POV'S Kenna:
...Hay muchas razones para estar triste...
Hago una pequeña mueca y dirijo mi mirada hacia el cielo nocturno que es testigo de esta reunión, mientras pienso como he de responderle a su pregunta. Toda mi vida he estado bajo la sombra de Kenia, su belleza, elegancia y distinción han sido la luz de la familia, pero, dónde toca la luz, se genera una sombra y debajo de esa sombra que encuentro yo. Mis aspiraciones en la vida no eran muchas, me gusta la pastelería, quería abrir mi propia pastelería y trabajar allí, aunque esa aspiración nuca pude decirla en voz alta ya que sería una vergüenza para mi familia que ya me odiaba por ser tan ordinaria.
No tengo nada de especial.
Dejo salir un profundo suspiro desde el fondo de mi corazón y es entonces que las palabras empiezan a fluir.
—Mi vida parece no tener un sentido propio, tiene el sentido que las otras personas quieren que tenga…— mi voz sale suave y frágil, tanto que temo que se rompa en cualquier momento— Me dicen lo que tengo que ser, sin preguntarme si en realidad quiero ser eso, me obligan a hacer cosas que no deseo, es como si mi cuerpo…No fuese mío.
Fui vendida.
Aprieto mis labios y siento que no tengo la fuerza para continuar. Sigue siendo doloroso y desesperante el pensar que tengo que hacer lo que mis padres dicen. Voy a sufrir toda mi vida al lado del hombre para el cual me han comprado, pero no tengo el valor de decirle eso este completo desconocido.
—Ya veo— es lo que dice él en tono suave, sin preguntar más— Las expectativas que algunas personas tienen de nosotros son, a veces, nuestras cadenas— mi mirada vuelve a él y lo veo contemplando el cielo— La entiendo, es difícil.
¿Él me entiende?
Puede que sea sólo por empatía que lo dice, pero sus palabras generan en mí un dejo de consuelo.
—¿Alguna vez ha sentido que está bajo una enorme sombra, señorita?— me pregunta de pronto y mi corazón da un vuelco ante ello— Una sombra de la cual usted quiere escapar, pero es tan grande que se siente casi imposible hacerlo.
Es justamente lo que estaba pensando hace poco. Me da curiosidad el saber porqué él parece tener problemas casi similares a los míos, pero no me atrevo a preguntar.
—Lo entiendo— admito en voz baja— Mi hermana es mucho más bonita, elegante, destacable e inteligente que yo, quizás, si fuese la mitad de bonita que ella, mis padres…
No me hubiesen vendido.
No me atrevo a decir tales palabras y me las trago con dolor. Si mis padres me quisieran siquiera una milésima parte de lo que quieren a Kenia no me habrían vendido con tanta facilidad. Quisiera tener la oportunidad de elegir al hombre con el que me casaré, quisiera tener la libertad de elegir, pero eso ya es imposible.
Incluso mi primera vez…
Me abrazo a mí misma sintiendo un escalofrío recorrerme completamente. Tendré que darle mi virginidad a ese hombre que no siquiera conozco, será horrible. Tengo tanto miedo y asco.
—Pero usted ya es lo suficientemente hermosa, señorita— dice de pronto él luciendo confundido— No creo haber visto en la fiesta una mujer más hermosa y destacable que usted.
¿Él ya me había visto antes?
Frunzo mi ceño sintiéndome extrañada, mientras un sentimiento extraño se posa en mi estómago. Es como si mis intestinos se contrajeran, mientras siento hormigueo en mis manos sudadas.
—¿Me vió en la fiesta?— pregunto con voz temblorosa.
Si es así, entonces ¿Qué nos hayamos encontrado aquí no fue casualidad?
—Por supuesto, usted llamó mucho la atención de muchos al entrar— admite pareciendo sincero, pero yo lo miro con desconfianza— Claro, fue para mí una sorpresa encontrarla aquí, no piense que la estaba siguiendo.
¿Es así?
No sé que tiene este hombre que me hace confiar en él aunque seamos completos desconocidos. Quizás sea su clara mirada llena de simpatía y sinceridad o simplemente su belleza deslumbrante lo que lo hace ver confiable, además, es un gran conversador y le gusta escuchar. Él me escucha.
—Quizás se ha confundido— expreso, pues no creo que yo haya llamado la atención de nadie de ninguna manera— Mi hermana, que es el centro de atención en todos lados, estaba a mi lado, quizás me está confundiendo con ella.
Quizás él pensó que la que llamaba la atención era yo, pero, en realidad, la que captaba la atención de todos era Kenia que es tan hermosa como un lirio de agua. Nadie me vería a mi teniéndola a ella, tan hermosa y elegante, mientras yo soy similar a una sombra invisible.
Él hace un sonido, mientras sostiene su mentón como su mano, como si estuviese pensando y me mira de manera fija, demasiado para mi gusto.
—Definitivamente era usted — me asegura él después de un breve silencio—Tengo buena memoria y estoy seguro que la mujer que causó mayor impacto ha sido usted sin lugar a dudas.
Eso es…Increíble.
