Capitulo 2

3292 Words
Lautaro. Miro a Jaz con su vientre sin creerlo realmente, lo tiene levemente hinchado y ya se le está empezando a notar el embarazo en todo su esplendor, en la cara, los ojos, la sonrisa, en su hablar, hasta en el pelo, eso es algo que no me lo esperaba, pero su cuerpo esta cambiando y reaccionando a la vida que crece dentro de ella, pero la verdad es que me siento muy traicionado cada vez que la veo, ¿porqué carajo se embarazó del idiota de Leo? Osea, es mi hermano y todo lo que quieras pero es un idiota, ahora el maldito está de misión y ella acá sola cargando a su hijo haciéndose cargo de todo y él como si nada siguiendo con su vida y eso es lo que mas me molesta. —¿En qué piensas?. —estamos en la cama mirando una peli, yo acostado y ella sentado con la espalda a poyada en la pared. —¿Mmm?. —Que se nota que no le estas prestando ni cinco a la peli. —La verdad que no. —¿Y en que piensas entonces?. —En que me quiero ir a la ciudad. —¿Y dejarme sola?. —Una vez te dejé sola y te las re mandaste así que ya no me necesitas para nada. —Bueno. —se golpea las piernas enojada—. ¿Vas a empezar otra vez? ¿De verdad Lauti?. —me pongo de costado poniendo mi mano en su vientre. —Una semana va a ser... Nada mas no seas dramática. —¿Me vas a llamar todos los días?. —Obvio querida. —la miro a la cara con una sonrisa—. Mi mujer me preocupa y debo mantenerla informada de lo que hago y tú a mi también porque no quiero llegar y enterarme de cosas. —Bueno. —nos damos la mano como prometiendolo—. Me traes algún regalo ¿estamos? Algo lindo y que pueda usar. En la mañana cuando me levanto voy a ver a "Fede" pero es mas que nada para ver a Keren y saber si acepta la propuesta que le hice para irnos unos dias a la ciudad y así hacerle la bronca a Jeremías, necesito convencerla para que vaya conmigo, el maldito viejo se va tragar sus palabras o mejor dicho, va hablar con razón de mi después de llevarme a su hija, y lo que mas me divierte es que va a creer que la voy a corromper cuando no tengo pensado tocarla, solo molestarlo nada mas. Dejo la camioneta en la entrada de la casa de Fede y doy la vuelta para ver si la veo, me quedo ahí esperándola hasta que la veo salir a colgar ropa. —Keren. —salta asustada donde estaba distraida en sus cosas y mira hacia todos lados—. Keren soy yo. —¿Lautaro?. —Háblame de ahí para que no nos vea tu papá. —¿Qué quieres?. —estoy detrás de las plantas de Anto—. No puedo hablar contigo y lo sabes. —¿Vas a ir conmigo?. —¿Para qué quieres que vaya?. —sigue colgando ropa como si nada pasara—. No nos conocemos, ¿y me invitas a irme de viaje contigo? Estas loco. —¿Cómo que no nos conocemos? Fuimos toda la vida juntos a la escuela y nuestros papás son amigos y compadres. —Eso no tiene nada que ver. —sigue colgando ropa poniéndome nervioso. —¿Cuántos trabajos hicimos juntos en el colegio donde debiamos juntarnos afuera del horario?. —Hice... —me tapo la boca para no reir cuando apunta hacia el suelo afirmando y si que es verdad porque yo no hacia nada—. Seria la palabra correcta porque si mal no recuerdo te dormías toda la hora. —Es que es aburrida la escuela. —Aja. —¿De verdad no tienes deseos de conocer la ciudad?. —me gano a un costado mirándola bien. —Si quiero, pero no de esta forma, es muy arriesgado eso es lo que no entiendes. —Si no es de esta forma no va a ser de ninguna otra y los dos sabemos que tengo razón. —queda con las manos quietas en el cordel y mira hacia abajo asintiendo—. Tus papás jamás te van a dejar salir de este pueblo Keren. —Y no quiero hacerlo. —Eso lo dices tú o... —No me manejan mis papás como todos creen. —me mira fijo ahora—. Pienso por mi misma y te aseguro que no quiero irme de este pueblo, solo quiero conocer la ciudad nada mas. —Esta es tu oportunidad Keren... No seas así, no todo se presenta dos veces en la vida. —me mira dudando mientras se muerde los labios—. Hoy en la noche te espero en la estación de servicio. —apunto detrás mío, está en la