente dormida—. Se enteró que se fue contigo.
—Carajo. —me friego la cabeza riendo—. ¿Y papá?.
—Ya tiene listo el látigo con el que te va a dar. —me da escalofríos oír eso—. Dice que te va a despedazar.
—Mierda. —eso si me da miedo y deseos de no volver—. Carajo no quiero eso.
—Créeme que acá están todos a dos metros de él, menos mamá obviamente.
—Ser... Le prometí una semana.
—¿Acaso te gusta?.
—Naaaa. —me voy al baño riendo—. Simplemente quiero que el viejo hable con razón.
—Te odia.
—Con toda su alma me odia.
—¿Y por qué?.
—Que se yo... Vaya a saber.
—No te hagas el boludo si le hiciste la vida una mierda a Keren... Siempre molestandola mas vale que te va a odiar.
—Eramos chicos ya pasó eso.
—Che te dejo que tengo sueño... Avísame por cualquier cosa ¿dale?.
—Obvio... Te informo cualquier cosa.
Corto y me doy un baño ya que quedamos hecho pelotas los dos, ella a penas ingreso a la habitación se tiró a la cama y así quedó, le tuve que sacar las zapatillas y la campera, la tuve que ir girando para sacársela y ahí quedó, tal como la dejé.
Me acuesto a su lado pensando en todo el problema que debe haber en el pueblo, pensar en la furia de mi papá me aterra porque me va a dar una paliza terrible y no se va a contener para nada, de chicos nos daba una paliza a cada tanto porque cuando nos daba después andabamos mansitos y alertas de no mandarnosla o a hacerlo a escondidos porque recordabamos los golpes y las advertencias que nos daba y no habla por hablar, si decia, les voy a lavar la boca con jabón si los vuelvo a escuchar pelear y ahí nos metía el jabón en la boca para que aprendamos y así aprendimos realmente.
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Vamos de viaje hacia la playa, quiere conocerla, hace frío pero al menos va a saber lo que es y que se siente, ojala que el hombre que le toque la saque a pasear y conocer diferentes lugares porque sino quiere una mujer que le limpie y le crie a los pibes nada mas.
—Ya estamos llegando. —esta como una nena sonriente intentando ver todo.
—Ahí lo veo. —apunta hacia el agua—. Aaa Lauti... Mira que lindo.
—Si... Ya vamos... Aguanta un poco.
—Quiero mojarme los pies.
—Mira que esta fría.
—No me importa. —se saca las botas y las medias en la camioneta— Quiero mojarme igual no importa si me enfermo.
—Mójate toda si quieres, tenemos mantas atrás para abrigarte.
—¿No vas a entrar?.
—Ni a palos... No me quiero congelar las pelotas.
—No hacia falta eso. —riendo paro la camioneta y ella baja corriendo, saco las mantas y voy hacia ella que está riendo tapándose la boca—. Es hermoso esto.
—Te espero acá con las mantas.
—Si. —corre y cuando el agua la toca grita saltando y mirándome sin dejar de reir por la experiencia que está teniendo—. ESTÁ HELADA... RE HELADA.
—TE LO DIJE. —me siento mirándola correr y reír cuando el agua la golpea en los pies—. VAMOS KEREN... TE VAS A ENFERMAR SI SIGUES.
—YA VOY. —viene y le agarro los pies secándoselo, le pongo las medias y le envuelvo las mantas—. Esta helada pero linda.
—Seguro pero no quiero comprobarla.
—Podríamos ir a tomar algo caliente. —me empiezo a reír, y la alzo en brazos asustándola— Tranquila yo te llevo.
—Si. —va con las cosas arriba de ella mientras vamos a la camioneta—. ¿Puede ser o vi una estación de servicio?.
—¿Lo viste?. —la dejo en el asiento poniéndole otra manta en las piernas así entra en calor rápido—. Creí que venias traumada con el mar y no veías nada.
—Venia traumada pero veia a mi alrededor también. —miro el agua sin decir nada—. Terrible viaje para estar dos minutos.
—Pero vas a llevarte un hermoso recuerdo y es lo que cuenta.
—Gracias porque eres muy considerado y eso lo aprecio.
—Te dije que te queria mostrar todo lo que conozco.
