POV’S Kenna:
...Kenia…
La miro sin emanar alguna emoción, ni miedo, ni nerviosismo ni nada por ese estilo. Mi relación con Kenia es bastante seca y distante, ella es tan parecida a nuestros padres y yo soy tan diferentes a ello. Soy como el patito feo de esta historia y, aunque duela, debo aceptarlo.
—Hermana…—hablo con voz suave— Pensé que estabas durmiendo.
En efecto…Eso debería estar haciendo.
Mis ojos la recorren a ella de arriba abajo y, entre más la miro, más me doy cuenta de que ella no está precisamente preparada para dormir. Ahora mismo lleva un vestido corto de lentejuelas plateadas y brillantes, además también lleva unos tacones bastante altos y está bastante maquillada. No tiene para nada la apariencia de estar a punto de ir a dormir.
Para la fiesta en el hotel de los Wright, Kenia iba vestida de manera casi angelical, se veía preciosa, ahora luce un poco más atrevida aunque sigue luciendo igual de hermosa.
—Yo pensé que estabas encerrada en tu habitación— me dice con una sonrisa arrogante y burlona en su rostro— Pero, por tu apariencia, parece que acabas de llegar a casa— camina hacia mí, mientras me mira fijamente— Por tu apariencia parece que tuviste un encuentro ardiente y pasional con un hombre, pero eso es imposible— se ríe y yo aprieto mis labios— ¿Qué hombre te notaría? Eso es verdaderamente imposible, entonces dime…— se acerca con una sonrisa malvada— ¿Quién te asaltó?
Si ella supiera la verdad…
Es la primera vez en mi vida que sus palabras no me hieren, pues tengo un secreto que, extrañamente, me llena de satisfacción. No es algo de lo que debería sentirme orgullosa, pero el recuerdo de la primera vez que alguien me trató bien, me seguirá por siempre. Ese será mi consuelo.
—Es un mal chiste, hermana— le digo sin inmutarme por sus burlas— Tú tampoco parece que vayas a dormir pronto ¿A dónde vas?
—No debería decirte, porque es algo que no de tu incumbencia, rata— escupe rodando sus ojos— Pero, para que veas que soy una hermana excelente, entonces te lo diré— Kenia es más alta que yo y con esos tacones, pues se hace ver más alta, así que tengo que alzar mi mirada para poder verla a la cara— Mis amigos me invitaron a un club, bailaremos toda la noche y disfrutaremos nuestra juventud…
—¿A esta hora?— le pregunto extrañada ya que debe ser muy tarde ya.
Ella se ríe en medio de un bufido, como si me estuviese tomando por una tonta. No entiendo porqué quiere salir de fiesta si hace poco hubo una fiesta a la cual tuvimos que asistir ¿Acaso no se cansa?
—Sí, a esta hora ¿Algún problema con ello?— me pregunta con ironía y me mira desde su altura como si yo fuese algo insignificante.
La verdad estoy acostumbrada a esa mirada.
—Acabamos de llegar de una fiesta…—explico encogiéndome de brazos— Pensé que estarías cansada…
Su risa burlesca interrumpe mi hablar y me hace verla confundida ¿Acaso dije algo gracioso sin darme cuenta?
—Eso no lo llamaría “fiesta”— habla en tono aburrido haciendo énfasis en la palabra “fiesta”— Con todos esos vejestorios estaba de más de aburrida. Esa vieja bruja de los Wright se cree tan elegante y distinguida sólo porque es una nueva rica— bufa mientras rueda sus ojos— Se cree mejor que todo el mundo por tener ideas tan anticuadas, mira que comprar una novia para su hijo…
Se ríe burlándose de mí y yo aprieto con fuerza mis manos para tratar de contener lo que sus palabras ocasionan en mí ¿Por qué tiene que recordarme tal desgracia? Desea recordarme que mis propios padres, las personas que se supone deben quererme fueron las que me vendieron. Eso duele y es mi propia hermana la que me está hiriendo.
—¿Sabes de que me enteré en la fiesta, hermanita?— habla con diversión inclinándose hacia mí como si quisiera contarme un secreto— Me enteré de algo muy divertido sobre tu futuro esposo— mi cuerpo entero se tensa al oír lo que dice e intento contener las lágrimas ante el malestar que me producen sus palabras— Estuvieron hablando de que el hijo mayor de la familia Wright es un tipo horrible— suelta una risita molesta e irritante— Que ni siquiera la palabra “feo” le hace honor a horrible que es, es por ello que los Wright no lo muestran en público porque es tan horripilante que no es acto para ser presentado ante la sociedad— se acerca a mi oído y susurra con malicia— escuché que lo apodan “Monstruo” ¿Qué te parece, querida Kenna?
