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Lautaro y Keren

Lautaro: Un ranchero con un caracter muy explosivo, no confia en las mujeres y niega volver a enamorarse.

Keren: La hija del pastor del pueblo, no conoce nada de la vida ni nada fuera del pueblo, cuando al fin se anima a conocer el mundo cae en en algo que no puede salir... O eso es lo que ella dice

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Capitulo 1
Keren. Voy hacia la iglesia cantando una alabanza para hacer la limpieza general, me tocó a mi esta semana y siempre que me toca intento hacer mi mejor esfuerzo para dejar todo impecable y que la gente se siente en un asiento limpio, que use un baño limpio y que todo huela rico y fresco, mi mamá elige los trabajos y siempre me anota en algo, mas que nada para que haga algo dice ella, pero yo creo que lo hace para que siga metida en la iglesia y no busque cosas afuera. Abro la puerta y sonrío al sentir el silencio y paz que hay, queda media alejada de las casas por el hecho de que al haber música se escucha demasiado fuerte, lo hacemos por los vecinos que no vienen a la iglesia ya que a nosotros no nos molesta por dos motivos, una que cuando hay actividad dentro del templo estamos ahí porque participamos en todo, y porque mi casa está atrás de la iglesia, poseemos tipo una pequeña finca en donde de nuestra casa a la iglesia queda a unos cien metros de distancia, y cada vez que hay reunión o ensayo de coro estamos acá dentro. —Keren. —me giro asustada al no sentirla entrar donde tengo musica por la radio, sonrío viendo que es Antonella con su bebé en brazos. —¡Hola! ¿cómo estas?. —ellos son nuestros vecinos mas próximos, los otros quedan medio lejitos. —¿Bien y tú?. —nos damos un abrazo cariñoso. —Bien gracias a Dios. —Te tocó la limpieza y me gustaría ayudar... ¿Puede ser?. —¿De verdad?. —digo feliz de que alguien me quiera dar una mano porque sola estoy fácil cinco horas limpiando, ella asiente sonriendo—. Bien... Toda ayuda es muy bien recibida... Dejemos bien cerrado porque esta frío para el bebito. —Dale. —entra el carrito y lo deja cerca de la estufa para que no se pase de frio—. ¿Por dónde empezamos?. —Vamos a los baños primero y de ahí para acá adelante. —Bien. —me rio cuando saca un delantal y guantes de latex—. Vengo lista para la guerra. —Así se habla. Pongo música moderada así oímos al bebé y le hecho mas leña al fuego, zafamos que mi hermano mayor estuvo haciendo unos arreglos en la mañana temprano y dejó la estufa encendida sino esto seria un freezer, y de acá a que logre encenderla pasan facil dos horas para que se temple todo donde es demasiado grande, y el techo es inmenso de alto, la verdad que no tengo idea de porque mi papá la hizo así pero bueno, problema de él y cosas que no entiendo de las construcciones. Miro a Anto feliz porque me habla de todo, cuando recién comenzó a congregarse con nosotros era muy callada y retraída, aun lo es pero ya no más conmigo, al principio como que me esquivaba pero fuí persistente, es una joven que está sola con su esposo y su hijo, no tiene a nadie mas, es nueva en el pueblo y como todo pueblo chico es un infierno grande estar sola, nos hicimos muy amigas aun con la diferencia de edad que nos separa pero en eso no hay impedimento para que me cuente sus problemas y yo los míos confiando ciegamente en nosotras. A su marido le cuesta llegar pero ella le pide mucho a Dios para que lo traiga, hasta hacemos oraciones y ayunos juntas para eso, mi mamá un dia le aconsejó que no le insista nunca mas en venir, que le dé sus tiempos, que si es voluntad de Dios él va a llegar pero si ella presiona lo va a alejar aun mas. —Hija ¿ya terminaste?. —entra mi papá y cuando la ve sonríe—. Que lindo es verla acá Antonella. —Vine a ayudar a Keren. —Muy bien. —la saluda de dos besos como acostumbramos—. ¿Estas interesada en la obra de Dios?. —Si... Me gusta ayudar. —¿Te molesta que te pongamos en estos trabajos?. —No. —sonríe feliz mirándome, le daba vergüenza pedirle a mi mamá limpiar—. Para nada, me encanta. —Bien. —mi papá agarra la mano del bebé sonriendo—. Se lo voy a decir a Sara para que te anoté entonces. —Gracias. —Keren hija. —miro a mi