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Atrapada en Lo Prohibido

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Blurb

Kenna Phillips fue vendida por su padres a la familia rival que propusieron sacarlos de la bancarrota si Kenna se casaba con el hijo mayor de ellos, Aston Wright, un hombre de 30 años que ella nunca había visto en su vida. Obligada por sus padres, ella no tiene más opción que aceptar las exigencias de la familia Wright y casarse sin amar o siquiera conocer el rostro de su futuro marido, pero Kenna, en medio de un arranque de desesperación, decide entregarse a sí misma a una aventura de una noche que la hace sentir libre y plena. El guapo, amable y misterioso hombre con el que comparte los secretos de aquella noche pasional se queda grabado en la mente de Kenna, hasta que llega el día en el cual ella debe irse a vivir con los Wright y grande es su sorpresa al ver que, esperándola en la entrada, está el hombre con el cual ella había pasado aquella noche ardiente. Confundida ella piensa que él es su prometido, pero resulta que ese hombre es Aslan Wright, el hermano de su verdadero prometido. Kenna no puede olvidar a Aslan y él parece que tampoco puede olvidarse de ella, pero la joven mujer está atrapada, debe casarse con Aston quien no cederá hasta casarse con ella. La fina línea entre la tentación y lo prohibido se hace cada vez más delgada entre ambas personas que se desean con locura. ¿Cómo escapará Kenna de ese laberinto de tentación? Desde aquella noche, y sin saberlo, ella quedó…Atrapada en Lo Prohibido.

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Capítulo 1
POV’S Kenna: Esto es lo peor que me puede pasar en la vida. —Kenia, hija mía…— escucho que mis padres le hablan con cariño a mi hermana que va a mi lado, mientras yo veo cualquier cosa a través de la ventana del auto— Esta noche deslumbrarás a todos con tu belleza, sigues siendo el orgullo de nuestra familia… Siempre es lo mismo. Kenia Phillips, mi hermana mayor por sólo cuatro años, ella es la consentida de mi familia y ¿Por qué no lo sería? Ella es perfecta y hermosa. Todo lo contrario a mí. La miro de reojo y de nuevo confirmo que es una total belleza, su cabello ondulado tan n***o como la noche y que cae como cascada hacia sus glúteos como si fuese un manto, sus ojos verdes y facciones tan delicadas como las de una muñeca. Ojos grandes y soñadores con exuberantes y largas pestañas azabache, nariz pequeña y respingada, labios carnosos como pequeños pétalos de flor y una piel tan blanca como la nieve. Sí, es hermosa. En cambio yo.. —Y Kenna…—escucho que mi madre me llamen tono cruel y brusco— Intenta no avergonzar a nuestra familia ¿Bien? Por eso odio cuando estamos todos juntos. Aprieto mis labios, sintiendo la pesada mirada de todos sobre mí. Es sofocante. —Sí, madre— expreso con voz suave y agachando la cabeza para ver mis manos que descansan en mi regazo. —Recuerda el acuerdo que hicimos con los Wright…— ahora el que habla es mi padre, mientras todo mi cuerpo se tensa— No nos hagas perder esta oportunidad de oro. Ese maldito acuerdo. Aprieto mis manos en puños, mientras tiemblo de la ira, la tristeza, la decepción y la desesperación que siento en estos momentos. Hace unos días me enteré del “acuerdo” como lo llaman mis padres, pero yo lo llamo un “negocio” Ellos tranquilamente me lo dijeron, como si no fuese nada del otro mundo ¿Cómo no va a ser algo del otro mundo? Ellos…Me vendieron… Flashback… —¡Debes obedecernos, mocosa malcriada!— me grita mi madre alterada y siento una asfixiante desesperación corroerme por dentro. ¿Por qué? ¿¡Por qué me hacen esto!? —¡No puedo obedecer!