Capítulo 7

1835 Words
POV’S Kenna: Quizás sea el hermoso final de la historia de una noche. Cuando la puerta se abre deja ver una habitación de tamaño considerable y una cama enorme con cientos de almohadas en colores blancos y dorados. La iluminación es perfecta y el enorme ventanal que también hay aquí hace que la luz de la ciudad se filtre hasta esta enorme habitación, no me puedo concentrar en nada más que en esa enorme cama. Es imposible para mí evitar tensarme al ver es cama, pues sé muy bien que es lo que pasará ahí. Esa cama será testigo de una aventura de una noche, quisiera pensar que será lo mejor, pero, no puedo evitar sentirme nerviosa y asustada. ¿Eso…Dolerá mucho? Él me deja suavemente en el suelo, mientras yo me esfuerzo por fingir tranquilidad y ocultar todo el nerviosismo que me invade de repente al oír como la puerta es cerrada a mis espaldas. Sé que fui yo quien dijo con tanta seguridad que lo deseaba, pero, aún así me es difícil calmarme. Doy un respingo cuando siento unas suaves manos posarse en mi brazo y suben en una suave caricia hacia mis hombros. —Está muy tensa…— me dice a mis espaldas y siento como todo mi cuerpo se estremece— ¿Dónde está la valiente mujer quien dijo con tanta seguridad que deseaba esto? —Ella sigue aquí…— respondo con un hilo de voz deseando creer en mis propias palabras— Es sólo que…Me sorprendió. Él hace un sonido con su boca e intento relajarme, pero mi cuerpo se vuelve una roca cuando siento que deja un beso en mi hombro desnudo. —¿Eso también la sorprendió?— me pregunta en tono burlón — No quiero que piense que la estoy obligando a esto— me estremezco cuando siento su aliento chocar contra mi piel — Nos detendremos en cualquier momento… —No quiero detenerme— interrumpo su hablar— Es…Es mi primera vez y, creo, que es normal que yo esté… —¿No le molestara mi toque…?—sus manos continúan acariciando mis brazos haciendo que mi piel se erice— ¿O mis besos? Muerdo mi labio al sentir como deja besos desde mis hombros hasta el hueco de mi cuello. Que deje besos en esa zona me hace sentir extraña, hace que un cosquilleo me recorra de pies a cabeza. No podría decir que esa sensación me desagrada, pero es extraña. —Si continuamos así llegaremos hasta el final— susurra contra mi oído y los pelillos de mi nuca se erizan— Será difícil para mí contenerme después de este punto— un pequeño jadeo se escapa de mis labios cuando siento sus dientes capturar el lóbulo de mi oreja y morder lo suavemente— Me asusta que se arrepienta luego cuando ya no sea capaz de detenerme… —Es…Sinceramente aterrador…—expreso con voz temblorosa y siento como él se detiene— Pero, por algún motivo, no quiero detenerme. Su respiración se vuelve más pausada y pesada que antes. A cada segundo que pasa esto se vuelve más real y eso hace que me sienta un poco extraña, como si un calor me consumiera de pies a cabeza, siento cosquillas extrañas en mi estómago y, aunque me sienta rara con sus besos y caricias, no puedo decir que se siente mal. Si me toca más y si me besa más ¿Cómo se sentirá? Tengo miedo, pero también siento ansias de continuar. —Entonces…—tiemblo cuando siento que sus manos posarse en el cierre de mi vestido que se encuentra en mi espalda—¿Puedo quitarle el vestido? Aprieto mis labios y trago grueso, sintiendo un tsunami intenso en mi estómago. Lentamente asiento y me tenso cuando, ágilmente, baja el cierre de mi vestido que llega al inicio de mis glúteos. En su camino de bajada roza intencionalmente sus dedos con mi piel que se estremece ante su suave tacto. Debido al diseño del vestido, tuve que no usar brassier, aunque se sintió muy extraño al principio y me negué a hacerlo, pero mi madre insistió, así que no pude hacer nada. Por acto de reflejo, abrazo el vestido desde el frente para que no se me caiga y deje al aire mis senos desnudos debido a la vergüenza que siento en este momento. Tengo entendido que para esto es normal quitarse toda la ropa, pero aún así… —No se avergüence…— mi rostro se sonroja e intento normalizar mi respiración— Pronto los dos estaremos completamente desnudos…—un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento que nuevamente empieza a dejar besos en mi cuello— Tiene que demostrarme de que de verdad quiere esto… Muerdo mi labio con fuerza. Él tiene razón, yo fui quien le dijo uno y otra vez que de verdad quería esto, ahora mismo tengo una gran vergüenza porque no creo tener un cuerpo tan bonito, además, nadie me ha visto así de desnuda jamás y eso hace que mi vergüenza sea peor, pero, aunque me avergüence, quiero seguir. Mis brazos empiezan a relajarse poco a poco y el vestido cae a mis pies dejándome solamente en bragas. Por instinto cubro mis pechos al sentir como el aire frío hace que mis pezones vuelvan completamente duros. Él me abraza por la cintura y me pega a su cuerpo, mientras sus besos continúan repartiéndose por mi cuello y soniditos salen de mis labios al sentir un intenso calor invadirme. —¿Sabía que tiene pequeñas pecas repartidas en sus hombros?