POV’S Kenna:
Ya…Estamos aquí.
Trago grueso y tiemblo levemente cuando el ascensor abre sus puertas y me deja ver la suite imperial a la que mi acompañante me ha traído. Como era de esperarse de una de las suites más lujosas de este hotel, es bastante grande y está muy bien decorado con todo de lujo que parece bañado en oro y en cristal, pero no tengo tiempo de admirarlo ya que me encuentro tan atrapada en mi nerviosismo que es difícil concentrarme.
—Adelante— me invita el hombre que se encuentra a mis espaldas— Siéntete libre de hacer lo que quieras.
Habla de manera amable y suave.
Giro un poco mi cabeza para mirarlo de reojo. Desde que él aceptó mi propuesta me guío hasta aquí, pero, en todo el trayecto en el ascensor, no me tocó, ni insinuó nada inapropiado, es más, se mantuvo en completo silencio, como si estuviese atrapado en sus pensamientos. Debe estar pensando tantas cosas y me alegra no poder leer mentes ya que quizás sus pensamientos me avergüencen.
Vuelvo a mirar de nuevo al frente y, después de vacilar un poco, decido dar un paso al frente para salir del ascensor. No saben lo nerviosa que me siento ahora, sé que es algo un poco tonto ya que fui yo la que le pedí que pasáramos la noche juntos, pero aún así es aterrador porque no sé que es lo que pasará.
Mi mirada repasa todo el lugar y descubro que es verdaderamente grande y lujoso. Los muebles que parecen terciopelo color blanco que parecen brillar bajo la luz que ilumina de manera ideal todo el lugar, esos muebles bien acomodados en la enorme sala de estar y ese ventanal magnífico que permite la vista de toda la ciudad de Seattle. No por nada este hotel es considerado uno de los mejores.
Lo raro es...¿Cómo hizo él para tener un lugar aquí?
Pensé que obtener una habitación en este hotel prestigioso era muy complicado y más cuando hay un evento en pleno apogeo abajo. Por lo que oí sólo recibe a personas muy adineradas y celebridades reconocidas a nivel mundial, pero, lo raro de todo, es que este hombre pudo encontrar fácilmente acceso hacia alguna de las habitaciones de este hotel y, peor aún, una suite imperial que es una de las más lujosas y poco accesibles, incluso tienen que tener en su poder una tarjeta especial para hacer funcionar el ascensor que trae a las personas hacia aquí. Este hombre debe tener alguna influencia o debe ser allegado a la familia Wright quienes son los dueños de este lugar.
Doy unos cuántos pasos y me detengo sin saber que hacer. Mis manos están sudando y temblando terriblemente e intento con todas mis fuerzas calmarme para que él no note mi nerviosismo. Se supone que fui yo quien le propuso esto, pero me siento muy nerviosa, porque no sé que hacer o decir ahora ¿Debería empezar de una vez o debería decir algo primero?
No lo sé…
—¿Qué pasa, hermosa dama?— escucho que habla a mis espaldas rompiendo el silencio.
Me giro sobre mis talones para enfrentarlo e intento disimular mi miedo y nerviosismo. Ahora que nos encontramos en un lugar con mejor iluminación me doy cuenta que tiene ojos azules y su cabello es castaño, en la oscuridad se veía hermoso, pero ahora en la luz se ve sublime, incluso me deja sin aliento porque es el hombre más hermoso que he visto.
¡Concéntrate, Kenna Phillips!
Me regaño mentalmente y sacudo suavemente mi cabeza para alejar todo pensamiento que la invade.
—Sólo estoy un poco asombrada— miento sintiendo como mi rostro s se enrojece y se acalora debido a los pensamientos que tuve recientemente y decido apartar mi mirada de él para que no note lo roja que está mi cara— No esperé que usted me fuese a traer a este lugar.
Señalo a mi alrededor y él parece mirarlo con algo de desinterés, como si estuviese acostumbrado a ver tal ambiente.
—¿Le gusta?— me pregunta y vuelvo a mirarlo.
¿Gustarme?