— grito de vuelta sintiéndome desesperada con lágrimas en mis ojos— Por favor, mamá, papá…No me hagan esto…¡Soy su hija! ¿Cómo mis propios padres son capaces de…? Mi madre me mira con sus ojos negros centelleando en ira, mientras mi padre me mira con una espeluznante frialdad que hela mis huesos. Para mí es normal que mis padres no me quieran y que me ignoren, todo su cariño ha sido dirigido a mi hermana Kenia, pero, aún así, me duele que ellos me desprecien de esta manera tan fría sin darme siquiera un toque de su cariño. —Exactamente, Kenna— ahora el que habla es mi padre, quien habla más calmado que mi madre, pero en tono firme e inquebrantable— Porque eres nuestra hija está en tu deber salvar a nuestra familia del escándalo. —Pero, papá… —Nada de peros— gruñe molesto, mirándome con rabia— ¿Eres tan tonta que no lo entiendes? Calma, Kenna, no pierdas la calma. —Debe haber otra manera— insisto en tono suplicante, casi hincándome de rodillas para rogarles clemencia— Por favor…N-No quiero… —Ya está decidido— habla en tono cruel sin importarle las lágrimas que ahora mismo ruedan por mi rostro— Cumpliendo con las demandas de los Wright, en una semana serás llevada a su mansión principal donde serás entrenada para convertirte…En la esposa del hijo mayor del los Wright. No. —¿Entrenada, papá?— sollozo en medio de mi desesperación— ¿Es que acaso soy un perro al que hay que domesticar? No quiero ir con esa familia…Ellos…Ellos… —Sí, son despreciables— continúa mi madre y yo la miro en busca de su apoyo, pero solo recibo una mirada de completo desinterés— Pero ¿Qué podemos hacer? No podemos dejar que nuestra familia se hunda en el escándalo, debemos hacer lo que sea para mantener nuestro estilo de vida y tú serás la carta que jugaremos a nuestro favor. Mis padres Julia y Kenneth Phillips son respetadas personas de la sociedad; mi madre una socialité proveniente de una adinerada familia y mi padre un magnate hombre de negocios de la industria petrolera. Sí, así es, es mucho prestigio el que nuestro apellido trae consigo y también muchos lujos y dinero, pero, parece que nuestra torre de cristal se está cayendo a pedazos poco a poco. Hace poco mi padre se dió cuenta que el negocio iba en picada, el dinero disminuyendo y las acciones perdiendo valor. Supo mantenerlo en secreto del ojo público, pero no de nuestra familia. Era una total catástrofe que nuestra familia acostumbrada a los lujos estuviese a punto de quedar sin dinero, pero, de la nada, salió una oportunidad de “salvarnos” de la ruina total. Esa salvación…Era el matrimonio. Pero ¿Cómo pueden hacerme esto? ¿Cómo me voy a casar con un hombre que nunca he visto? ¡No quiero casarme! ¡No quiero ser utilizada para darle más dinero a mi familia. —Son nuestros principales enemigos en el mundo social y en los negocios. Son tan detestables y corrientes— expresa asqueada mi madre— Son nuevos ricos que piensan que por tener unos cuantos millones ya están a nuestro nivel y se atreven a querer casar a uno de sus engendros con una hija nuestra— se escandaliza— Quieren obtener más prestigio a través de nuestro apellido. Nada más de imaginarme esa sangre manchada ligada con la nuestra es aterrador. —Cálmate, mujer— le pide mi padre al oír las quejas de mi madre y, como siempre, ignoran mi inconsolable llanto— Es necesario para mantener nuestro estilo de vida, prometieron darnos el suficiente dinero para salvar nuestro apellido del lodo luego del día de la boda. Ellos hablan entre sí y olvidan por completo mi presencia, mientras yo sigo aterrada con la idea tan horrible que ellos tienen. Yo los observo con mi vista empañada en lágrimas y veo a las personas que me trajeron al mundo discutir sobre la boda y los beneficios que tendrán una vez me case con ese sujeto que jamás en mi vida he visto. Es increíble que las personas que deberían quererme y protegerme estén pensando en venderme, porque no es otra cosa que eso. Ellos me están vendiendo. ¿Cómo pueden hacer eso? Solo tengo 20 años, a penas los he cumplido y ¿Ahora debo casarme con un completo desconocido? No quiero, es bien conocida la rivalidad que sostienen los Phillips y los Wright, en esa familia solo me maltratarán y humillarán debido a la sangre que corre por mis venas. Ellos me odiarán y me harán las maldades más perversas que puedan existir. Tengo miedo. —¿En serio ustedes…?