entrada del pueblo bien lejos y va a ser perfecto para que nadie nos vea—. A las doce voy a estar ahí, si y diez no estas me voy y jamás vas a ir a la ciudad. —No pienso ir. Salgo corriendo adentro de la casa cuando el viejo Zelzer aparece por la iglesia llamándola, me rio mirando por la ventana porque no me vió o ahora en vez de saludarla con un beso la estaría entrando del brazo para vaya a saber Dios que hacerle dentro de la casa. Los miro charlar y me digo, ¿cuál es el puto problema de ese viejo conmigo? Jamás me quiso, a mis hermanos los saludaba y preguntaba como estaban pero a mi simplemente me daba vuelta la cara con tanto desprecio que perdió todo mi respeto, aun así intento serlo ya que es muy amigo de mi papá y nunca quise que pierda esa amistad pero por dentro me daban ganas de mandarlo a la mierda cada vez que me miraba. Cuando me giro Anto esta mirándome como si me faltara un tornillo, dudando se acerca a la ventana para ver lo que veia pero ellos ya no están gracias a Dios o va a creer que estoy atras de Keren porque me gusta, mientras juego con Lancuyen en el suelo así ella hace las cosas de la casa me sigo riendo; deseo que ella acepte ir conmigo para cerrarle la boca al viejo pero dentro mío dudo ya que es una persona que toda su vida hizo lo que los padres quisieron y esas son las mas difíciles de amedrentar ya que jamás aceptan que son dominados al cien por cien y que no tienen voluntad propia. En la noche preparo mi bolso y junto mi plata, tengo plata en el banco gracias al accidente que tuve en el ejército y con eso pienso sustentar todos los gastos de esta aventura, pero necesito algo de efectivo hasta llegar a un banco en donde me den una buena suma, a ella no le voy a pedir nada de nada, a pesar de que no me cae para nada bien quiero que tenga una linda experiencia, para mi es una venganza y para ella una aventura y debe ser así. Como la comida de mi mamá normalmente haciendo que no sospechen nada y duermo a los nenes como lo hago a diario, no quiero que mis papás sepan de esto ya que no me van a dejar ir tan fácil, van hacer de todo para que no me vaya y eso quiere decir Daniel, carajo que a ese cabrón le tengo miedo cuando se enoja y ellos lo saben por eso cuando me las mando lo llaman sutilmente a que venga a acomodarme las ideas. Estoy en la estación esperándola, le saqué la camioneta a mi papá y de antemano sé que me va a dar la paliza de la vida por esto, pero lo necesito, por una vez en la vida quiero hacer lo que quiera sin importar las consecuencias por venir sin tener que pedir permiso, porque no me tienen como a Keren pero aun así debo avisarles a mis papás todo lo que hago o me dan duro después por preocuparlos, mis hermanos que estan casi todos juntados y tienen sus casas y sus familias aun deben avisarles todo lo que hacen y planean hacer, la verdad que son muy absorbentes a veces. Miro mi reloj a cada dos segundos y no viene, ya comienzo a tener miedo de que no venga y arruinar todo. —Hay una condición. —abre la puerta de golpe y yo salto del susto que me dio. —Carajo que casi me cago encima mujer. —me pongo una mano en el pecho sintiendo mi corazón latir como loco. —Cero malas palabras. —apunta con su dedo—. Otra cosa es que sea una semana... Una sola y nos volvemos. —Lo sé... Dale sube así nos vamos de una vez que siento que mi papá va a venir a partirme la espalda. —sube media como que no quiere y pone una mochila en medio de sus piernas—. ¿Solo eso traes?. —Es solo una semana y tenia que salir con cargamento ligero para que no me escuchen. —Bien. —arranco saliendo del pueblo muy emocionado—. No importa. —No tengo mucha plata. —En ningún momento te pedí plata solo te invité. —No me gusta nada pero voy aceptar ya que son mis únicos ahorros. —¿Acaso no trabajas?. —Si... Trabajo y todos lo saben. —Y estas diciendo que no tienes ahorros. —Va... ¿Qué tiene?. —Vives con tus papás y no tienes hijos, ni auto, ¿cómo no vas a ahorrar?. —Que viva donde mis papás no quiere