Sinceramente a mí la apariencia es lo que menos me importa, lo que no me gusta y me asusta más que nada es que me voy a casar con un completo desconocido que me compró y no podré librarme de él aunque eso es lo quiero. Tengo miedo de que me maltrate, de que sea un animal y me humille a su voluntad.
—¿Qué pasa, hermana?— se aleja de mí oído y me mira con una sonrisa ladeada en sus labios color carmín— ¿Te comió la lengua el miedo?— se termina de alejar de mí y yo hago un esfuerzo monumental en contener las lágrimas que ahora mismo se aglomeran en mis ojos— Claro, es sólo un rumor, pero ¿Por qué le comprarían una esposa a ese hombre si no fuera cierto que es un total adefesio?— se ríe y yo muerdo con fuerza mis labios— Te felicito, hermana, encontraste un partidazo que, podrá ser muy feo, pero que tiene millones en la cuenta bancaria…
—¿Qué hay de los sentimientos?— le pregunto interrumpiendo su incesante cacareo— A nadie de esta familia le importa lo que yo quiero. Están todos dispuestos a venderme sin saber que será de mí en un futuro…
—¿Sentimientos?— pregunta con ironía, mientras se cruza de brazos— ¿Acaso con los sentimientos podemos comprar ropa? ¿Joyas? ¿Propiedades? ¡Que tonta eres, Kenna!— exclama y yo me estremezco— Los “sentimientos”…— hace comillas con sus dedos— No nos servirán para mantener nuestro nivel de vida y mucho menos servirán para salvarnos de la ruina— ella niega con la cabeza— La sangre de esos infelices Wright, bien sea que hayan venido de un charco o de alguna pocilga, se mezclará con la nuestra gracias a ti porque ellos así quisieron— ella me mira con dureza y, aunque debería este acostumbrada a esa mirada, se siente horrible— Ese es el precio para mantener todo lo que tenemos, porque, aunque sean de origen dudoso, nuestra familia será salvada porque ellos se interesaron en ti…
—Piensas que el dinero es más importante que los sentimientos. Que superficial eres— hablo negando con la cabeza— Pero el dinero desaparece, eso es lo que estamos viviendo ahora, el dinero está desapareciendo gracias a que los hemos despilfarrado en cosas sin valor, en cambio, si el amor es verdadero, jamás desaparecerá…
—El amor se puede comprar— asegura ella con una sonrisa— Y si no se compra, pues se obtiene la compañía. Ya ves, los Wright te compraron a ti y ahora tu te casarás con el mayor de los Wright en una hermosa ceremonia— se ríe de nuevo y siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral— En poco tiempo serás la esposa… Del “monstruo”
Ella pasa a mi lado riéndose y yo me quedo echa piedra en el mismo lugar en el cual ella me dejó. Eso es lo que temo, ser la esposa de un “monstruo” y no precisamente porque la persona sea fea (estéticamente hablando) ya que la belleza tiene muchas maneras de ser; lo que de verdad temo es que la personalidad de esa persona sea verdaderamente monstruosa.
Tengo que aceptarlo.
Lleno mis pulmones de aire para reunir el valor y no caer en la desesperación que me provoca caer. Reanudo mis pasos hacia mi habitación que no se encuentra tan lejos de las escaleras. El enorme pasillo con cientos de cuadros de diferentes tamaños me recibe, pero no les presto atención ya que es una vista a la cual ya estoy muy acostumbrada. Sólo quiero descansar y olvidarme de todo, menos del momento el cual viví con aquel hombre que de verdad sentí que me apreciaba.
Pensé que mi primera vez sería un poco más romántica, ya saben, lo que sueñan todas las chiquillas, pero, aunque no fue romántica, puedo decir que estuvo bien. Ese hombre fue muy amable, así que no tengo nada de que quejarme. Dejó en mí un hermoso recuerdo que llevaré en mi mente toda mi vida. No sé como será mi primera noche con ese sujeto que será mi marido, pero tengo la satisfacción de que él no será el primero.
Ya soy una mercancía defectuosa ¿No?