— pregunto interrumpiendo su acalorada discusión y aprieto mis manos en puños sintiendo mi corazón diminuto y desolado— ¿Se atreverían a vender a su propia hija? Mi madre abre su boca horrorizada por mis palabras. —¡Por supuesto que no!— exclama indignada y es entonces que albergo una pequeña gota de esperanza en mi ser. Podría ser que mi madre…—Jamás me atrevería a vender a Kenia ¿Acaso enloqueciste? ¿Qué? Mi rostro se contrae en una mueca de puro dolor, mientras siento como si me hubiesen apuñalado en el pecho, justo en el corazón. —No hablo de Kenia, mamá ¡Hablo de mí!— me señalo llorando a mares— ¡Yo también soy su hija y me están vendiendo! ¡Vendiendo por dinero! —Por Dios, Kenna, no seas tan dramática— habla mi madre irritada, mientras se cruza de brazos— Nadie pagaría tanto por ti. Estoy perdida. Mis padres están decididos a venderme, en sus ojos no veo dudas, arrepentimiento o si quiero un toque de dulzura para mi consuelo, solo veo ansias de poder, soberbia y codicia. Sabía que no me querían, en toda mi vida le han demostrado más cariño a mi hermana que a mí, pero jamás esperé que me vendieran así de fácil. —No es una venta, Kenna, eres tan tonta que ni siquiera lo entenderías— ahora habla mi padre y, con cada palabra que sale de sus labios, me lastima más, no saben cuanto desearía en este momento estar muerta— Es solo un beneficioso intercambio. Ellos no nos han dicho cuando será la boda, pero entre más pronto sea mejor. Sólo tengo 20 años… —Por lo pronto asistiremos este viernes al evento que ellos organizaron en el hotel Imperial que es propiedad de los Wright; ellos pidieron que asistiéramos sin falta— continúa hablando mi padre sin importarle lo que yo estoy sintiendo— Espero que sepas comportarte bien, no nos avergüences más… Niego con la cabeza, pero ya no digo nada, de todas formas no me escucharán así que es mejor estar en silencio, pero aún así no puedo aceptar esto ¿Cómo aceptarlo? Mis padres quieren casarme con un hombre del cual ni siquiera sé su nombre o su edad, ni siquiera sé cómo es su apariencia. Mi futuro esposo es una persona sin rostro y no sé como va a tratarme ¿Qué pasa si me pega o me grita? ¿Qué pasa si me humilla o me maltrata? No quiero, no quiero, no quiero, pero sé que es imposible huir… De los hilos del destino. Fin del Flashback… Actualidad… Por eso estoy aquí ahora, rumbo a ese dichoso hotel donde se llevará a cabo el evento. Hubiera querido que el evento se hubiese cancelado, que el mundo se hubiese acabado o que la tierra me hubiese tragado para no tener que afrontar esto. Desde está mañana mi madre me ha obligado a someterme a rigurosos tratamientos de belleza y eligió para mí un vestido dorado ostentoso e incómodo, aunque sé que no lo eligió por mí, sino para que los Wright vean lo “buena” que es la “mercancía” que están comprando. Ya me siento cansada. —Este día me he esmerado en hacerte lucir bien— habla mi madre con una clara advertencia en su rostro— No lo arruines. Observo de reojo a mi madre mirándome con esos ojos negros carentes de sentimientos. La manera en la que me mira me hace preguntarme realmente si soy su hija, porque ningún padre miraría a su hijo así con tanto desdén. —Sí, madre— vuelvo a repetir en medio de un suspiro de desgano y en ese momento escucho la suave risa de Kenia a mi lado. —Quita esa