Toda mi vida he estado atrapada entre lujos y brillo, así que estos ambientes son normales para mí, pero, la verdad, no me llaman mucho la atención. No veo porqué él me hace esta pregunta, pero sería mala educación de mi parte el no responder.
—Es agradable— respondo con voz suave, mientras siento que mi corazón late con fuerza.
Es tal la fuerza que ejerce mi corazón en cada latido que temo que él lo escuche. Yo nunca he besado a nadie, no sé que hacer en estas situaciones y, aunque fui yo quien insistió, no sé que hacer para empezar o que decir para incitarlo a empezar.
—Me alegra que le guste— me dice él en tono amable y se gana una mirada de reojo de mi parte— Quería que fuese lo mejor para usted y temía que no fuese lo suficiente.
Aprieto mis labios cuando veo que se acerca a paso lento. Su rostro parece sereno, en realidad no ha cambiado mucho desde que le hice tal propuesta y él aceptó. Nunca he tenido una aventura de una noche, así que estoy un poco perdida, espero no demostrar mucho mi nerviosismo.
Hago un esfuerzo para no retroceder y él se detiene cuando nos separa solo un paso. Tengo que levantar mi rostro para poder ver el suyo y, cuando lo hago, quedó atrapada en sus ojos azules que son hechizantes.
Ambos guardamos silencio y sólo nos miramos directamente a los ojos. Sus ojos tan claros e intensos pareces escudriñar mi alma en busca de alguna respuesta. Él me mira como un enigma que quisiera descifrar.
De pronto una pequeña, pero encantadora sonrisa surca su rostro.
—Parece temerme, señorita— me dice después de analizarme un rato y siento como mi corazón da un golpeteo— Me mira como si yo fuese un depredador que se lanzará sobre usted en cualquier momento ¿Tanto miedo le doy?
Él no me da miedo, me da miedo que me duela más de la cuenta.
Quería ocultar mi nerviosismo, pero creo que fracasé de manera rotunda en mi intento por hacerme la valiente. He oído que las primeras veces duele y, si el hombre es brusco, pues el dolor es peor.
—¿Sabe algo? Es usted hermosa— escucho que vuelve a hablar dejándome boquiabierta debido a sus palabras— Capaz de encantar hasta un hombre de roca. A sus pies puede tener al hombre que desee ¿Por qué insiste en hacer esto con un completo desconocido?
Porque no tengo tiempo.
No puedo decirle algo como eso, sé que todas sus palabras las dice sólo por amabilidad así que no puedo tomármelas muy en serio.
—No ha de ser muy cierto lo que dice— me atrevo a contraatacar con una sonrisita amarga dominado mi rostro— Trato de “encantarlo” a usted y no cae en mis supuestos encantos— él permanece callado sólo mirándome, como si buscase en mis ojos la respuesta que desea— No me pregunte sobre mis razones. Tiene razón al decir que somos completos desconocidos, pero de verdad…— lo miro con firmeza y sin dudar— Deseo que mi primera experiencia sea con usted antes que…Con alguien que se pueda aprovechar de mí.
Rayos.
Muerdo mi labio nerviosamente, pues casi reveló la verdadera razón por la cual me encuentro haciendo todo esto. Casi le digo que prefiero perder mi virginidad con él que con el hombre para el cual me han comprado.
—¿Cómo sabe que no me aprovecharé de usted?— me pregunta e intenta hacer una expresión aterradora, pero eso es algo que no le sale natural— Podría retenerla a mi lado y no dejarla ir nunca ¿Eso le gustaría?
En ese momento él alza su mano y me estremezco cuando se atreve a tocar mi mejilla sonrojada con suavidad, mientras permanezco mirándolo a los ojos.
—Podría enviciarme en su mirada…— su dedo pulgar acaricia suavemente debajo de mi ojo— Volverme adicto a sus labios…— su pulgar viaja hasta mis labios donde los acaricia con suavidad— ¿Qué hará si me convierto en un animal salvaje y la marco como mía?— su mano se detiene en mi barbilla y la eleva para que yo mantenga mi mirada fija en la suya hasta que una peligrosa sonrisa se posa en sus labios— ¿Estaría usted dispuesta a pertenecerme?