Llego a la puerta de mi habitación y no dudo en abrirla, pero, al hacerlo, una sombra en mi habitación me asusta a grandes magnitudes hasta que se enciende la luz y puedo ver de quién se trata.
—Madre…—digo sintiéndome momentáneamente sorprendida por la presencia de mi madre en mi habitación.
Ella se encuentra sentada elegantemente con sus piernas cruzadas en mi cama y sus ojos tan negros como los míos me evalúan de arriba abajo, mientras arquea una de sus perfectas y delgadas cejas.
—Kenna, no había notado que no habías llegado a casa— me dice ella en tono frío y siento una punzada en mi pecho— Igor, el chófer, me informó que iría buscarte al hotel porque así se lo pediste — ella se levanta y camina con lentitud hacia mí— Pensé que te habías regresado antes a casa ya que odias todo lo que tiene que tiene que ver con la alta sociedad— una expresión de desagrado la inunda al analizar mejor mis fachas— ¿Dónde estuviste? Estás horrenda, hecha un verdadero desastre.
Lo que me faltaba.
De verdad me siento muy cansada, solo quiero bañarme y dormir, quiero quitarme este vestido tan incómodo y también quiero liberar mi melena salvaje, pero ahora debo enfrentarme a mi madre. Siendo sincera, si le dijera a mi mamá que estaba con un hombre ella pagaría el grito al cielo porque se ha dañado la mercancía que ellos iban a vender, pero no tengo ánimos de decirle nada.
Apuesto que le digo cualquier cosa y le tomaría poco interés a cualquier cosa que diga…
—Bueno, no importa — habla restándole importancia y quedo boquiabierta ante ello, pues ni siquiera me dejó dar una explicación. No le importa— Da igual, a lo mejor estuviste escondiéndote toda la fiesta, eso es lo que te gusta hacer ¿No? — hace ademanes con las manos y siento un dolor muy fuerte punzar en mi pecho— No te diste cuenta ni cuando terminó la fiesta, si que eres torpe, Kenna…
—Mamá — la interrumpo, sintiendo como mis ojos me pican debido a las lágrimas que en ellos se aglomeran deseando salir— ¿En serio no te importa saber dónde estuve?
Nada de mí le importa.
Una madre que tuviese el mínimo de atención para con sus hijos no descansaría hasta saber dónde estuvo su hijo o con quien, pero mi madre es completamente diferente. A ella sólo le importan las apariencias y sus lujos interminables, nada más que eso
Mi madre se enoje de hombros y hace una expresión de desinterés.
—Posiblemente estuviste por ahí haciendo las cosas raras que te gustan hacer— explica con tranquilidad y cada palabra que sale de su boca me sorprende más y más— Claro, si fueras más bonita y un poco más atrevida pensaría que estuviste con un hombre, pero ¿Qué hombre querría tener algo que ver con alguien que piensa en cosas tan raras como tú?— dice con una expresión de desagrado y me mira con su boca torcida— No, querida, no hay hombre que quiera a una chiquilla con la mente llena de disparates y cucarachas como tú. Así que aterriza.
Para ser mi madre…Es muy cruel.
No debería sorprenderme, ya debería estar acostumbrada a sus constantes desplantes de mi madre y sus palabras crueles que me hieren. Cómo dije antes, me siento tan fuera de lugar en medio de mi familia, es como estar en el océano y ellos sean peces de agua salada, pero yo soy un pez de agua dulce. Ella siempre me ha criticado por mis ideas, mis pensamientos y mi manera de ser, quiere que sea tan superficial como Kenia, pero no soy así. Yo…
“Tiene ideas hermosas, señorita.”
En ese momento llegan las palabras de ese hombre desconocido a mi mente. Claro, fue el primero en decirme eso, fue el primero en comparar mis ojos con el cielo nocturno y fue el primero que me entendió. Me llamó hermosa y me trató como una verdadera mujer. No, no me arrepiento de nada, pues quise darle algo valioso para mí y, a cambio, él me regaló una hermosa experiencia.
—Dime, mamá ¿Por qué me esperabas en mi habitación?— le pregunto, pues de verdad me siento cansada y no quiero seguirle dando vueltas al asunto.
Jamás podré cambiar la manera en la que mi madre piensa y tampoco podré cambiar el concepto que ella tiene de mí. Si fue capaz de venderme ¿Qué más esperaría de ella?
Una sonrisa se extiende por su rostro dándome a entender que lo que me tiene que decir no me gustará para nada.