decir que este de arriba. —Yo vivo con los míos pero no estoy de arriba, los ayudo obviamente pero tampoco pongo todo. —Bueno... —se cruza de brazos cansada de la charla—. En mi caso lo que sobra me lo quedo. —Mal ahí... Muy mal ahí, tienes que ayudar no mantener. —No mantengo a nadie... Ayudo en mi casa que es diferente. —Si tu lo dices. —No digo nada es así. —Esta bien no te enojes. ***** Keren. Pensé demasiado la oferta de Lautaro, él no me gusta para nada como para decir que me voy porque me gusta y quiero intentar algo con él, no, nada que ver, simplemente acepté para poder salir y él usó lo de mis papás para manipularme y soy plenamente consciente de eso, pero deseaba esto, salir del pueblo en donde jamás fui mas lejos que los campos excepto cuando mi hermano estudiaba que ibamos casi todos los fines de semana a verlo, pero una vez que se recibió y se vino al pueblo a vivir no fuimos mas a la ciudad, es mas, mi papá hacia las compras de las cosas que necesitabamos pero cuando empecé a decirle que me lleve con él le dijo a Isaías que él se encargara de eso, deseaba y deseo conocer otras cosas para saber si donde estoy es el lugar que deseo ya que no puedo decirlo si no tengo idea de que hay ahí afuera, si no tengo idea de que me ofrece la vida, en si se puede vivir de otra forma. —¿Tienes hambre? Puedo jurar que ni comiste. —No. —mi panza suena pensando en la milanesa que dejé en el plato por los nervios—. No comí, no pude. —Yo tampoco y tengo terrible lija. —¿Y qué vamos a comer a esta hora?. —¿Qué hora es?. —miro la radio que va ensendida. —Las cuatro de la mañana. —Mas adelante hay una estación de servicio, ahí paramos y comemos ¿dale?. —Bien. —llegamos y voy de inmediato al baño donde ya casi no aguantaba, cuando vuelvo está sentado con comida en la mesa—. Ahora traen unos cafés... ¿Te gusta el café?. —Me encanta. —asiente mordiendo una tostada mientras mira todo el lugar. —Sírvete. —¿Alguno que te guste y no deba agarrar?. —hay varios tostados en la mesa y se ven diferentes entre ellos. —Pedí dos de cada cosa... Agarra sin miedo mientras no te repitas de lo mismo. —Bien... Este me llama primero. —cuando terminamos de comer salimos de ahí. —Hola lindura. —¡Hola!. —digo viendo a un hombre mayor sonreirme—. ¿Cómo estas?. —Bien... ¿Te gustaría ir ahí atrás a charlar mejor?. —¡Ay no puedo!. —apunto hacia la camioneta—. Me estoy yendo. —Vamos... Solo diez minutos. —No... Me tengo que ir perdón. —Keren. —no puedo hacer nada mas que correr para la dirección que me tiran del brazo—. Sube de inmediato. —Espera que el señor quería charlar. —Lo que menos quiere es hablar así que si no quieres terminar violada sube a la puta camioneta ahora. —Esta bien. —desde adentro lo veo que lo empuja al hombre y le apunta la cara, el hombre no dice nada solo lo mira, viene negando y se sube azotando la puerta. —Quiero que quede algo muy en claro. —asiento mirando el paisaje a mi alrededor porque siento que me va a retar por tonta—. No todos los tipos respetan a las mujeres... Menos a las que son como tu que visten así. —El quería hablar y yo quería hablarle del Señor. —Keren... El tipo quería estar en medio de tus piernas nada mas. —abro gigante los ojos y aunque no lo quiera decir él tiene razón ahora que lo pienso—. Esto no es igual que en el pueblo donde todos sabemos que eres la hija del pastor por eso no nos acercamos. —no sabia que me tenian ese titulo, "La hija del pastor" me siento ofendida realmente—. Pero acá eso a nadie le importa en lo mas mínimo, eres una mujer mas para culear. —¿Cu, qué?. —se rie carcajada—. No estoy entendiendo nada... ¿Es un chiste acaso? ¿O una palabra graciosa?. —Culiar significa coger. —levanto las cejas en señal de que sigo sin entender—. ¿Sabes como se hacen los bebés o en eso sos ignorante también?. —Si sé y no es gracioso. —¿Y cómo es el proceso entonces?. —Bueno. —me siento incómoda hablando de esto con él—. Cuando dos personas que se quieren hacen el amor. —Bueno... Coger, culear, chingar