Está intentando asustarme.
Lo miro directamente a los ojos, mientras siento que mi cuerpo tiembla de pies a cabeza y no es por el hecho de que sus palabras me asusten, es más, creo que eso es lo menos que hacen. Esas palabras me hacen sentir extraña de alguna manera y sé que él intenta lucir aterrador para que yo desista de mi idea, pero, mientras su boca dice cosas aterradoras, sus ojos dicen todo lo contrario. Su mirada tierna y dulce lo ha delatado.
—Si quisiera aprovecharse de mí, ya lo habría hecho ¿No le parece?— pregunta sonando segura y veo sorpresa pasar fugazmente por su rostro— Le he dado muchas oportunidades para aprovecharse de mí, siendo tan ingenua como lo soy, estoy segura que sería fácil para cualquiera aprovecharse, pero, incluso ahora, usted mantiene su distancia.
Él suelta mi barbilla con lentitud y parece perdido, como si no supiese que decir o que hacer, esa es la prueba más fidedigna de mi teoría de que él sólo deseaba asustarme, pero esas palabras sólo me hicieron sentir extraña.
—Dice que se podría convertir en un animal, pero, aunque yo lo quiero, parece buscar excusas para evitar esto, a pesar de haber aceptado mi propuesta anterior— no detengo mi hablar en ningún momento— Pudo intentar algo en el ascensor, un lugar reducido donde estábamos los dos solos y, aunque pudo lanzarse sobre mí a penas llegamos aquí, no lo hizo, así que no intente asustarme, porque sus ojos dicen toda la verdad.
Fingir que es malo cuando sus ojos emanan tanta dulzura.
Vuelve a guardar silencio como si ya no supiera que decir para convencerme. Quizás, en otras circunstancias, me hubiese muerto de la vergüenza, pero ahora es diferente; puede que más adelante me arrepienta, pero justo ahora es lo que necesito. Necesito un nube recuerdo con un hombre que me guste para poder pasar el resto de mi vida al lado de otro que ni siquiera he visto.
—¿Dice que no me temerá?— vuelve a hablar manteniendo sus ojos muy pegados a los míos— ¿Ni cuando me convierta en una bestia?
—No creo que pueda convertirse en una bestia terrible— contradigo sin dudarlo.
—¿Cómo puede estar tan segura?
Esa…Es una buena pregunta.
Siendo él un completo desconocido al cual sólo he visto hoy en esta fiesta. Quizás sea su gran atractivo el que me ha hipnotizado o fue lo agradable que fue el tiempo a su lado o, quizá, fue porque fue el primero en decirme palabras tan bonitas. Tal vez estoy siendo una idiota muy ingenua.
—Sólo lo puedo ver en sus ojos— respondo con una pequeña sonrisa sintiéndome algo extraña— Es usted una persona que expresa mucho con su mirada ¿No lo sabía?
Quizás deba irme de aquí, tal parece que no le resulto para nada atractiva a este hombre. De verdad quisiera pasar la noche con él y entregarle mi virginidad sólo a él, pero él parece no querer tomar lo que le ofrezco, ya insistí suficiente, al menos después no me quedaré con el arrepentimiento de no haber insistido. Supongo que debo aceptar de una vez por todas mi próximo matrimonio y dedicarme a ser mínimamente feliz en la infeliz vida que me espera al lado de mi futuro esposo.
Lo que me espera.
Atrapada en mis pensamientos no me doy cuenta cuando él toma mi rostro y, cuando consciente de ello, ya tengo sus labios sobre loa míos besándome con suavidad.
Abro mis ojos como platos y me quedo quieta como una estatua sin saber que hacer. Esta es la primera vez que me besan, nunca antes me habían besado, sólo había sido capaz de ver besos en las películas y uno que otro libro que llamó mi atención.