— me pregunta en tono bajo y ronco y me estremezco al sentir algo húmedo y caliente trazar la misma línea de mi cuello, es su lengua— Son adorables y tentadoras. Me ruborizo hasta el punto en el que pienso que mis mejillas se derretirán. Lo bueno, es que él no puede verme ya que se encuentra a mis espaldas. —¿Cómo podrían…Ser unas pecas tentadoras?— le pregunto de manera entrecortada y muy avergonzada. Él suelta una risita baja y ronca, mientras siento que el corazón se escapará por mi boca en cualquier momento. —Hasta la más mínima hebra del cabello más fino de su cuerpo es tentadora para mí— confiesa haciendo que mis entrañas se refuerzan de una manera extraña— Déjeme verla completamente, sin restricción alguna. Bien, Kenna, esto era lo que querías… Trago grueso con la vergüenza carcomiendo mis entrañas a niveles casi insoportables. Él me gira y yo permanezco abrazando mi cuerpo para cubrir mis pechos y ni siquiera me atrevo a verlo a los ojos, pues me hace falta valor. En ese momento siento como su mano toma suavemente mi mentón y eleva mi rostro para que lo vea a los ojos. Sus ojos, antes azules claros, ahora se encuentran bastante oscurecidos y brillan en lujuria y feroz deseo. —Es usted bellísima— dice él mirándome fijamente a los ojos y eso hace que el calor en mi rostro se intensifique— Tan bellísima que me deja sin aliento y hace que se intensifiquen mis sentidos y pierda por completo el control sobre mí— sus ojos parecen brillar en medio de la oscuridad que los inunda haciendo que mi respiración se entrecorte todavía más— No sabe el esfuerzo que estoy haciendo para no abalanzarme sobre usted y tomarla como quiero… —¿Por qué se contiene?— pregunta sin siquiera pensar en la pregunta y una sonrisa traviesa se posa en sus labios. ¿Cómo puede existir un hombre tan bonito? —Porque no deseo asustarla y mucho menos lastimarla— me dice acercándose a mi rostro— Esta noche me encargaré de buscar su placer en lugar del mío, así que tengo que contenerme y hacer las cosas con lentitud— su rostro está muy cerca del mío, nuestras narices se rozan, mientras nuestros alimentos se mezclan— Espero que está noche…Sea inolvidable para ambos. Sella esas palabras con un beso que es como una danza prohibida sobre mis labios. Este es nuestro segundo beso y es un poco más intenso que el anterior al cual ni siquiera respondí por estar demasiado sorprendida para hacerlo. Aún no sé cómo besar, pero debería aunque sea intentarlo ¿Verdad? Poco a poco y con la vergüenza todavía en mi sistema, empiezo a mover mis labios con torpeza sin saber si lo estoy haciendo bien o mal. Siento su lengua tocar mis labios, como si quisiera entrar a mi boca, pero no la dejo tan fácilmente. Estando distraída con este beso, no me doy cuenta cuando él toma los brazos que rodeaban mi propio cuerpo y suavemente hace dejen de cubrirme y los coloca alrededor de su nuca para que yo pueda abrazarlo y él abrazarme por la cintura. Abro mis ojos de manera gigantesca, cuando siento sus manos en miss muslos y él me eleva para que rodee con mis piernas su cintura. Esta acción me toma tan de sorpresa que jadeo sorprendida y él aprovecha esa oportunidad para meter su lengua en mi boca haciendo que le beso suba en intensidad. Su suave lengua acaricia la mía y, aunque antes veía con asco este tipo de besos debido a lo asqueroso del asunto, ahora mismo este beso me hace sentir mareada, con si estuviese bajo los efectos de algún narcótico. Siento que él me acuesta sobre una superficie suave, pero no se aparta de mí y se posiciona encima de mí cuerpo sin separarse de mí. No sabía que los besos podrían ser tan intensos que no te dejarían respirar, no sabía que sentir el calor de otra persona haría que el tuyo se incrementara y no sabía que esto podría ser tan intenso. Es sólo un beso, pero… Él por fin de apiada de mí y me deja respirar, pero no sin antes acariciar mis labios con su lengua para retirar cualquier residuo de saliva que haya quedado. Jadeante y más roja que un tomate lo miro relamer sus labios como si hubiese probado un verdadero manjar y me mira como un famélico mira a un verdadero festín ¿Por qué me siento como un conejo delante de un hambriento lobo feroz? Él se incorpora dejándome a mí acostada en la cama y, desde mi posición, lo miro quitándose su saco y su chaleco con rapidez y deshaciéndose del nudo de su corbata. No sé porqué, pero esa imagen parece muy erótica a mi parecer y hace que haya un raro latido en la parte inferior de mi cuerpo que hormiguea y se siente débil. —Para que deje de un lado la vergüenza…— empieza a hablar tirando la corbata en cualquier lugar de la habitación y desabotonándose su camisa blanca clásica, pero, aunque hace todo esto, sus ojos hambrientos no se apartan de mí— Estaremos en igualdad de condiciones. Será una noche increíblemente larga ¿No le parece? Me parece...Que sufriré de un paro cardíaco en cualquier momento.
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