Le envuelvo bien los pies y le pongo mi campera por las dudas de que enferme, me la llevé sana y no quiero devolverla enferma porque ahí seria el colmo de los colmos. Voy hacia la estación para que tome algo caliente y a mi también me viene bien porque de solo mirarla y después tocarle los pies mas fríos que un hielo me congeló todo mi cuerpo y eso que no me acerqué al agua ni a cincuenta metro.
Quedamos duros al ver un cartel pegado en las puertas de los baños, están nuestras fotos pero lo que nos dejó de piedra es que el cartel dice que la secuestré, me voy para atrás pero ella arrancó las fotos mirando todo.
—Vámonos de acá. —me agarra del brazo empujándome hacia la camioneta porque eso me dejó noqueado, me esperaba que se enoje no que me acuse de secuestro.
—¿Qué vamos hacer?.
—Seguir el camino. —la miro sin creer porque creí que queria volver.
—Vamos a tener que volver Keren.
—Me prometiste una semana Lautaro... Y la quiero.
—Si eso esta acá debe estar en todos lados... Se nos salió de las manos esto.
—Vamos... Déjate la barba. —apunta mi cara donde me esta creciendo la barba—. No te afeites, en la foto sales sin barba y yo me dejo el pelo atado todo el tiempo.
—Keren... —digo con miedo a que nos agarren ya que voy a ir preso.
—Una semana me prometiste. —me agarra la mano suplicándome con la mirada—. Por favor, los dos sabemos que es mi única oportunidad de conocer el mundo de una forma divertida y tranquila.
—Mierda. —doy vueltas en el lugar agarrándome la cabeza sin saber que hacer porque yo voy a perder no ella—. Esta bien... Cargo el tanque y tú ve a comprar cosas para comer, vamos a dormir en la camioneta de ahora en mas no nos podemos arriesgar a ir a los hoteles.
—Es muy incómodo dormir en la camioneta y mas los dos.
—No voy a ir a un hotel, debe salir en las noticias seguro y hatate el pelo de inmediato.
—Si. —se hata el pelo y asiente mirándome—. Dame plata así compro para llevar.
—Si. —le doy bastante dinero—. Trae todo lo que puedas así no andamos parando.
—Bien.
Entra a comprar enseguida, mientras lleno el tanque la miro como va eligiendo varias cosas para llevarnos y no pasar necesidades, cuando sale me dice que estamos en las noticias también y mientras p**o intento de no levantar la vista para que el chico no me vea la cara o va a informar que estamos acá.
Viajamos por horas en la ruta, cada vez siento mas frío y no quiero encender la calefacción para no sobre calentar el motor y a la hora de dormir tengamos con que calentarnos o mejor dicho, cuando nos levantemos que es cuando mas frío sentimos.
—Bueno. —paro y reviso la bolsa para ver que comer—. Vamos a tener que dormir juntos ahí atrás.
—Esta bien. —agarra un alfajor y prepara el mate con el agua que pidió que le calienten
—Eres muy delgada por ende vamos a estar bien. —asiente enseguida y no le queda otra que aceptar dormir juntos—. Tenemos suficientes mantas para no pasar frío pero si dormimos por separado ahí si nos vamos a congelar.
—Vas a estar incómodo donde eres muy grande fisicamente.
—Cuando me duerma ya no me va a importar. —me tiende unos pastelitos y un mate bien dulce como me gusta—. Están buenos.
—Traje todo lo que pude pero vamos a tener que comprar en cada estación o cafetería algo mas porque ahí no habian suficientes cosas, estaba mas pobre el kiosko, ni hablar de las bebidas.
—Mientras no veamos carteles vamos a estar bien. —después de comer nos pasamos a la parte de atrás así ya nos acomodamos para dormir porque salimos temprano en la mañana—. Déjate las medias.
—No pensaba sacármelas por nada. —la hago ponerse contra los asientos y usa mi brazo como almohada—. ¿Estas bien tapado?.
—Si. —cierra los ojos y me abraza.
—¿Te molesta?.
—No, así vamos a dormir mas calentitos.
—Tu te llevas la peor parte.
—Tengo mas mantas que tú.
—Tienes razón.
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