—Estuve hablando con Elize Wright en la fiesta— mi cuero cabelludo pica al oírla hablar con tanta tranquilidad de esa señora— Es tan arrogante e insoportable que parece no avergonzarse de ligar su sangre sucia con nuestra sangre azul…
—Mamá, sangre es sangre, no hay ninguna sangre sucia— le aclaro harta de oír lo mismo una y otra vez— La sangre que corre por sus venas es igual de roja que la nuestra, si nosotros tuviéramos la “sangre azul”, entonces los normales serían ellos…No nosotros.
Ella me mira con su ceño fruncido y resopla de la misma manera en la que resopló hace poco Kenia conmigo. Ellas dos son muy parecidas, en cambio yo no parezco de la tierra o, por lo menos, no de su planeta.
—Tú y tus tontas ideas de igualdad, ellos no son iguales a nosotros— aclara pareciendo ofendida— Nosotros tenemos el prestigio que a ellos les falta y...
—Ellos tienen el dinero que tanta falta nos hace ¿No es así, mamá?— le pregunto con amargura y tristeza.
—Exacto— responde ella y yo muerdo con fuerza mis labios— Y ahí es donde entras tú, querida— me señala y sigo sin poder creer que ellos estén dispuestos a vender a una de sus hijas tan fácilmente— Hablé con Elize y me dijo que quiere que la boda sea lo más rápido posible, así que la semana entrante tendrás que irte a vivir con los Wright, ya que esa estúpida mujer quiere educarte o algo así…Que anticuada es.
Así que la semana entrante ¿Eh?
En ese momento mi madre me toma bruscamente del mentón y me hace verla a los ojos, mientras su agarre me lastima, aunque no me quejo y solo la miro directamente a sus ojos negros carentes de cariño.
—Escúcheme bien, niñita— zarandea mi cara y, aunque me duele, no sé lo demuestro— Haz lo que sea necesario, pero esto no lo arruines porque te va a ir muy mal— me amenaza y siento como sus uñas se clavan en mi piel— Eres torpe, fea y estúpida, pero espero que puedas entender que, si arruinas esta oportunidad, todo se acabó para ti, querida.
Mis ojos se llenan de lágrimas y miro a mi madre con rencor y dolor, mucho dolor. Creo que me duele más mi corazón que mi mentón magullado que seguramente tendrá marcas mañana, pero eso no me importa. Nada me importa. Me siento muerta en vida.
—Tranquila, mamá — hablo lo más claro que ella me permite hablar ya que su agarre es muy fuerte— Cumpliré con mi destino y cerraré este negocio para que, arruinando mi vida, ustedes consigan su felicidad y su ansiado dinero ¿Complacida?
Ella me mira con una ceja arqueada como si dudase de mi palabra, pero me suelta brusca haciendo que mi quijada me duela, pero lo disimulo lo mejor posible.
—Eso espero, Kenna— habla ella— Entre más rápido sea la boda mejor, así tendremos el dinero en nuestras manos muy pronto— su voz se llena de avaricia y trago grueso queriendo tragarme el nudo que se aloja en mi garganta— Complace en todo a los Wright ¿Quieres? Para que estén tan contentos contigo que no duden en casarte de prisa con ese hombre…
—Mamá…—la interrumpo de nuevo, pues siento que no lo aguanto más— De verdad ya lo entendí ¿Me puedes dejar sola ahora? Quiero descansar.
Mi madre me mira largamente y yo hago lo mismo. Antes buscaba con desesperación en su mirada un poco de cariño, pero ahora sé que jamás encontraré algo semejante. Sólo puedo aceptar mi destino y resignarme a la infelicidad que me espera gracias a la avaricia de mis padres.
—Bien— accede y pasa a mi lado para poder llegar a la puerta, pero, antes de salir, la escucho hablar— Por tu bien espero que no me estés mintiendo y que de verdad entiendas la magnitud de todo esto, Kenna— su tono de voz es serio y amenazador— Espero que descanses, querida.
Ni siquiera me giro al escuchar la puerta se abierta y luego cerrada para estar sola y atrapada en el rotundo silencio que me rodea.
Dejo salir el aire que no sabía que tenía retenido en mis pulmones y alzo la mirada cuando las primeras lágrimas se escapan de mis ojos. Sigue siendo difícil, aunque finja que no me duele, sí me duele y muchísimo. Me siento tan miserable y tan usada, soy como un trozo de carne que están vendiendo y lo peor de todo es que no puedo hacer nada.
Estoy…Atrapada.