Sin pensarlo dos veces elevo mis manos a mi rostro y decido quitarme el antifaz que antes lo cubría. No me había atrevido antes, pero ahora él tiene que ver que mi apariencia es completamente ordinaria y común.
Cuando me quito la máscara lo miro y sus ojos parecen adquirir más intensidad analizando por completo mi rostro.
—Sólo soy una simple chica adornada con oro— expresó mirándolo directamente a los ojos— Como una chiquilla vistiendo los tacones y joyas de su madre…Luzco ridícula.
Eso es así.
Mi madre se esforzó mucho en vestirme de una manera que pudiese destacar, fue gracias a este trozo de tela tan llamativo que hubieron varios ojos mirándome, pero era porque el vestido llamaba la atención, no yo.
—Lo único llamativo y hermoso que tengo es este incómodo vestido y estas joyas innecesarias— agacho mi cabeza sintiéndome algo avergonzada— No quisiera que usted se hiciera una idea equivocada de mí…
En ese momento siento como una suave mano se posa en mi mentón y, con suavidad, me eleva el rostro para que mis ojos vuelvan a conectar con los suyos. Tal acto sorpresivo e inesperado me deja sin aliento y sin poder moverme, sólo puedo mirar esos ojos que me miran tan intensamente.
—Eso no es cierto— asegura él en voz suave— Es usted la señorita más hermosa que he conocido, tenía curiosidad de saber cómo se vería sin él antifaz, pero la realidad ha superado mis expectativas. Es usted bellísima como la rosa, la reina de todas las flores— me dice con una sonrisa tierna y hace que mi rostro se encienda en rojo vivo— ¿Sabe? Sus ojos me recuerdan al cielo nocturno, tan oscuro como la noche, pero brillan de manera encantadora, es como si tuviese las estrellas del cielo atrapadas en sus ojos tan hermosos.
Es la primera vez que escucho algo como eso.
Mi boca se abre ligeramente y siento como mi corazón acelera sus latidos ¿Será uno de esos Playboy que disfrutan seducir a señoritas ingenuas? Tiene la suficiente belleza para serlo, pero, a su vez, no parece. Toda mi vida me han comparado con mi hermana y ahora aparece un hombre que parece ver una belleza que yo desconozco por completo. Me hace sentir extraña.
—Oh, disculpe mi atrevimiento— suelta mi mentón y se aleja pareciendo apenado— He sido un poco brusco en mi tacto, le ofrezco una disculpa…
Sigue hablando y hablando, pero la verdad no lo escucho, sólo lo observo con extrema fijeza. Es hombre alto, guapísimo, excelente conversador, sabe escuchar y, sobre todo, parece tener las palabras correctas siempre. Claramente es un completo desconocido, pero su presencia no me incomoda de ninguna manera, curiosamente me hace sentir bien, como si nos conociéramos desde hace tiempo atrás, esto me hace tener un extraño pensamiento:
Si mi futuro esposo fuese como él…El matrimonio no me parecería tan terrible.
Sacudo suavemente mi cabeza para alejar dichos pensamientos absurdos, es más que obvio que mi futuro marido no será así como él, pues él proviene de una familia que odia a la mía y, por ende, me odiará a mí también y me hará sufrir. Hubiese preferido no casarme nunca bajo estas condiciones, pero si hubiera sido obligada como lo estoy siendo ahora, hubiese querido que…Mi esposo fuese como este extraño hombre.
Humedezco mis labios, mientras siento como mi corazón no se detiene y parece sólo acelerar aún más la velocidad de sus latidos.
“La virtud y la pureza de la novia para nosotros es primordial. No queremos sorpresas desagradables en un futuro.”
Las palabras de la señora Wright resuenan de nuevo por mi cabeza llenando de repulsión. Soy una mercancía que ha sido comprada bajo la seguridad de ser casta y virgen para satisfacer a un hombre que no conozco; si hubiese sabido que era así, hubiese hecho cualquier cosa para perder mi virginidad antes de que mis padres me vendieran, aunque aún estoy a tiempo de “dañar la mercancía”
Pero ¿Con quién?
Observo al hombre que habla distraídamente sin saber que planes corren por mi mente. Es un hombre de mi gusto, es totalmente mi tipo, pero creo que estoy apuntando muy alto, este hombre tan apuesto no es para mí. Si fuese tan bonita como Kenia pudiera elegir al hombre que quisiera, pero en mi caso, quizás, sólo pasaré vergüenza al proponer una petición tan indecente.
Aunque, aún así…
Sin siquiera ser consciente tomo la esquina de la manda de su traje y él detiene en seco su hablar ante mi tímida acción. Puede que el dolor, la desesperación y la tristeza me hayan vuelto loca, pero ahora mismo eso no me importa, incluso si me pongo en vergüenza tampoco me interesa, aunque no sé cómo pedírselo, así que le digo lo primero que me pasa por la cabeza en ese momento:
—Quiero…Que pasemos la noche juntos.
Si no puedo elegir el hombre con el que me casaré, entonces…
Elegiré con quién perder mi virginidad.