papá que tiene cara de cansado—. Tenemos que ir a ver a una yegua que está teniendo. —Bien. —Anto abriga a Lancuyen y salimos, cuando lo hacemos esta Federico esperándola ahí. —¿Cómo esta Jeremías?. —Muy bien hijo. —mi papá y el marido de Anto se dan la mano en forma de saludo—. ¿Y usted como anda?. —Bien gracias a Dios. —se dan un beso suave con Anto y sonrío por eso—. ¿Vamos amor? Tengo terrible hambre. —Perdón, no me di cuenta de la hora. —No hay problema. —agarra a Lancuyen mirándome—. Chao Keren. —Chao, que estén bien. —me giro hacia mi papá que camina hacia la camioneta—. ¿A dónde vamos?. —Donde los Rebian. —Bien. Mi papá es el veterinario del pueblo, tiene un consultorio en el pueblo en donde mi hermano con su señora trabajan ahí, se encargan de animales domésticos y muy debes en cuando hacen estos trabajos, no es que no sepan sino que se dividieron las cosas de esa manera así abarcamos todos los trabajos en tiempo y forma, cuando necesitamos ayuda con mi papá ellos vienen a ser nuestro apoyo porque los dos muchas veces no podemos así como hay veces que ellos no pueden y mi hermano me llama a darles una mano. No soy veterinaria profesional pero desde que aprendí a hablar mi papá me lleva con él y aprendí todo lo que sé, aun hay cosas que mi hermano no sabe y yo si, y eso que el estudió, junto a su esposa son veterinarios profesionales. —Hola. —le digo a José a penas bajo—. ¿Cómo están los chicos?. —Muy bien gracias... Mi nena ya camina. —¿Ya?. —digo casi gritando, vamos caminando hacia el establo mientras charlamos—. ¿Cuánto tiene?. —Once meses. —Woouuu... Que lindo te felicito. —Y Fer esta embaraza. —Por Dios hombre. —El señor nos mandó a poblar la tierra. —dice riendo por mis caras aunque es problema de ellos cuantos hijos quieren tener. —Pero no a ti solo loquillo. —llegamos y vemos a la yegua echada y mi papá se enfurece al verla así. —Keren... Ponle un calmante de inmediato, esta sufriendo. —abro mi valija poniéndome los guantes, los miro a los trabajadores que solo la miran sufrir a la pobrecita. —Le vamos hacer tacto, por favor sosténganla. La verdad que me duele en el alma ver a la pobre yegua sufrir para dar a luz a su hijito pero lamentablemente más de lo que estamos haciendo no podemos hacer, una vez que logra parir todos volvemos a respirar otra vez pero queda hecha percha de dolor y cansancio, vaya a saber desde cuando que esta sufriendo. Mientras mi papá cobra la tarifa reviso por última vez a la madre y a su hijo, una vez que me quedo segura de que estan bien nos vamos. —¿Hola?. —para la camioneta en la orilla de la ruta para hablar tranquilo por telefono—. Si... Bien... ¿Cómo esta? ¿Hay flujo?... Bien, voy para allá. —corta y arranca dando la vuelta—. Es Auca, nos necesita. —¿Qué pasó?. —su cara es diferente ahora, esta como enojado. —Una vaca esta teniendo también. —Bien. —reviso mis cosas viendo que tenga lo necesario para darle una buena atención—. Me faltan agujas, ¿a tí te quedan?. —Fíjate en mi bolso. —lo agarro y veo que esta muy raro—. Quiero que te quede bien claro algo. —lo miro y sé lo que va a decir, siempre me lo dijo y lo sigue diciendo—. No quiero que te alejes de mi esta claro... No quiero que hables con nadie solo a Auca nada más. —Lo sé papá. —Sabes que no me gusta el hijo de Auca y no te quiero cerca de él. —Ya lo sé papá. —llegamos a la granja Melillan después de casi una hora de viaje, siempre evita el traerme a esta granja pero ahora estaba cerca sino me lleva a la casa y viene con mi hermano. —Ya llegamos. —estaciona y me mira fijo apuntándome—. A mi lado Keren. —Si. —bajamos y viene Lautaro corriendo. —Por acá señor Zelzer. —me mira de arriba abajo haciendo que mi papá carraspee—. Hola Keren. —Hola. —mi Papá me mira pero no puedo negarle el saludo. —Esta acá... Intentamos de todo pero nada que sale. —Vamos. —corremos atras de él al establo y ahí la veo, me pongo los guantes y un barbijo tocándola. —Esta mal acomodado. —miro a mi papá que asiente—. Lo tengo que acomodar o va a morir. —¿Qué hacemos?. —dice Lautaro a mi lado. —Ayúdame... ¿Te ánimas?. —Claro. —meto mis manos en la v****a de la vaca y Lautaro está atento a que le diga que hacer. —Pon una mano por