cara de estúpida, Kenna— me dice burlesca y yo ni siquiera la veo— Sí llegas así con esa cara de espanto los Wright se retractarán de inmediato. Quisiera que dijeran que no quieren comprarme. Aprieto mis labios haciéndome de oídos sordos con las burlas de mi hermana a las cuales ya estoy bastante acostumbrada. La verdad es que en mi familia soy invisible y todo porque no soy…Como Kenia. Al contrario de ella mi cabello es rizado, con rizos definidos desde la raíz a las puntas y es tan largo como el de Kenia, sólo que, al ser rizado, luce un poco más corto. Mis ojos son negros como los de mi madre y combinan bien con mi cabello azabache, aunque ese color tan oscuro hace que me vea más pálida de lo normal. Mi nariz es pequeña, pero su puente está invadido por incontables pecas que se extienden por mis mejillas y hombros, mis pobladas cejas son como la de los hombres tan oscuras y espesas, aunque intento depilarlas con regularidad y Kenia siempre se ha burlado de mí por eso. Ella parece una muñeca y yo un desastre con un bonito vestido. —Recuerden no decir nada sobre nuestra situación— nos recuerda mi padre a ambas y asentimos casi al instante, aunque yo lo hago con menos entusiasmo— Debemos evitar el escándalo, no me preocupo por ti, Kenia…—suaviza su voz al hablar con mi hermana— Pero tú, Kenna… Estoy cansada. —Tranquilo, papá— hablo sintiéndome como un cuerpo sin alma— Seré completamente invisible, ciega, sorda y muda. Él parece satisfecho con lo respuesta y eso me alivia un poco, pues sé que no me dirá nada más. Hago una pequeña mueca de incomodidad al sentir mi cabeza un poco pesada, no sé cuál fue el empeño de mi madre de adornarme como si fuese un arbolito de navidad. Los estilistas tuvieron problemas con mi cabello rizado, aunque lograron hacer un recogido bastante elegante dejando algunos rizos sueltos para darle más naturalidad, soltando también un poco el flequillo de lado. Sobre mi cabeza traigo una diadema en forma de hojas de laurel, pero siento que es demasiado ¿Por qué tienen que adornarme tanto si el vestido por sí solo es lo suficiente llamativo? Kenia no está tan adornada como yo, pero luce todavía más hermosa. Ha de ser porque ella no necesita tantos adornos para lucir hermosa ya que ella es hermosa así. Lleva un maquillaje que resalta sus ojos verdes y a puesto que sus maquilladores no tuvieron tanto problema arreglándola ya que su piel es suave y perfecta y no tiene pecas, como yo. Si fuera como ella, mi familia me amaría. —Estamos por llegar — nos avisa mi padre— Pónganse sus máscaras. Es una fiesta de máscaras. Tomo la máscara que tenía a mi lado y la veo largamente. Es un tema bastante conveniente a decir verdad, así no se darán cuenta de mi expresión de funeral. Ni siquiera ha llegado el día de la boda y ya siento que es mi funeral. Voy a conocer a las personas que me compraron, aunque no sé si allí estará el futuro novio para el cual me han comprado. Aprieto mis labios y me coloco mi máscara veneciana de color dorado sin mostrar mucho entusiasmo realmente ya que las reuniones sociales no son lo mío. Soy una completa ermitaña que la pasa sus días encerrada en su habitación haciendo cualquier cosa. Mi familia me ignora por completo y actúan como si yo no existiera, así que trato de existir lo menos posible para no llamar la atención. Así es mi vida si es que a eso se le puede llamar “vida” Los Wright… Miro a través de la ventana el monumental hotel que es uno de los más grandes y lujosos de Seattle. Este enorme monumento de cristal y luces me intimida, pues sé que ahí se encuentran las personas que me compraron y, posiblemente, también se encuentre… Mi futuro marido (dueño) Presiento que esta noche…Me encontraré con mi destino.

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