Sus labios se mueven con suavidad sobre los míos que permanecen inmóviles. No pensé que los besos se sintieran así, se siente extraño, algo suave y húmedo, también se siente el roce de los dientes de vez en cuando. No diré que se siente mal, sólo se siente extraño porque jamás había recibido un beso de nadie.
No sé que hacer, así que me mantengo quieta dejando que él me bese y cuando se separa de mis labios se mantiene muy pegado a mi rostro.
Sus ojos azules chocan con mis negros ojos y, al tenerlo tan cerca, mi rostro se tiñe de carmín. Incluso ahora luce perfecto y yo debo parecer un tomate con fiebre alta de lo roja que ha de estar mi cara.
—¿Cómo puede un hombre resistirse a usted?— me pregunta en un susurro y su mentolado choca con mi rostro— Tiene un encanto que hechiza y creo que es en sus ojos donde está mi cautiverio— mi respiración se agita ante esas palabras llenas de dulzura— Pero, debo insistir ¿Está usted segura de esto?
¿Segura?
Aprieto mis labios y lo miro fijamente a sus ojos azules que, más cerca se ven más claros y sinceros. Este hombre tiene el rostro, la elocuencia y el encanto seductor de ser todo un mujeriego que le gustan las aventuras de una noche, pero, en este caso, parece dudar demasiado si hacerlo o no. La verdad, sigo estando nerviosa y sigo teniendo mucho miedo, pero debo recordar porque hago esto. No quiero que mi primera vez sea en la primera noche de bodas que será con el hombre para el cual me han comprado.
Esa noche será horrible porque ese hombre no será tan dulce y tierno como está siendo el hombre que tengo en frente, además ¿Cuándo tendré la oportunidad de estar con un hombre tan perfecto como este?
Nunca.
Aprieto mis labios y con la cara más roja que un tomate y el corazón latiendo a velocidad luz digo aquellas palabras que sellaron mi destino aquella noche.
—Sí, estoy segura.
Él me dedica una pequeña sonrisa ante mi respuesta y se aleja un poco de mí y soltando mi rostro para tomar mis manos y dirigirlas a sus labios, dejando varios besos en ellas provocando que un calor recorra todo mi cuerpo.
—Bien, daré lo mejor de mí para que no se arrepienta esta noche— sus palabras suenan como una melodía en mi oído y el ambiente a su alrededor empieza a cambiar— Entonces, si me disculpa…
Doy un grito ahogado de la sorpresa cuando él me toma en brazos al estilo princesa y empieza a caminar conmigo en brazos. Es tanta mi sorpresa que casi caigo de bruces al suelo y, en un acto de reflejo, me abrazo de su nuca para evitar caer haciendo que él suelte una ligera risita. De inmediato el aroma fuerte de su perfume se impregna en todo mi cuerpo y se concentra en mi nariz haciendo que me sienta un poco ebria por el olor.
—Oí que es tradición que el hombre lleve a la mujer en brazos hasta el umbral del lecho de amor— escucho que habla y yo lo miro ruborizada, mientras él me dedica una sonrisa encantadora— No quisiera ser yo el que rompiese una tradición tan importante.
Creo que…Se está equivocando en algo…
Veo que él camina por el lugar como si estuviese plenamente familiarizado con él. Este lugar no es para nada pequeño, es más, es bastante grande y creo que yo me perdería muy fácil si no fuera porque este hombre me lleva en sus brazos.
Una sonrisa amarga se posa en mis labios y me abrazo aún más a su nuca.
—Esa es una tradición entre los recién casados— recuerdo, sintiendo una desagradable sensación recorrer mi cuerpo— Y creo que ese no es nuestro caso.
Él deja salir una suave carcajada que me deja un momento confundida y luego siento como deja un beso en mi frente dejándome todavía más confundida.
—¿Sabe usted que el destino obra por senderos misteriosos y desconocidos?— sus palabras me dejan aún más confundida— Nunca sabemos cuando será el inicio de una magnífica historia…— él se detiene al llegar frente a una puerta y la abre conmigo todavía en sus brazos— Quizás este sea…El inicio de nuestra historia.
Quizás sea el hermoso final de la historia de una noche.