arriba y otra por abajo y cuando te diga giramos. —Bien. —¿Listo?. —asiente y acomodo mejor mis manos para hacerlo bien y no hacerla doler mas de la cuenta—. Ahora... Gira y tirá hacia afuera. —Bien. ***** Lautaro. Por fin logramos que la vaca tenga, me siento en el suelo intentado de volver a respirar, hace horas estabamos intentando de ayudarla, obviamente sabemos que hacer, mi papá nos enseñó, pero hay veces como estás que nos supera y debemos llamar a Jeremías o a Isaías para que nos den una mano, Keren esta controlando al recién nacido con una sonrisa gigante por los berridos que da, miro el reloj y ya es casi medianoche, carajo que se alargó demasiado y mañana debo amanecer como si no me hubiera acostado tarde, mi papá con Jeremías hablan sin parar, son amigos desde su juventud, prácticamente Jeremías y Sara son como mis tios, e Isaías con Keren mis primos pero con Keren no hay mucho trato, ella lo tiene con Brisa y Jaz, y hasta con Daniel es amorosa pero el resto de nosotros no. —Jeremías. —mi mamá entra con una jarra y vasos dándonos agua—. Quédense a comer por favor. —No lo sé. —dice mirándome, alzo las cejas ya que parece odiarme—. ¿Keren?. —Avísale a mamá. —le pega una mirada muy fea pero ella se hace la tonta—. Tengo mucha hambre. —Bien. —la mira muy mal y eso no me gusta nada—. Aceptamos tu oferta Blanca. —Bueno. —mi mamá sonríe mientras la agarra de la mano—. Hermosa ven, te voy a prestar ropa de mi hija para que te cambies ¿si? Estas toda sucia. —Bien, gracias. —vamos hacia mi casa pero paro al sentir algo en mi brazo. —¿Si?. —espera a que quedemos solos—. ¿Sucede algo Jeremías?. —Yo te conozco Lautaro. —alzo las cejas por como está actuando—. Así como a toda tu familia y tengo un profundo respeto por tus padres. —Lo sé señor... Tiene una amistad con mis papás hace años. —Pero no pienso lo mismo de ustedes —No sé que... —No te quiero cerca de mi hija Lautaro... No quiero siquiera que la mires, ¿está claro? Lo último que quiero es que este con un hombre como ustedes. —¿De qué habla? ¿Cómo un hombre como nosotros?. —quedo sorprendido por eso, se supone que es amigo de mi papá y él nos crió, osea esta hablando mal de mi papá también. —Tus hermanos que ya están casado es otra historia y ruego a Dios que hayan cambiado pero tú eres otro tema. —¿Acaso usted no enseña a no juzgar? ¿A no mirar apariencias?. —Lo sé y estoy plenamente consciente de lo que digo... Y también soy plenamente consciente que lo que menos quiero es a mi hija con alguien como tú. —¿Vienen?. —miramos a mi papá que está en la puerta, se hace el tranquilo pero después me va a interrogar. —Si papá, ya vamos... Estabamos hablando. —Entren ya que mamá se enoja hijo. Camina hacia la casa dejándome parado y pensando en lo que pasó y me digo divertido, ¿no me quiere cerca de su hija? Bien, ahora despertó mi interés en ella y le va a salir caro el haberme amenazado y pensado así de mi, y le voy a cerrar bien la boca. En la mesa me siento al lado de Keren, le busco charla aun cuando ella primero lo mira antes de responder cualquier cosa que sea que le diga o pregunte, mi mamá me mira como diciendo si me falta un tornillo o algo por la forma en la que le hablo, porque no tenia mucho trató con ella es mas, siempre le dije a mi mamá que se hace la tonta y la mojigata y ahora me ve hablando como grandes amigos, terminamos de comer y salimos a despedirlos, mi mamá está media asustada ya que es muy tarde y esta muy oscuro y peligroso para andar a estas horas. —Keren. —¿Si?. —me mira raro ya que no paro de sonreírle. —Me gustaría que hablemos más seguido. —¿Eh?. —me dice dudosa. —¿Te parece si mañana te voy a ver? Así hablamos y nos vamos conociendo un poco mas. —Vamos hija, nos tenemos que ir. —Si... Chao señora Blanca. —le da un abrazo a mi mamá con una sonrisa gigante—. Gracias por la ropa. —No es nada hija. —Cuando la lave se la devuelvo como nueva... Chao señor Auca. —Chao hija. —me sorprende ver como mi papá pareciera que la abarca entera donde es muy chiquita—. Saludos a tu madre hija. —Gracias, seran dados. —Avisa a Sari que mañana voy así hacemos de comer. —Ustedes y sus mates infinitos. —riendo los vemos irse pero cuando se alejan mi mamá