y otros términos mas significan eso, pero el amor se hace lento lo otro es duro. —No entiendo mucho. —Carajo... —se rie porque para él es divertido el que yo no tenga idea de esas cosas porque me dijeron lo justo y necesario—. Cuando coges no lo haces porque amas sino por calentura o necesidad,.. Puedes hacerlo con la mujer que quieres pero es algo con rudeza. —¿Hay violencia?. —No... Rudeza en la forma de la penetración... ¿Sabes qué es eso?. —Si, claro. —Bien... A eso me refiero. —Mas o menos creo que entiendo. Me va explicando bastantes cosas sobre el sexo y siento que es una clase del colegio en la cual debo prestar toda la atención porque esto me lo van a tomar en un examen y debo saberlo, mis papás nos explicaron a mi y a mi hermano solo lo básico, que calculo que es lo que sus padres le enseñaron o lo que aprendieron con el tiempo, obviamente lo mas amoroso nos explicaron y siempre creí que era así pero ahora Lautaro me está abriendo un poquito los ojos respecto a los encuentros sexuales y no llevarme una sorpresa y decepción el día en que me case y tenga relaciones con mi marido y él no sea como mis papás dicen que es, la verdad que estoy agradecida con él por esto. Antes de que amanezca llegamos a la ciudad, no puedo admirar mucho por el hecho de que es de noche y no se ve muy bien. —Ya llegamos. —¿Es un hotel?. —No, es el departamento de Fede. —miro un edificio alto y muy lindo la verdad—. Lo usaba cuando vivía acá y como lo tiene desocupado, me lo prestó así no p**o alquiler. —Bueno, vamos a estar tranquilos entonces. —Supongo. —bajamos yendo a la entrada, cuando entramos esta todo impecable—. Los que lo han usado la dejaron limpio... Menos mal o los cago a trompadas por... —levanta las manos riendo cuando le pego una mirada de advertencia—. Era una condición las malas palabras pero me pueden lo lamento. —No quiero imponerte nada pero me gustaría que te moderes un poco ya que no me gustan. —Bien, lo voy a intentar... Mi mamá también las odia y me da unos rejiyasos cada vez que las digo. —Y con razón... Es algo muy desagradable escuchar todo el tiempo eso. —Ya ya. —me apunta una puerta en el pasillo—. Está es tu habitación y está mía. —Bien, gracias. —Cualquier cosa me despiertas y al mediodía salimos así empezamos a recorrer. —Bien... Que descanses. —Gracias igualmente. No poseo celular por ende no tengo idea de lo que pasa en el pueblo a esta hora, ¿ya habrá ido mi mamá a despertarme? ¡Oh no! se va a poner muy mal, ruedo en la cama sintiendo que el corazón se me va a salir del pecho de tan fuerte que me late al imaginarmela llorar de preocupación y mi papá vuelto loco buscándome junto a Isaías, me friego la cara con fuerza, me tengo que calmar por Dios no me puedo poner así o no voy a disfrutar nada de esta locura. Me levanto para poder empezar mi aventura por la ciudad, me pongo una calza termica por el frío que hace, y agarro una de mis habituales poyeras para ponerme por encima, cuando estoy levantando la pierna decido no ponérmela, la dejo en la cama temblando y le pido a Dios que me perdone por eso pero quiero experimentar bien las cosas. —Keren ¿ya estas?. —Voy... —me pongo zapatillas y salgo—. Lista. —¿Campera? Mira que hace frío. —Me la olvidé. —riendo va a su habitación y trae una en sus manos. —Te va a quedar gigante pero te va abrigar bien. —Gracias. —salimos y el frío choca en mi cuerpo, no es tanto como en el pueblo y eso es un alivio. —Jamás te había visto sin pollera. —me mira las piernas sonriendo—. Te ves mas joven. —Solo por hoy... Nada mas, me siento desnuda sin pollera realmente. —Mmmm... Si tú lo dices. —No digo nada es asi. —Dios santo. —alza las manos apuntando el cielo—. ¿Todo el viaje va a ser así?. —¿Asi como?. —lo miro sin entender a que se refiere. —A la defenciva... No puedo decir nada que enseguida me atacas. —No te ataco y voy hacer el intento de calmarme. —Biiieeennn... Ya era hora. . .
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