se me acerca bien y super seria. —Ojo con lo que haces Lautaro. —¿Qué?. —Toda la comida la trataste raro. —se cruza de brazos golpeando el pie en el piso—. No quiero que hagas nada, es una mujer de bien y lo sabes. —¿Y yo no soy de bien? Te estas pasando eh. —No es eso pero no la compares con las otras mujeres del pueblo nada mas. —No lo hago tranquila... Sé que es diferente. —Bien... Saldado el tema entonces. Y de hecho si la comparo, con un poco de dulzura y palabras estúpidas va a caer igual que cualquiera, que sea la hija de un pastor no la convierte en santa en lo absoluto. ............... Me despierto sintiendo algo a mi costado, me muevo un poco y es Likan, cierro los ojos con pesar por eso, ¿a qué hora se cruzó? No lo sentí para nada, pero también terminé agotado y me dormí tardísimo así que he estado casi muerto que no lo sentí. —No te muevas tío que me vas a tirar. —me da un golpe que me duele donde estoy sin remera. —Primero que nada es mi cama y segundo, ¿qué haces acá?. —Tenia frío. —me giro abrazándolo. —¡Ah! ¿Y soy una estufa yo?. —Un poco. —¿Tu hermano?. —lo miro que se acomoda intentando de seguir durmiendo—. ¿No lo habrás dejado solo no?. —No... Esta ahí. —me giro al otro lado y esta dormido. —Mierda Likan. —se rie por mi cara—. Me dan miedo hombre... ¿Cómo es que se cruzaron y ni me enteré?. —Estabas roncando. —Bueno... Arriba o la mami se enoja. —Pucha. —se arrodilla y habla en susurro—. ¿Y si nos hacemos los dormidos? Nos dormimos tarde no se enoja cuando nos dormimos tarde. —¿Y si te cago a palos y me hago el boludo?. —Dale. —golpea las manos divertido—. Pero mi papá va a saber que fuiste tú y te va a matar. —Eres un chanta de porquería Likan. —Acá están... ¿Me puedes decir que hacen acá hijo?. —mi papá entra con las manos en las caderas. —El tío me dijo de dormir con él. —¿Qué?. —se baja de la cama para esconderse detrás de mi papá así no le pego—. Ahora si... Cuando pueda te hago mierda. —La boca Lautaro... Y tú no mientas, ¿qué es eso de mentir?. —Perdón papi no lo hago mas. —A vestirte... Va que la mami los esta esperando. —sale y en la puerta me saca la lengua. —Pero... —mi papá se inclina y arrastra de la pierna a Aukan que no se despierta por nada, ronca como un tronco, me hace acordar a Leo como duerme. —Ve al pueblo por el antibiótico de la vaca... Jeremías dijo que su hijo nos la va a recetar. —Bien. —me estiro con fiaka mirando la hora—. Ahí voy aguántame. —A desayunar primero. Hago fiaca por dos minutos y bajo a desayunar o mis papás se re enojan si no comemos, cuando veo a Likan lo zamarreo y le doy unos golpes por mentiroso. Voy a la veterinaria con Aukan ya que Likan se fue con mi papá y mi mamá necesita hacer sus cosas tranquila, no con un bebé ahí agarrándola de las polleras, pensando en eso paso a pensar en Aimara, mierda que ya tenia todo listo para irnos pero ahora no quiero darle ni la hora, la odio, así como la amé la pase a odiar de un día para otro, llego a la veterinaria y ahí la veo, saliendo del local mirando algo en sus manos, con Aukan en brazos me acerco sin que se de cuenta y veo una revista en donde sale la ciudad. —¿Te gustaría ir?. —¿Cómo?. —se gira mirándome, veo algo en su costado y le giro la cara. —¿Te golpeó?. —No. —corre el pelo pero no la dejo. —Maldito. —bajo a Aukan que enseguida se ensucia pero eso me importa poco ahora—. ¿Por qué te pegó?. —Es mi papá Lautaro. —¿Y? No tiene porque golpearte. —sonrie mirando a Aukan que le muestra una piedra. —¿Necesitabas algo?. —¿Te gustaría ir a la ciudad?. —me mira dudando y de la nada se me ocurre algo—. Yo voy a ir... Podemos ir, si quieres te llevo no tengo drama. —Me tengo que ir ya se me esta haciendo tarde. —Piénsalo... No tienes que poner un peso... Es una semana nada mas. —Chao Lautaro. —Chao. —alzo a Aukan sacudiendo la ropa—. Bueno... Andando o el papá no mata. —Amo a papá yo. —Yo tambien campeon. . . 1° Insegura "letras rojas" 2° Insegura "letras azules" 3° Tentación. 4° Inesperado. 5° Inocencia. 6° Lecciones. 7° Aprendiendo. 8° Confiando. ■ 9° Miradas. 10° Mi Rebelde. 11° Indomable. 12° Antu. 13° Arreglado. 14° Mestizo. 15° El Indio. . .

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